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Foto del escritorPs. Kike Escobar

De la gloria al fracaso (por favor léelo hasta el final)

1 Reyes 3:5-14


“Esa noche, el Señor se le apareció a Salomón en un sueño y Dios le dijo: ¿Qué es lo que quieres? ¡Pídeme, y yo te lo daré!


Salomón contestó: Tú mostraste gran y fiel amor hacia tu siervo David, mi padre, un hombre transparente y leal, quien te fue fiel. Hoy sigues mostrándole este gran y fiel amor al darle un hijo que se siente en su trono.


Ahora, oh Señor mi Dios, tú me has hecho rey en lugar de mi padre, David, pero soy como un niño pequeño que no sabe por dónde ir. Sin embargo, aquí estoy en medio de tu pueblo escogido, ¡una nación tan grande y numerosa que no se puede contar! Dame un corazón comprensivo para que pueda gobernar bien a tu pueblo, y sepa la diferencia entre el bien y el mal. Pues, ¿Quién puede gobernar por su propia cuenta a este gran pueblo tuyo?


Al Señor le agradó que Salomón pidiera sabiduría. Así que le respondió:


Como pediste sabiduría para gobernar a mi pueblo con justicia y no has pedido una larga vida, ni riqueza, ni la muerte de tus enemigos, ¡te concederé lo que me has pedido! Te daré un corazón sabio y comprensivo, como nadie nunca ha tenido ni jamás tendrá. Además, te daré lo que no me pediste: riquezas y fama. Ningún otro rey del mundo se comparará a ti por el resto de tu vida. Y si tú me sigues y obedeces mis decretos y mis mandatos como lo hizo tu padre David, también te daré una larga vida”.


Esta notable visitación de parte de Dios ocurrió en sueños. Este es uno de los sueños más significativos en toda la Biblia. No todas las personas tienen el privilegio de soñar con Dios.


Cuando se le dio la oportunidad de tener lo que deseara más en el mundo, el rey Salomón pidió sabiduría (un corazón entendido) para poder guiar bien al pueblo y para tomar decisiones correctas. Nosotros también podemos pedir esta misma sabiduría, Santiago 1:5 dice; “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada”. Note que Salomón pidió sabiduría para llevar a cabo su trabajo. No pidió a Dios que hiciera el trabajo por él. No debemos pedir a Dios que haga por nosotros lo que Él quiere hacer a través de nosotros. Por el contrario debemos pedirle que nos dé sabiduría para saber qué hacer y el valor para continuar en ello.


El rey Salomón pidió sabiduría (entendimiento), no riqueza, pero Dios también le dio riquezas y una larga vida. A pesar de que Dios no promete riquezas a aquellos que lo sigan, nos da lo que necesitamos si ponemos su reino, sus intereses, y sus principios en primer lugar en nuestra vida, Mateo 6:33 nos enseña, “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. El poner su vista en las riquezas sólo lo dejará insatisfecho, porque aun cuando usted las obtenga, siempre deseará algo más. Pero si pone a Dios y a su obra en primer lugar, El satisfará sus necesidades más profundas. No hay nada mejor que la añadidura de Dios.


El rey Salomón recibió un “corazón sabio y entendido” de parte de Dios, pero dependía de él aplicar esa sabiduría a todas las áreas de su vida. Obviamente fue sabio al gobernar a la nación, pero fue necio en sus asuntos domésticos. La sabiduría es tanto el discernimiento para saber lo que es mejor como la fuerza de carácter para actuar sobre ese conocimiento. Aun cuando Salomón permaneció sabio toda su vida, no siempre actuó conforme a su sabiduría.


El rey Salomón despertó del sueño: Era un sueño, pero al mismo tiempo era un mensaje de Dios. Dios contestó la oración de Salomón y le hizo sabio, poderoso, rico e influyente. Su reinado fue glorioso para Israel y al mismo tiempo, su final fue trágico. Apenas podemos decir que Salomón malgastó estos dones que Dios le dio. Aunque él logró muchas cosas, él pudo haber hecho aún más, y su corazón fue llevado lejos de Dios al final de su vida.


1 Reyes 11:4-11


“En total, tuvo setecientas esposas de cuna real y trescientas concubinas. En efecto, ellas apartaron su corazón del Señor.


Cuando Salomón ya era anciano, ellas le desviaron el corazón para que rindiera culto a otros dioses en lugar de ser totalmente fiel al Señor su Dios, como lo había sido David su padre. Salomón rindió culto a Astoret, la diosa de los sidonios, y a Moloc, el detestable dios de los amonitas. De ese modo, Salomón hizo lo malo a los ojos del Señor; se negó a seguir al Señor en forma total y absoluta, como lo había hecho David, su padre.


