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Foto del escritorPs. Kike Escobar

¡Aquí viene el soñador!

Génesis 37:18-20


“Cuando los hermanos de José lo vieron acercarse, lo reconocieron desde lejos. Mientras llegaba, tramaron un plan para matarlo. ¡Aquí viene el soñador! dijeron.

Vamos, matémoslo y tirémoslo en una de esas cisternas. Podemos decirle a nuestro padre: “Un animal salvaje se lo comió”. ¡Entonces veremos en qué quedan sus sueños!”.


Algunas personas no pueden soportar lo que Dios ha puesto en nosotros. No lo van a celebrar; más bien, como los hermanos de José, se van a poner celosos de nosotros y van a empezar a buscar como oponerse a tus sueños. No podemos contarle nuestros sueños a todo mundo, hay ciertos sueños que debemos guardarnos.


Los hermanos de José estaban tan ofendidos y molestos con él, ellos estaban envidiosos porque José había determinado romper el molde de la familia. José iba a hacer algo mayor de lo que ellos habían hecho, José iba a dejar su impronta, su maraca, y eso a veces no le gusta a la gente. Cuando nosotros avivamos lo que Dios ha puesto en nuestros corazones, cuando usted y yo, creemos que tenemos semillas de grandeza en nuestra sangre, déjeme advertirle que no todos van a celebrarlo.


Cuando tenemos sueños, vamos a tener algunos detractores. Cuando creemos que podemos ser exitosos a pesar de los errores del pasado, algunas personas se van a poner celosas y van a tratar de convencernos de no continuar. ¿En realidad crees que conociste la persona indicada para tu vida? No funcionó la última vez que lo intestaste. “Te estas poniendo viej@”, ¿De verdad crees que lo vas a lograr? Alejemos de nuestras vidas a los críticos y los fatalistas. Nadie puede detenernos de alcanzar nuestros sueños.


Los propios hermanos de José trataron de destruir su sueño. Digo esto con mucho respeto, pero a veces nuestros propios familiares y seres queridos son los que más se van a oponer a que alcancemos nuestros sueños. Muchas veces las personas más cercanas a nosotros son las que menos nos apoyan. No podemos distraernos peleando batallas que no valen la pena. No necesitamos su aprobación. Tenemos la aprobación de Dios y eso basta.


Las personas exitosas, las personas que tienen sueños, no desperdician su tiempo viendo lo que otros hacen. Están demasiado ocupados enfocándose en lo que Dios ha puesto en sus corazones. Si queremos alcanzar nuestro máximo potencial, debemos concentrarnos en nuestro propósito de vida. No podemos permitir que las circunstancias nos desanimen, que las demoras nos llevan a rendirnos o que los críticos nos distraigan. Debemos permanecer enfocados en la meta.


Cuando somos soñadores, nos volvemos peligrosos para el enemigo. Él sabe que nos dirigimos a nuevos niveles. Él sabe que vamos a establecer nuevos estándares en nuestras familias, en nuestras congregaciones. El enemigo sabe que estamos entrando en abundancia, en sobreabundancia, y nada podrá detenernos. Las fuerzas que están con nosotros son mayores que las que están en nuestra contra.


Nunca olvide esto, “si ese sueño no estuviera vivo y en camino a cumplirse, no tendríamos tanta oposición”. Usted y yo somos soñadores divinos, tenemos el favor de Dios. Sabemos que nada es imposible para el que cree. Sabemos que Dios puede abrir caminos donde no los hay.


Feliz día, Dios los guarde y los proteja siempre.


Un abrazo.


Pastor Kike Escobar (WMF)

Unidad Internacional de Oración (UIO)




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