2 Samuel 5:17-19
“Cuando los filisteos se enteraron de que David había sido ungido rey de Israel, movilizaron todas sus fuerzas para capturarlo; pero le avisaron a David que venían, así que entró en la fortaleza. Los filisteos llegaron y se desplegaron por todo el valle de Refaim. Entonces David le preguntó al Señor: ¿Debo salir a pelear contra los filisteos? ¿Los entregarás en mis manos? El Señor le contestó a David: Sí, adelante. Te aseguro que te los entregaré.
Entonces David fue a Baal-perazim y allí derrotó a los filisteos. “¡El Señor lo hizo!”, exclamó David. ¡Él irrumpió en medio de mis enemigos como una violenta inundación!. Así que llamó a ese lugar Baal-perazim (que significa “el Señor que irrumpe”). Los filisteos abandonaron allí sus ídolos, y David y sus hombres los confiscaron.
Pero poco tiempo después, los filisteos volvieron y de nuevo se desplegaron en el valle de Refaim. De nuevo David le preguntó al Señor qué debía hacer. “No los ataques de frente, le contestó el Señor. En cambio, rodéalos y, cerca de los álamos, atácalos por la retaguardia. Cuando oigas un sonido como de pies que marchan en las copas de los álamos, ¡mantente alerta! Esa será la señal de que el Señor va delante de ti para herir de muerte al ejército filisteo”. Entonces David hizo lo que el Señor le ordenó e hirió de muerte a los filisteos desde Gabaón hasta Gezer”.
Después que David llegó a ser rey, su primer asunto fue someter a sus enemigos, una tarea en la que había fallado la nación cuando entró por primera vez en la tierra prometida. David sabía que esto se tenía que hacer para: proteger a la nación, unificar el reino, y prepararla para la edificación del templo (que unificaría la religión bajo el mando de Dios y ayudaría a abolir las influencias idólatras).
La opresión filistea para Israel comenzó en los días de Sansón. Los filisteos eran todavía los enemigos más poderosos de Israel, a pesar de que David fue considerado en una oportunidad un amigo y aliado. Debido a que ocupaban mucha parte del norte del territorio de Israel, aparentemente no molestaron a David cuando fue rey de Judá, hacia el sur. Pero cuando se enteraron de que David estaba tratando de unir todo Israel, trataron de detenerlo.
¿Cómo pudo obtener el rey David un mensaje de Dios tan claro? Probablemente, había orado y el Espíritu Santo lo había guiado a actuar. Pudo haber preguntado a Dios a través de un profeta. Muy probablemente, sin embargo, fue ante el sumo sacerdote, que consultaba a Dios a través del Urim y Tumim, piedras que Dios les había dicho a los israelitas que utilizaran para un propósito igual a este. David siempre logró la victoria cuando consultó y obedeció al Señor.
El rey David luchó sus batallas consultando y siguiendo las instrucciones de Dios. Observemos cómo el rey David desarrollaba este proceso en cada situación especifica que vivía:
1. Él consultaba a Dios si debía batallar o no. Debemos asegurarnos que es Dios quien nos envía a la batalla y va delante de nosotros.
2. Seguía las instrucciones de Dios cuidadosamente. Debemos ser obedientes a lo que Dios nos dice.
3. Le daba a Dios la gloria. La gloria de Dios no se puede tocar, es de Él. “No toques mi gloria, te dice el Señor hoy”.
Podemos errar en nuestras “batallas” al ignorar estos pasos y, por el contrario:
A. Hacer lo que queramos sin considerar la voluntad de Dios. Esto nos llevará a incrementar nuestro orgullo y fracasar.
B. Hacer las cosas a nuestra manera e ignorar el consejo de la Biblia o de otras personas sabias. Esto hace que las personas se vuelvan obstinadas en su propia opinión.
C. Darnos la gloria a nosotros mismos o a otra persona sin reconocer la ayuda que recibimos de Dios, hace que nuestros corazones se desvíen hacia otros dioses.
Todas estas respuestas son pecado, nunca lo olvides.
Dios dirigió a David de una manera diferente en esta batalla. Incluso contra el mismo enemigo, es importante entender que no todas las batallas son iguales.
Notemos la increíble guía de Dios en la vida de David y hagámonos la siguiente pregunta. ¿Cómo es que este tipo de indicaciones sobrenaturales de Dios y ayudas, no son comunicadas hoy en día? La respuesta es, porque no son solicitadas; y no son solicitadas porque no son esperadas; y no son esperadas porque el hombre no tiene fe; y no tiene fe porque están bajo un espíritu obstinado de ateísmo y duda. La gran mayoría de la raza humana no tienen relación espiritual con su creador, le han dado la espalda, lo cual hace que vayan a la deriva. Lamentable esto.
Dios los guarde y los proteja siempre.
Pastor Kike Escobar (WMF)
Unidad Internacional de Oración (UIO)
Restoration Church UK
www.kikeescobar.com
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