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Foto del escritorPs. Kike Escobar

Ayudando al prójimo

Hechos 9:26-28


“Cuando Saulo llegó a Jerusalén, trató de reunirse con los creyentes, pero todos le tenían miedo. ¡No creían que de verdad se había convertido en un creyente! Entonces Bernabé se lo llevó a los apóstoles y les contó cómo Saulo había visto al Señor en el camino a Damasco y cómo el Señor le había hablado a Saulo. También les dijo que, en Damasco, Saulo había predicado con valentía en el nombre de Jesús.


Así que Saulo se quedó con los apóstoles y los acompañó por toda Jerusalén, predicando con valor en el nombre del Señor”.


Es muy difícil cambiar de reputación y la de Pablo era terrible entre los cristianos. Pero Bernabé, uno de los judíos convertidos, vino a ser el puente entre Pablo y los apóstoles. Los nuevos cristianos (sobre todo los que tienen ciertas manchas en sus vidas pasadas) necesitan auspiciadores, personas que los acompañen, animen, enseñen y presenten a otros cristianos. Procure parecerse a Bernabé para beneficio de los nuevos creyentes.


Bernabé era un hombre que siempre creía lo mejor de los demás. Su nombre significa “hijo de consolación”, cuando los otros creían que Saulo era un espía, Bernabé creyó que era auténtico. La humanidad se divide entre los que piensan lo mejor de los demás, y los que piensan lo peor; y es uno de los hechos curiosos de la vida donde ordinariamente vemos nuestro reflejo en los demás. Si nos empeñamos en mirar a alguien con recelo, acabaremos por hacerle cometer algo sospechoso. Si insistimos en creer en un hombre o una mujer, acabaremos por obligarle a justificar nuestra confianza. Como había de decir el mismo Pablo, “el amor no piensa mal del otro”. Nadie ha creído en los hombres tanto como Jesús, y ya es bastante que el discípulo llegue a ser como su Maestro.


Bernabé fue un hombre que nunca mantuvo el pasado de otra persona contra ella. Es frecuente el caso de que, porque alguien ha cometido algún error, ya se le condena para siempre. Es una de las maravillosas cualidades del corazón de Dios, que Él no guarda rencor por nuestros pecados pasados; y nosotros tampoco debemos condenar a nadie por haber fallado alguna vez.


Si queremos estar felices y gozosos en esta vida, usemos nuestra influencia para ayudar a otros a tener éxito. Tomemos tiempo para dar buenos consejos. Cuando ayudamos a otros a ganar, estamos sembrando una semilla para nosotros elevarnos más y más. No hay mayor legado que ayudar a otra persona a salir adelante. Bernabé ayudó a Pablo y cada vida que Pablo ganó significaría una recompensa también para Bernabé.


Debemos de aprender que, cuando hacemos por otros lo que ellos no pueden hacer por ellos mismos, nunca careceremos del favor y la bendición de Dios. Cuando tomamos tiempo para ayudar a otros en sus luchas, nos preparamos para victorias aún mayores en nuestras vidas. No importa si recibimos o no reconocimiento como Bernabé, nuestro Padre Celestial nos está viendo y nos recompensará en el momento oportuno. Amén.


Dios los guarde y los proteja siempre.


Un abrazo.


Pastor Kike Escobar (WMF)

Unidad Internacional de Oración (UIO)

Restoration Church UK



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