Éxodo 1:8-14
“Tiempo después, subió al poder de Egipto un nuevo rey que no conocía nada de José ni de sus hechos. El rey le dijo a su pueblo: Miren, el pueblo de Israel ahora es más numeroso y más fuerte que nosotros. Tenemos que idear un plan para evitar que los israelitas sigan multiplicándose. Si no hacemos nada, y estalla una guerra, se aliarán con nuestros enemigos, pelearán contra nosotros, y luego se escaparán del reino.
Por lo tanto, los egipcios esclavizaron a los israelitas y les pusieron capataces despiadados a fin de subyugarlos por medio de trabajos forzados. Los obligaron a construir las ciudades de Pitón y Ramsés como centros de almacenamiento para el rey. Sin embargo, cuanto más los oprimían, más los israelitas se multiplicaban y se esparcían, y tanto más se alarmaban los egipcios. Por eso los egipcios los hacían trabajar sin compasión. Les amargaban la vida forzándolos a hacer mezcla, a fabricar ladrillos y a hacer todo el trabajo del campo. Además, eran crueles en todas sus exigencias”.
Después de la muerte de José, el pueblo de Israel que vivía en Egipto fue bendecido y se multiplicó en gran manera, hasta que después de muchos años, el faraón les puso grilletes y los puso bajo capataces para oprimirlos con trabajos forzados. Sin embargo, sucedió algo muy interesante, “Cuanto más los oprimían, más los israelitas e multiplicaban”. El faraón pensaba que los estaba deteniendo, pero de hecho los estaba haciendo multiplicar.
Algunas veces cuando Dios quiere promovernos, no nos envía una buena oportunidad, nos envía una adversidad, se levanta un faraón que incremente la presión. Nos pondrá en una situación injusta, pero no podeos desanimarnos, entre más oposición haya, más nos vamos a ensanchar. Probablemente no nos guste, pero crecemos bajo presión, nuestro carácter se desarrolla bajo presión.
Cuando estamos bajo presión, descubrimos talentos y dones que no sabíamos que teníamos. Como productor de eventos, que es mi profesión secular, pude comprender después de muchos años, que trabajar bajo presión es una de mis mejores cualidades, cuando tenía problemas en los eventos que estaba dirigiendo, era cuando más tranquilo estaba y mejores soluciones venían a mi mente. Cuando tenía más trabajo, más me concentraba y mejores resultados venían a mi labor. Pude darme cuenta que trabajar bajo presión, sacaba de mi lo mejor y podía verlo en la puesta en escena del evento que realizábamos. Gloria a Dios.
Es la aflicción la que prueba al hombre, como el fuego prueba al oro. Cuando la adversidad nos ponga bajo presión, esa misma presión nos va llevar a llegar muy lejos. Cuando nos sintamos oprimidos, no es tiempo de deprimirnos, debemos prepararnos para lograr un largo alcance, debemos prepararnos para llegar a nuevos niveles. La presión no va a detenernos, nos va a potencializar.
Cuando Jesús estaba a punto de ser crucificado, fue al huerto de Getsemaní, que literalmente significa “el lugar de la prensa”. Era un olivar. La única manera de obtener aceite valioso de la aceitunas es prensándolas, oprimiéndolas, poniéndolas balo presión. Si nosotros nunca estamos puesto bajo presión, nunca podremos estirar nuestra fe, perseverar, vencer, soportar, no podremos conectarnos con los tesoros que Dios puso en nuestro interior.
Probablemente hoy nos sintamos oprimidos, presionados, restringidos. No debemos preocuparnos, la presión se encargará de enviarnos lejos, como la olla a presión cuando la válvula expulsa el aire caliente. En ese momento podremos ver el favor de Dios, la bendición, la promoción y al mirar atrás, podremos decir como el salmista: “El sufrimiento me hizo bien”.
Debemos mantenernos en una fe activa, Dios nos tiene bajo la sombra de Su Mano. Dios no habría permitido la presión en nuestras vidas, sino fuera a usarla para nuestro bien. Estamos a punto de ser lanzados como un chorro a presión, más fuerte, más saludable, promovidos, reivindicados y mejor de lo que estábamos antes. Créelo, es tiempo de confiar, “Tenemos Dios”.
Feliz día, Dios los guarde y los proteja siempre.
Un abrazo.
Pastor Kike Escobar (WMF)
Unidad Internacional de Oración (UIO)
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