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Foto del escritorPs. Kike Escobar

batallando contra la preocupación

Mateo 6:25-34

“Por eso os digo: No os preocupéis por vuestra vida, qué comeréis o beberéis; ni por vuestro cuerpo, cómo os vestiréis. ¿No tiene la vida más valor que la comida, y el cuerpo más que la ropa?

Fijaos en las aves del cielo: no siembran ni cosechan ni almacenan en graneros; sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?

¿Quién de vosotros, por mucho que se preocupe, puede añadir una sola hora al curso de su vida? ¿Y por qué os preocupáis por el vestido? Observad cómo crecen los lirios del campo. No trabajan ni hilan; sin embargo, os digo que ni siquiera Salomón, con todo su esplendor, se vestía como uno de ellos.

Si así viste Dios a la hierba que hoy está en el campo y mañana es arrojada al horno, ¿no hará mucho más por vosotros, gente de poca fe? Así que no os preocupéis diciendo: ¿Qué comeremos? o ¿Qué beberemos? o ¿Con qué nos vestiremos? Porque los paganos andan tras todas estas cosas, y el Padre celestial sabe que necesitáis de todo esto.

Más bien, buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Por lo tanto, no os angustiéis por el mañana, el cual tendrá sus propios afanes. Cada día tiene ya sus problemas.

Debemos empezar nuestro estudio de este pasaje asegurándonos de que entendemos lo que Jesús está prohibiendo y lo que está demandando. La Versión Autorizada inglesa lo traduce por algo así como: “No penséis en el mañana”. Otros traductores ingleses anteriores y la Biblia de Ginebra ponían algo así como: “No tengáis cuidado por vuestra vida”. Usaban la expresión en el sentido literal de estar llenos de cuidados. No es la previsión normal y prudente que es propia del ser humano lo que Jesús prohíbe aquí; es la preocupación. Jesús no aboga aquí por una actitud descuidada, imprevisora, de ir a salto de mata por la vida; lo que prohíbe es el cuidado temeroso y paralizador que le quita toda la alegría de la vida.

La palabra que se usa aquí en el original es merimnán, que quiere decir preocuparse ansiosamente; “No os angustiéis”, (Reina-Valera 1995). El nombre correspondiente es mérimna, que quiere decir preocupación, ansiedad. Esta palabra es la normal en griego para la ansiedad, la preocupación y el cuidado.

Los mismos judíos estaban muy familiarizados con esta actitud ante la vida. Sus grandes rabinos enseñaban que un hombre debía enfrentarse con la vida con una combinación de prudencia y serenidad. Insistían, por ejemplo, que todos los padres debían enseñarles a sus hijos una profesión; porque, decían, el no enseñarles una profesión era enseñarles a robar. Es decir: creían en dar todos los pasos necesarios para llevar una vida prudente. Pero al mismo tiempo decían: “El que tiene un pan en la cesta, y dice: "¿qué comeré mañana?" es un hombre de poca fe”.

Jesús está aquí enseñando una lección que sus compatriotas ya sabían muy bien: la lección de la prudencia y de la previsión y de la serenidad y de la confianza combinadas.

En estos diez versículos Jesús establece siete distintos argumentos y defensas contra la preocupación.

1- Empieza indicando (versículo 25) que Dios nos dio la vida; y, si Él nos dio la vida, no debemos dudar en confiar en Él para las cosas más pequeñas. Si Dios nos dio la vida, seguro que podemos confiar en que Él nos dará el alimento para sustentarla. Si Dios nos dio cuerpos, seguro que podemos confiar en que Él nos dará la ropa para vestirlos. Si alguien nos hiciera un regalo de precio incalculable, seguro que no se tratará de una persona tacaña, y mezquina, y descuidada, y olvidadiza acerca de regalos menos costosos. Así que, el primer argumento es que, si Dios nos ha dado la vida, podemos confiar en que Él nos dará las cosas necesarias para mantenerla.

