Salmo 65:11
“Llega el año a su fin y está lleno de bendiciones; por dondequiera que pasas dejas gran abundancia”.
Cuántos bienes se derivan de la lluvia, tanto para la tierra misma como para el hombre que vive en ella. A la tierra misma, la lluvia en su sazón le da una nueva faz. Los surcos se empapan de agua, los terrones que el arado aparta se mantienen en alto y a su debido nivel a fin de que el agua corra entre ellos, la tierra se ablanda y Dios bendice sus renuevos, es decir, el fruto que brota de la tierra bien regada. El tiempo de la cosecha es la culminación de las labores del hombre y del fruto de la tierra; es entonces cuando Dios corona el año con sus bienes.
Con la lluvia tardía, los campos se cubren de abundancia. Es la grosura destilada de Dios al visitar la tierra.
Dios te dice hoy: “Antes de que termine el año, verás mi mano moverse en tu vida y en tu núcleo familiar”, ten fe.
Pastor Kike Escobar (WMF)
Unidad Internacional de Oración – UIO
Restoration Church UK
www.kikeescobar.com
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