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Foto del escritorPs. Kike Escobar

Aprovechando bien el tiempo

Salmo 90:1-12


“Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.

Tú ya eras Dios aun antes que las montañas se formaran y que crearas la tierra y el mundo. Tú siempre has sido Dios y por siempre lo serás.

Tú traes a los seres humanos al mundo y los conviertes en polvo de nuevo.

Para ti, mil años son como un día, como una sola noche.

Siembras a los seres humanos cada año, de mañana brotan como la hierba.

La hierba crece en la mañana y por la tarde se seca y muere.

Dios mío, tu furia puede destruirnos; tu enojo nos atemoriza.

Tú conoces todas nuestras faltas; ves todos y cada uno de nuestros pecados secretos.

Tu furia puede acabar con nuestra vida; eres capaz de hacer que nuestra vida se desvanezca como un suspiro.

Podemos llegar a vivir setenta años, hasta ochenta si gozamos de buena salud.

Vivimos trabajando duro y sufriendo, y de repente, nuestra vida termina y volamos.

Dios mío, nadie conoce la fuerza de tu furia, ¿será igual al temor que tú inspiras?

Haznos entender que la vida es corta, para así vivirla con sabiduría”.


Moisés nos recuerda que mil años son como un día para el Señor. El tiempo no limita a Dios. Es muy fácil desalentarse cuando pasan los años y el mundo no mejora. Debido a que no podemos ver hacia el futuro, a veces nos preguntamos si Dios lo puede ver. Pero no cometa el error de suponer que Dios tiene las mismas limitaciones que nosotros. A Él no lo limita el tiempo de ninguna manera. Podemos depender de Dios porque Él es eterno.


Dios conoce nuestros pecados como si los tuviera extendidos ante Él, incluso los pecados secretos. No necesitamos ocultar nuestros pecados ante Él por qué podemos hablarle abierta y sinceramente. Pero aun cuando conoce toda esa terrible información de nosotros, sigue amándonos y quiere perdonarnos. Esto, en lugar de asustarnos y llevarnos a encubrir nuestros pecados, nos debería alentar a acercarnos más a Él.


Percatarnos de que la vida es corta nos ayuda a utilizar el poco tiempo que tenemos de una manera sabia. Nos ayuda a centrarnos en usar la vida para un bien eterno. Dedique tiempo para contar sus días al preguntar: ¿Qué quiero que suceda en mi vida antes de morir? ¿Qué pequeño paso puedo dar hoy hacia ese propósito?


Recientemente leí unas estadísticas que dicen que más de un millón de personas mueren semanalmente en el mundo, si tenemos un techo donde dormir, nos va mejor que al 75% de la población mundial, y si tenemos 15 dólares ($52.000) a nuestro nombre, estamos dentro de las personas más ricas del mundo.


¡Hemos vivido otra semana! Nos va mejor que a un millón de personas que ya no están lamentablemente. Podemos dar gracias a Dios por estar vivos hoy. Debemos estar agradecidos por el despertador que suena temprano cada mañana, porque eso significa que seguimos estando vivos. Miremos a nuestro alrededor todas las bendiciones increíbles que Dios nos ha dado.


Tú y yo no siempre estaremos aquí; sin embargo a veces actuamos y vivimos como si fuéramos invencibles. No podemos olvidar que la vida es como niebla. Estamos aquí un momento y nos hemos ido al siguiente. Olvidamos lo frágil que es la vida. Esperamos el cumpleaños de alguien para decirle lo importante que es para nosotros. Esperamos la navidad para dar un regalo, esperamos el día del amor y la amistad para mostrar amor a quien queremos. Mientras esperamos, el reloj sigue su marcha y los preciosos momentos pasan.


Miremos lo que va bien y no lo que va mal. “Amado Padre Celestial, ayúdanos a entender que cada día es un regalo. Ayúdanos a tratar con los reveses de cada día a la vez que apreciamos el regalo que cada uno de ellos nos da. Enséñanos a alabarte en todo momento, sabiendo que cuando lo hacemos tú derramas bendiciones sobre todos nosotros”. Amén.


Feliz día, Dios los guarde y los proteja siempre.


Un abrazo.


Pastor Kike Escobar (WMF)

Unidad Internacional de Oración (UIO)




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