2- Jesús pasa a hablar de los pájaros (versículo 26). No viven con ansiedad, no intentan amontonar recursos para un futuro invisible e imprevisible; y sin embargo se mantienen vivos. Más de un rabino judío encontraba fascinante la manera de vivir de los animales. Si ellos, que fueron creados para estar a mi servicio, se mantienen sin preocupación, ¡cuánto más debería yo, que he sido creado para servir a mi Hacedor, alimentarme sin preocupación! Pero he corrompido mis caminos, y así he echado a perder mi sostenimiento. El detalle de lo que Jesús está diciendo no está en que los pájaros no trabajan; se ha dicho que nadie trabaja tanto como un gorrión medio para ganarse la vida; la lección que quiere enseñarnos es que los pájaros no se preocupan. No se puede encontrar en ellos el estrés de las personas acerca de un futuro que no pueden ver ni prever, tratando de encontrar su seguridad en las cosas que almacenan y acumulan para el futuro.

3- En el versículo 27, Jesús pasa a demostrar que la preocupación es inútil en cualquier caso. El versículo admite dos sentidos. Puede querer decir que ninguna persona, a base de preocuparse puede añadir un codo a su estatura; pero un codo son 45 centímetros, ¡y seguro que no hay nadie que quiera añadir 45 centímetros a su estatura! Puede querer decir que ninguna persona, a fuerza de preocuparse, puede alargar su vida un breve espacio; y este sentido es el más probable. Lo que Jesús dice es que la preocupación no tiene sentido en ningún caso.


4- Jesús pasa a hablar de las flores (versículos 28-30), y habla como Uno que las ama. Los lirios del campo eran las amapolas y las anémonas escarlatas. Eran flores de un día en las laderas de Palestina; y sin embargo, en su breve vida, se vestían con una belleza que superaba la de los mantos de los reyes. Cuando morían, las usaban para nada mejor que encender el fuego. El detalle es el siguiente. Los hornos de Palestina se hacían de arcilla. Eran como una caja de arcilla colocada sobre unos ladrillos encima del fuego. Cuando se quería subirle la temperatura rápidamente, se echaban unos manojos de hierba y de flores silvestres secas dentro del horno, y se les prendía fuego. Las flores no tenían más que un día de vida; y luego les prendían fuego para ayudar a una mujer a calentar el horno cuando estaba cociendo con prisa; y sin embargo Dios las viste con una belleza que está más allá de la capacidad humana el imitar. Si Dios le da tal belleza a una florecilla efímera, ¡cuánto más tendrá cuidado de una persona! No cabe duda que a la generosidad que es tan pródiga con la flor de un día no se le pasará por alto la persona humana, que es la corona de la creación.

5- Jesús pasa a presentar un argumento fundamental contra la preocupación. La preocupación, dice, es característica de los paganos, y no de los que saben cómo es Dios (versículo 32). La preocupación es en esencia desconfiar de Dios. Tal desconfianza se puede entender en un pagano que cree en un dios celoso, caprichoso e impredecible; pero es incomprensible en una persona que ha aprendido a llamar a Dios con el nombre de Padre. El cristiano no se puede preocupar, porque cree en el amor de Dios.

6- Jesús pasa a presentar dos maneras en que se puede derrotar la preocupación. La primera es buscar primero, concentrarse, en el Reino de Dios. Ya hemos visto que estar en el Reino y hacer la voluntad de Dios son una y la misma cosa. El concentrarse en hacer, y en aceptar, la voluntad de Dios es la manera de derrotar la preocupación. Sabemos cómo, en nuestra propia vida, un gran amor puede desplazar cualquier otro interés. Un amor así puede inspirar la obra de una persona, intensificar su estudio, purificar su vida, dominar todo su ser. Jesús estaba seguro de que se destierra la preocupación cuando Dios llega a ser el poder dominante de nuestras vidas.

7- Por último, Jesús dice que podemos derrotar la preocupación cuando adquirimos el arte de vivir al día (versículo 34). Los judíos tenían un dicho: “No te preocupes por los males del mañana, porque no sabes lo que traerá el día de hoy. Tal vez mañana no estés vivo, y te habrás preocupado por un mundo que ya no será el tuyo”. Si viviéramos cada día como viene, si cumpliéramos cada tarea como se nos presenta, entonces la suma de todos los días no podría ser sino buena. Jesús nos aconseja que atendamos a las demandas de cada día según nos vayan llegando, sin preocuparnos acerca del futuro desconocido y de cosas que a lo mejor no suceden nunca.

No hay nada mejor que la añadidura de Dios. Confía en El, sírvele con amor y espera su recompensa sin preocupaciones.

Feliz día, Dios los guarde y los proteja siempre.

Un abrazo.

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