Gálatas 1:10
“¿Qué busco con esto: ganarme la aprobación humana o la de Dios? ¿Piensan que procuro agradar a los demás? Si yo buscara agradar a otros, no sería siervo de Cristo”.
Pablo negaba estar intentando congraciarse con la gente. No era a la gente a la que servía, sino a Dios. No le importaba lo más mínimo lo que la gente pensara o dijera de él: su único Amo era el Señor. Y entonces presentó una prueba concluyente: “Si yo estuviera tratando de congraciarme con la gente no sería esclavo (siervo) de Cristo”. Lo que tenía en mente era que un esclavo llevaba marcado en el cuerpo con un hierro candente el nombre de su amo; y él llevaba en su cuerpo las cicatrices de sus sufrimientos, que eran la marca de ser esclavo de Jesucristo. El hecho de que estuviera marcado era la prueba definitiva de que su propósito era servir a Cristo, y no agradar a los demás.
¿Dedica usted su vida en tratar de agradar a otros? Pablo tuvo que hablar con dureza a los cristianos en Galacia porque estaban en serio peligro. No se disculpa por sus palabras directas, sabía que no estaría sirviendo fielmente a Cristo si permitía que los cristianos de Galacia siguieran en la senda equivocada. ¿A quién tratamos de agradar, a las personas o a Dios? Pidamos al Espíritu Santo, nos dé el valor necesario para darle el primer lugar a la aprobación de Dios.
Efectivamente, nadie puede servir simultáneamente a dos señores (Mateo 6:24) que exigen un servicio a tiempo completo; y, por consiguiente, no va a permitirse a sí mismo halagar a los hombres a expensas de ser infiel al Señor. El gran objetivo de los ministros del Evangelio ha de ser llevar a las personas a encontrarse con Jesucristo, no el agradarlas a costa de lo que es perjudicial a los propios ojos de Dios.
Fuimos ungidos para servir a Dios y realizarnos como personas. Cuando permitimos que las personas nos metan en sus moldes y nos inclinen ante la presión para agradarlos, perdemos nuestra identidad, y eso disminuye el favor de Dios. Debemos tener el carácter para agradar a Dios y no a los hombres. Nunca olvides este consejo, cuando hacemos las cosas a la manera de Dios, nunca perdemos.
Concentrémonos en agradar a Dios y a aquellos que nos alientan y nos quieren. Aceptemos que existen algunas personas que nunca se quedaran a nuestro lado. Decidieron darnos la espalda y ya no son parte de nuestras vidas. Dejémoslos ir, necesitamos ese espacio para que sea ocupado por alguien que verdaderamente nos valore y aprecie.
Esforcémonos por tratar bien a todas las personas, con respeto, bondad y consideración; pero ya no intentando complacerlos, sino siendo alguien que quiere agradar y complacer completamente a Dios.
Dios los guarde y los proteja siempre.
Un abrazo.
Pastor Kike Escobar (WMF)
Unidad Internacional de Oración (UIO)
Restoration Church UK
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