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Foto del escritorPs. Kike Escobar

Atendiendo afligidos, endeudados y amargados

1 Samuel 22:1-5


“Yéndose luego David de allí, huyó a la cueva de Adulam; y cuando sus hermanos y toda la casa de su padre lo supieron, vinieron allí a él. Y se juntaron con él todos los afligidos, y todo el que estaba endeudado, y todos los que se hallaban en amargura de espíritu, y fue hecho jefe de ellos; y tuvo consigo como cuatrocientos hombres.


Y se fue David de allí a Mizpa de Moab, y dijo al rey de Moab: Yo te ruego que mi padre y mi madre estén con vosotros, hasta que sepa lo que Dios hará de mí. Los trajo, pues, a la presencia del rey de Moab, y habitaron con él todo el tiempo que David estuvo en el lugar fuerte.


Pero el profeta Gad dijo a David: No te estés en este lugar fuerte; anda y vete a tierra de Judá. Y David se fue, y vino al bosque de Haret”.


David se refugia en la cueva de Adulam. No se dice si esta caverna era una fortaleza natural o si había sido excavada por mano de hombre; lo cierto es que su acceso era lo suficientemente difícil como para que David se sintiese seguro y capaz de defender la entrada, con la espada de Goliat, contra las fuerzas de Saúl, mientras aguardaba a ver lo que Dios quería hacer con él.


La promesa del reino implicaba la promesa de preservarle para el reino, por lo que las anteriores mentiras de David no tenían excusa, pero la medida que toma ahora para preservar su vida es legítima, pues exponerse, sin más, ante Saúl equivaldría a tentar a Dios. Por otra parte, no hizo nada para matar a Saúl, sino solamente para proteger su propia vida. Fue entonces cuando escribió el Salmo 142, cuyo título dice: “Masquil de David. Oración que hizo cuando estaba en la cueva”.


Afligidos, endeudados y amargados de espíritu se unieron a David, ya que él mismo era un forajido. Estas personas eran expatriados y solo podían mejorar su suerte al ayudar a David a convertirse en rey. El control que David tenía sobre este grupo de hombres nos muestra una vez más su ingenio y habilidad para guiar y motivar a otros. Es bastante difícil formar un ejército de buenos hombres, sin embargo, se requiere de un gran líder para moldear juntos a la clase de hombres que siguieron a David. A la larga, este grupo constituyó el corazón de su liderazgo militar y llegó a conocerse como “los valientes que tuvo David”.


Podemos analizar tres grupos de personas que acompañaban a David. En cuanto al primer grupo de personas, diremos que había quienes se hallaban en apuros, afligidos. Saúl les perseguía y les oprimía. Pasó mucho tiempo antes que David rompiera con Saúl, y había muchos que por un tiempo siguieron fieles a Saúl. Pero, por último, ellos también se vieron obligados a huir porque sus vidas estaban en peligro. Muchos huyeron hacia donde David estaba y se unieron a su grupo.


En cuanto a los tiempos en que vivimos, ha sentido el azote del látigo de la injusticia en el mundo; si ha sufrido por la falta de equidad y se halla oprimido no sabiendo a dónde ir, le aconsejamos entonces que acuda al Señor Jesucristo. Muchos hoy tratan de encontrar una salida a sus dificultades y recurren a toda clase de supuestas panaceas. Algunos acuden a las drogas, otros al alcohol, y algunos al suicidio. Hay Uno que hoy mismo nos está llamando a todos. Él dijo en Lucas 19:10: “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido”. Dios, estimado amig@, quiere ayudarle. Él puede ayudarnos. Hebreos 2:18 dice, “Y como él mismo sufrió y fue puesto a prueba, ahora puede ayudar a quienes igualmente son puestos a prueba”. ¿Está usted siendo tentado y probado? ¿Se halla usted en apuros? Usted necesita entonces un Salvador, y Jesucristo está hoy llamando a todos aquellos que están dispuestos a ir a Él en estos tiempos difíciles.


En cuanto al segundo grupo de personas, diremos que hubo otros que vinieron a David durante este tiempo de su rechazo y que se hallaban en la situación de deudores. La deuda es un cáncer que destruye, no importan las circunstancias. En aquel entonces, si un hombre era declarado deudor, podría perder su propiedad e incluso ser vendido a la esclavitud. Las personas necesitaban ser protegidos, pero no lo eran. Este rey, Saúl permitió que los hombres se convirtieran en esclavos. Es que no estaba aplicando la ley de Moisés. Puede ser que en su afán por cobrar impuestos, hasta hubiera contribuido a esta triste situación.


El pecado nos ha hecho deudores a Dios. ¿Recuerda usted la oración que Jesús enseñó a Sus discípulos, que comúnmente llamamos “El Padre Nuestro”? Hay una frase en ella que dice así: “Y perdónanos nuestras deudas”. Solo Dios nos puede perdonar. El perdón siempre se basa en el pago de una deuda, y en aquellos tiempos, aquellos que se hallaban en esta situación de deudores, tuvieron que huir. Ahora, David en verdad no pagó las deudas, pero Cristo sí las pagó. Pagó la deuda del pecado al morir en la cruz. Y así nos libró. Eso es lo que el Señor Jesucristo ha hecho por usted y por mí. Si usted es consciente que se halla hoy como deudor ante Dios y cree que no tiene medios para pagar, venga entonces a Él, al Señor Jesucristo, quien ya pagó la deuda por usted. En aquellos tiempos, las personas huían buscando un refugio en David. Pero hoy, usted puede huir y buscar un refugio en Jesucristo. ¡Qué maravilloso privilegio es ese!


El tercer grupo, es decir, los descontentos también vinieron a David. Y esto quiere decir que estaban en amargura de espíritu. Las circunstancias y las experiencias de la vida los habían amargado. Permítanos decirle, que en los últimos años, hemos notado en todas partes sentimientos de inquietud. Parece que hay una tendencia evidente de descontento e insatisfacción, que se manifiesta de diversas maneras, dependiendo del país y las circunstancias específicas de cada nación. Hay experiencias de la vida que, con toda seguridad, le producirán amargura, a menos que usted vea la mano de un Dios actuando que tiene las circunstancias bajo Su control, así como José la vio, tal como vimos en los últimos capítulos del Génesis. Hay Alguien a quien usted puede acudir hoy. Él es el Señor Jesucristo, el rey rechazado. Jesús dijo en Mateo 11:28: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”.


Y así como en aquellos lejanos tiempos, David en el exilio recibió a aquellos cuatrocientos hombres que se encontraban oprimidos y en apuros, deudores, y descontentos. Hoy nuestro amado Señor Jesucristo, en esta época de rechazo está llamando en el mundo a todas las personas que encuentren refugio en Él. Permítanos preguntarle, ¿ha respondido usted a Su llamamiento?


Dios los guarde y los proteja siempre.


Pastor Kike Escobar (WMF)

Unidad Internacional de Oración (UIO)

Restoration Church UK

www.kikeescobar.com



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