Incluso construyó un santuario pagano para Quemos, el detestable dios de Moab, y otro para Moloc, el detestable dios de los amonitas, en el monte de los Olivos al oriente de Jerusalén. Salomón construyó esos santuarios para que todas sus esposas extranjeras quemaran incienso e hicieran sacrificios a sus dioses.


El Señor estaba muy enojado con Salomón, porque su corazón se había apartado del Señor, Dios de Israel, quien se le había aparecido dos veces. Le había advertido a Salomón específicamente que no rindiera culto a otros dioses, pero Salomón no hizo caso al mandato del Señor. En consecuencia, el Señor le dijo: Ya que no has cumplido mi pacto y has desobedecido mis decretos, ciertamente te arrancaré el trono y se lo daré a uno de tus siervos”.


A pesar de que Salomón tenía claras instrucciones de Dios de no casarse con mujeres de naciones extranjeras, decidió no hacer caso de los mandatos de Dios. Se casó no sólo con una, sino con muchas mujeres, que a la larga lo separaron de Dios. Dios conoce nuestros puntos fuertes y nuestras debilidades, y sus mandatos son siempre para nuestro bien. Cuando las personas ignoran los mandatos de Dios, surgen consecuencias negativas inevitables. No basta con conocer la Palabra de Dios ni aun creerla. Debemos seguirla y aplicarla a las actividades y decisiones de la vida diaria. Tome en serio los mandatos de Dios. Al igual que Salomón, el hombre más sabio que jamás haya existido, no somos tan fuertes como creemos.


A pesar de toda su sabiduría, Salomón tenía algunos puntos débiles. No lograba negarse a los deseos lujuriosos ni dejaba de transigir con sus esposas paganas. Ya sea que se casara para fortalecer las alianzas políticas o para obtener un placer personal, estas esposas extranjeras lo llevaron a la idolatría. Puede que usted tenga una fe firme, pero también tiene puntos débiles, y es a través de ellos que llega la tentación. Fortalézcase porque una cadena sólo es tan fuerte como lo son sus eslabones más débiles. Si una persona tan fuerte y tan sabia como Salomón cayó, usted también puede caer.


Salomón manejó grandes presiones al dirigir el gobierno, pero no pudo manejar las presiones de sus esposas que querían que él adorara a sus ídolos. Dentro del matrimonio y de otras relaciones, es difícil resistir la presión a transigir (tolerar o permitir). Nuestro amor nos lleva a identificarnos con los deseos de aquellos que queremos. Mucho cuidado con esto.


Al enfrentarse a tal presión, Salomón al principio lo resistió manteniendo pura su fe. Luego, toleró la práctica más extendida de la idolatría. Finalmente, él mismo se vio envuelto en ella y encontró una explicación racional al peligro potencial que significaba para él y para su reino. Dios nos pide que no nos casemos con personas que no poseen nuestro mismo compromiso con Él, debido a que por naturaleza deseamos agradar e identificarnos con aquellos que amamos.


¿En lugar de ser el más sabio de los hombres, se volvió más bruto que cualquier hombre? ¿Olvidó aún el conocimiento de su Creador, y adoró a las abominaciones (ídolos) de los Moabitas, de los de Sidón, y demás? ¿Y no fue tal idolatría la prueba de la más asquerosa estupidez? ¡Qué tan pocas pruebas dio su vida para que el propósito de gracia de Dios se haya cumplido en él! Él recibió mucho; pero él pudo haber recibido mucho más, si hubiera sido fiel a la gracia que le fue dada. Ningún personaje en las sagradas escrituras nos decepcionan más que el personaje de Salomón. Que triste esto.


El mismo Jesús en Mateo 6:28-29, no deja una imagen clara de Salomón; “¿Y por qué preocuparse por la ropa? Miren cómo crecen los lirios del campo. No trabajan ni cosen su ropa; sin embargo, ni Salomón con toda su gloria se vistió tan hermoso como ellos”. Los lirios son frágiles y pasajeros, y su esplendor superaron a Salomón, quien de la gloria sucumbió en el fracaso.


Dios los guarde y los proteja siempre.



Pastor Kike Escobar (WMF)

Fundación ONG

Unidad Internacional de Oración (UIO)

Restoration Church UK

www.kikeescobar.com

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