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Foto del escritorPs. Kike Escobar

Animando a otros

1 Tesalonicenses 5:11


“Por eso, anímense unos a otros y fortalézcanse en la fe, así como lo están haciendo ahora”.


A medida que usted se acerca al final de una larga carrera le duelen los pies, su garganta le arde y todo su cuerpo clama para que se detenga. Este es el momento cuando el aliento de amigos y admiradores es más apreciado. Su estímulo le ayuda a sobreponerse al dolor para cruzar la meta. De igual manera, los cristianos deben animarse mutuamente. Una palabra de aliento dada en el momento oportuno puede establecer la diferencia entre terminar bien y quedarse en el camino. Mire a su alrededor. Sea sensible a las necesidades de otros y pronuncie palabras de apoyo y acciones apropiadas.


El versículo 11, con el que termina esta porción de la Palabra, guarda gran semejanza con 1 Tesalonicense 4:18, final de la otra porción. El verbo griego parakaléite es el mismo, y está en la misma forma, y tiene el mismo sentido de aliento, ánimo y consuelo. La palabra animar sencillamente significa “impulsar hacia adelante”. Cada uno de nosotros debería tener alguien en quien creer, a quien estar impulsando hacia adelante, a quien estar ayudando, a quien estar animando.


El apóstol Pablo añade: “como ya lo venís haciendo”. Pablo siempre está deseoso de dar crédito cuando el crédito es merecido. Como buen psicólogo, según el instinto espiritual que el Señor da a quienes le sirven fielmente, el apóstol sabía que reconocer lo bueno de una persona es el mejor estímulo para que dicha persona se comporte cada vez mejor, a fin de corresponder al crédito que se le concede. De modo parecido, cuando una persona recibe solamente reproches, tiende a desanimarse y aun a comportarse de la forma en que se le considera. “Hay ocasiones en que para alcanzar mayor crecimiento espiritual en la congregación, el pastor no tiene que reprender a los hermanos, sino reconocer lo que ellos han logrado en el Señor”.


Un sencillo elogio, una palabra de aliento, puede dar a una persona la confianza que necesita para dar ese paso de fe. Podemos sacar lo mejor de las personas o podemos sacar lo peor.


Ser un edificador o motivador de personas significa que regularmente encuentras maneras de invertir y sacar lo mejor de los demás. Damos sin pedir nada a cambio. Ofrecemos consejos, les hablamos de fe, edificamos su confianza y los desafiamos a subir cada vez más alto.


He descubierto que la mayoría de las personas lo que necesitan es un impulso. Lo que necesitan es un poco de empuje, de ánimo, de aliento, para convertirse en aquello para lo cual Dios los ha diseñado.


Ninguno de nosotros alcanzaremos nuestro máximo de potencial solos. Necesitamos los unos de los otros. Podemos inclinar la balanza para que otras personas alcancen sus propósitos de vida. Podemos ser quienes avivemos las semillas de grandeza en otros. La mayoría de las personas lo que necesitan es un impulso, una palabra de ánimo para seguir adelante y llegar a la meta.


Si queremos la continuada bendición de Dios en nuestras vidas, no podemos ser egoístas. Debemos ayudar y motivar a otros. No podemos dejar terminar el día sin animar, enseñar y ayudar a otros encontrar su felicidad y su gozo. Amén.


Dios los guarde y los proteja siempre.


Un abrazo.


Pastor Kike Escobar (WMF)

Unidad Internacional de Oración (UIO)

Restoration Church UK




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