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Foto del escritorPs. Kike Escobar

Abriendo puertas al Rey de Gloria

Salmo 24:1-10


“La tierra es del Señor y todo lo que hay en ella; el mundo y todos sus habitantes le pertenecen. Pues él echó los cimientos de la tierra sobre los mares y los estableció sobre las profundidades de los océanos.


¿Quién puede subir al monte del Señor? ¿Quién puede estar en su lugar santo? Sólo los de manos limpias y corazón puro, que no rinden culto a ídolos y nunca dicen mentiras. Ellos recibirán la bendición del Señor y tendrán una relación correcta con Dios su salvador. Gente así puede buscarte y adorar en tu presencia, oh Dios de Jacob. Selah (interludio)


¡Ábranse, portones antiguos! Ábranse, puertas antiguas, y dejen que entre el Rey de gloria. ¿Quién es el Rey de gloria? El Señor, fuerte y poderoso; el Señor, invencible en batalla. ¡Ábranse, portones antiguos! Ábranse, puertas antiguas, y dejen que entre el Rey de gloria. ¿Quién es el Rey de gloria? El Señor de los Ejércitos Celestiales, él es el Rey de gloria”. Selah (Interludio)


Este salmo, a menudo cantado con música, probablemente era utilizado en la adoración colectiva. Pudo haber sido representado muchas veces en el templo. a tradición dice que este salmo se cantaba el primer día de cada semana en los cultos del templo. La gente que permanecía afuera pediría que las puertas del templo se abrieran para permitir que el Rey de Gloria entrara. Desde adentro, los sacerdotes u otro grupo preguntaría: ¿Quién es el Rey de Gloria? Afuera, el pueblo respondería al unísono con una proclamación de su gran poder y fuerza: “El Señor el fuerte y valiente, el Señor el poderoso en batalla”. Este intercambio después se repetía, y las puertas del templo se abrían de par en par, simbolizando el deseo del pueblo de tener la presencia de Dios entre ellos, era un acto profético. Todo esto habría sido una lección importante para los niños que pudieron haber participado en la celebración.


No fue suficiente para David el decir que toda la tierra le pertenecía al Señor; añadió que toda su plenitud le pertenecía a “Él”. Es difícil el pensar en una declaración más extensa del señorío de Dios. “La plenitud” de la tierra pudiera dar por entendido sus cosechas, su riqueza, su vida, o su adoración; en todos estos sentidos el Dios Altísimo es Poseedor de todo. La tierra está llena de Dios; la hizo plena y la mantiene plena.


Hay un sentido en la cual el “mundo” le pertenece a satanás. Satanás es llamado el dios de este siglo (2 Corintios 4:4), y cuando tentó a Jesús en el desierto con la promesa de darle los reinos de este mundo, Jesús no cuestionó la habilidad de satanás de hacerlo así. Pero satanás puede únicamente hacer algo si Dios lo permite, así que el señorío definitivo de Dios es verdad.


“El mundo, y los que en él habitan”: El señorío de Dios de la tierra se extiende hacia las personas que viven en ella. A través de los derechos de la creación y continuación de la preservación, Dios tiene un derecho sobre cada persona que ha vivido y existe. Estimado amig@, le pertenecemos a Dios y Él tiene el control de todo. El sigue sentado en Su trono gobernando la tierra.


¿Quién subirá al monte del Señor? A la luz del señorío soberano De Dios sobre la tierra y todo lo que en ella habita, David se preguntaba exactamente quien tiene el derecho de estar delante de Dios. Esto no se trataba de escalar montañas o de tener la habilidad de ascender colinas, sino del derecho de estar delante de Dios. ¿Y quién estará en su lugar santo? David aquí clarifica su pregunta anterior. David preguntó, “¿Quién tiene el derecho de estar delante de Dios en Su santo templo, en el lugar santo?”


Esta es una pregunta que a menudo le preocupaba más a la humanidad de lo que se preocupa hoy en día. Hubo un tiempo cuando cada hombre y mujer de manera genuina se preguntaban qué era requerido para que ellos estuvieran bien con Dios. Hoy, la pregunta que más se hace es algo como, “¿Cómo puedo ser feliz?”, La felicidad personal es importante; pero es mucho más importante el estar en una relación correcta con nuestro Creador y Proveedor. David no solamente hizo una pregunta importante, sino la pregunta más importante.


“El limpio de manos y puro de corazón”: Esto habla de un hombre o mujer que es puro tanto en sus acciones (manos) como en sus intensiones (corazón). Este es el que puede subir al monte de Dios y estar en Su lugar santo. Las manos limpias son importantes para una buena higiene, pero esto habla más que el solo lavarse con agua. Poncio Pilato se lavó las manos, pero no estaban limpias. Pero las “manos limpias” no sería suficiente, a menos que estuvieran conectados con un “corazón puro”. La verdadera religión es obra del corazón.


“Nuestro Señor Jesucristo asciende al monte del Señor porque sus manos estaban limpias y su corazón era puro, y si nosotros, por fe en él, somos conformados a su imagen, entonces lo podemos hacer también”.


“El que no ha elevado su alma a cosas vanas”: Aquel que es aceptado por Dios también rechaza la idolatría en sus acciones, pero especialmente en su alma.


“Ellos recibirán la bendición de Dios”. Dios conoce y cuida el comportamiento moral de los hombres y mujeres. Él recompensa a aquellos que le honran con sus vidas. Esta bendición podría ser entendida en ocasiones en las recompensas que Dios concede a los obedientes; en otras ocasiones puede ser entendida como el resultado natural de vivir de acuerdo con el sabio orden de Dios.


“Y entrará el Rey de gloria”: La idea es clara; se asume que cuando Dios es bienvenido, con puertas abiertas, Él estará complacido en entrar. El Rey de gloria se encontrará con el hombre cuando se acerca ante él de la manera correcta, y las puertas son abiertas para Él. La idea es que las puertas o portones pueden ser abiertos para Dios y cuando nos acercamos a Él, Él se acerca a nosotros (Santiago 4:8).


Apocalipsis 3:20; “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo”. Jesús prometió, abre la puerta, y yo entraré. Ya que la Iglesia es el templo de Cristo; y cada alma fiel es una puerta para que pueda entrar, esta idea es presentada como un ruego de parte de Jesús para con Su pueblo. Seguramente que, ya que hubieron puertas y portones que necesitaban ser abiertos antes de que Cristo pudiera entrar al cielo, las puertas y portones deben ser abiertos para recibirle también en nuestro corazón.


Cuando Jesús entró en Jerusalén en la Entrada Triunfal, Mateo nos dice que la ciudad preguntó, “¿Quién es éste?” (Mateo 21:10). Si ellos hubieran sabido quien era, la respuesta hubiera sido, “el Señor de los ejércitos, El es el Rey de la gloria”. Bajo el mandato de quien están todas las huestes del cielo y la tierra, ángeles y hombres, y todas las demás criaturas. De hecho, el concepto subyacente de dicho nombre es la del universo siendo ordenado en su plenitud, un cosmos obediente a Su voz.


Debemos de tener al Rey de Gloria dentro de nosotros. El no tenerle dentro, aunque Él este sentado en Su Trono, no será de provecho.

Dios los guarde y los proteja siempre.


Pastor Kike Escobar (WMF)

Fundación ONG

Unidad Internacional de Oración (UIO)

Restoration Church UK



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