Exhortaciones a buscar la sabiduría
Advertencia contra el engaño
Proverbios 1:8-19
“Hijo mío, escucha las correcciones de tu padre y no abandones las enseñanzas de tu madre. Adornarán tu cabeza como una diadema; adornarán tu cuello como un collar.
Hijo mío, si los pecadores quieren engañarte, no vayas con ellos. Estos te dirán: ¡Ven con nosotros! Acechemos a algún inocente y démonos el gusto de matar a algún incauto; traguémonos a alguien vivo, como se traga el sepulcro a la gente; devorémoslo entero, como devora la fosa a los muertos. Obtendremos toda clase de riquezas; con el botín llenaremos nuestras casas. Comparte tu suerte con nosotros, y compartiremos contigo lo que obtengamos.
¡Pero no te dejes llevar por ellos, hijo mío! ¡Apártate de sus senderos! Pues corren presurosos a hacer lo malo; ¡tienen prisa por derramar sangre! De nada sirve tender la red a la vista de todos los pájaros, pero aquellos acechan su propia vida y acabarán por destruirse a sí mismos. Así terminan los que van tras ganancias mal habidas; por estas perderán la vida”.
Este parte del Proverbio 1, es una escena cálida y apropiada para hablar a los hijos, tanto físicos como espirituales. Un padre le habla a su hijo, animándolo a recibir la sabiduría de sus padres. A menudo es la naturaleza de los jóvenes ser lentos para recibir la sabiduría de su generación anterior. Debido a que tanto el padre como la madre son mencionados, sabemos que la enseñanza de la sabiduría de los niños es responsabilidad de ambos padres.
La mención de un hijo nos recuerda otra tragedia o ironía con respecto a la vida de Salomón. El hombre que tenía 700 esposas y 300 concubinas dejó un registro de un solo hijo, Roboam, y él era un necio. La mención de las instrucciones muestra que Salomón entendió que los niños no deben ser enseñados solo o incluso principalmente a través del castigo corporal (como azotes). Los niños son considerados capaces de pensar, aprender y obedecer más allá de la sumisión ciega. La idea es que la instrucción y la ley dadas de padres a hijos adornarán la vida de sus hijos, si la recibieren. Como una corona en tu cabeza o cadenas alrededor del cuello, tal sabiduría será una recompensa para una generación más joven.
Nuestras acciones hablan más fuerte que nuestras palabras. Esto es especialmente cierto en casa. Los niños aprenden valores, moral y prioridades al observar todos los días cómo actúan y reaccionan sus padres. Si estos muestran una profunda reverencia y dependencia en Dios, los niños captarán esas actitudes. Permítales que vean su reverencia por Dios. Enséñeles a vivir con rectitud al darle a la adoración un lugar importante en su familia y al leer la Biblia juntos.
Salomón primero le advirtió a su hijo sobre el peligro de una mala compañía. Las acciones de algunas personas claramente revelan que son pecadores, más que en el sentido general en el que todos somos pecadores. Estos son aquellos a quienes los jóvenes deben resistir sus invitaciones y evitarlos, “de estos debemos huir o evitar”, dice el Apóstol Pablo.
Significativamente, esta primera instrucción y advertencia en el libro de Proverbios habla de la compañía que mantenemos y las amistades que hacemos. Hay pocas fuerzas e influencias más poderosas en nuestra vida que las amistades que elegimos. Se ha dicho, muéstrame tus amigos y te dire quien eres. Habla de la gran necesidad de que el pueblo de Dios sea más cuidadoso y sabio en su elección de amigos.
“Porque en vano se tenderá la red ante los ojos de toda ave”: El pájaro no ve ninguna conexión entre la red y lo que está esparcido sobre ella; él solo ve comida que es gratis para tomar. En el proceso, queda atrapado y asesinado. De la misma manera, los pecadores no puede ver la conexión entre sus actos y el destino que los atrapa. Trágicamente, la compañía de pecadores que rodeaba a Salomón, en la forma de sus esposas dadas a la idolatría, se convirtió en una trampa en la que él mismo fue atrapado.
El pecado atrae porque ofrece una vía rápida hacia la prosperidad y nos hace sentir como si fuéramos uno de la multitud. Cuando nos dejamos llevar por los demás y nos negamos a escuchar la verdad, nuestros apetitos se vuelven en amos y haremos cualquier cosa para satisfacerlos. Pero el pecado, si bien es atractivo, es mortal. Debemos aprender a elegir, no en base a una apariencia deslumbrante o de un placer a corto plazo, sino de acuerdo a los efectos a largo plazo. A veces esto significa evitar a quienes quieren incitarnos a realizar actividades que sabemos que son malas. No podemos ser amigos del pecado sin esperar que se afecte nuestra vida.
Darse a la codicia es una de las trampas seguras de Satanás. Comienza cuando planta la sugerencia de que no podemos vivir sin cierta posesión o más dinero. Luego ese deseo aviva su propio fuego hasta convertirse en una obsesión que lo consume todo. Pídale a Dios sabiduría para reconocer cualquier deseo codicioso antes de que lo destruya. Dios le ayudará a superarlo.
Dios los guarde y los proteja siempre.
Pastor Kike Escobar (WMF)
Fundación ONG
Unidad Internacional de Oración (UIO)
Restoration Church UK
www.kikeescobar.com
Comments