Hechos 9:10-17
“Ahora bien, había un creyente en Damasco llamado Ananías. El Señor le habló en una visión, lo llamó: ¡Ananías! ¡Sí, Señor! respondió.
El Señor le dijo: Ve a la calle llamada Derecha, a la casa de Judas. Cuando llegues, pregunta por un hombre de Tarso que se llama Saulo. En este momento, él está orando. Le he mostrado en visión a un hombre llamado Ananías que entra y pone las manos sobre él para que recobre la vista.
¡Pero Señor! exclamó Ananías. ¡He oído a mucha gente hablar de las cosas terribles que ese hombre les ha hecho a los creyentes de Jerusalén! Además, tiene la autorización de los sacerdotes principales para arrestar a todos los que invocan tu nombre.
El Señor le dijo: Ve, porque él es mi instrumento elegido para llevar mi mensaje a los gentiles (toda persona que no es judía) y a reyes, como también al pueblo de Israel; y le voy a mostrar cuánto debe sufrir por mi nombre.
Así que Ananías fue y encontró a Saulo, puso sus manos sobre él y dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, quien se te apareció en el camino, me ha enviado para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu Santo. Al instante, algo como escamas cayó de los ojos de Saulo y recobró la vista. Luego se levantó y fue bautizado. Después comió algo y recuperó las fuerzas”.
Al leer esta historia nos encontramos, que la única persona que tenía la respuesta a la oración de Saulo era Ananías, uno de los discípulos cristianos que había venido a arrestar. Saulo necesitaba ahora de lo que Ananías tenía, ironías de la vida.
Probablemente tengamos en nuestras vidas personas como Saulo, los cuales han estado en nuestra contra durante años. De pronto no hayan sido tan amenazadores, sin embargo, nos han menospreciado y atacado sin sentido. Dios nos dice hoy, “no te preocupes, yo soy tu reivindicador”. Sigue el camino adecuado, sigue haciendo lo correcto y llegará el día en que ell@s van a necesitar lo que tú tienes. Vendrán a nosotros con humildad, pidiendo nuestra ayuda, nuestra bendición, nuestro favor.
Ananías fue y oro por su mayor enemigo. Le hizo bien a alguien que había pasado años haciéndole mal a sus compañeros creyentes. Esta es una prueba que todos nosotros debemos pasar. ¿Seremos buenos con el Saulo de nuestras vidas cuando el necesite lo que tenemos? ¿Le mostraremos nuestro favor incluso cuando no nos hayan tratado bien y hayan tratado de hacernos ver mal? Si queremos que Dios nos reivindique, debemos ser personas maduras y bendecir a los que nos han maldecido. En su tiempo de necesidad, no detenga su ayuda.
Debemos hacer el bien a quienes nos persiguen. Ananías significa “El Señor es piadoso”, seamos compasivos, no nos cansemos de hacer el bien, dice la Palabra de Dios. Ananías llamo a Saulo “hermano” y lo trató como su amigo. Después oró por él y este recuperó su visión. Saulo se convirtió en el apóstol Pablo, quien escribió casi la mitad de los libros del Nuevo Testamento.
Estimad@ amig@, no desperdiciemos nuestra energía emocional con los Saulos de nuestras vidas. Esperemos en Dios para hacer las cosas a Su manera. Dios ve cada injustica hecha en nuestra contra, cada palabra negativa, cada ofensa, cada murmuración, cada engaño. En el momento oportuno, en Su tiempo, Dios hará que sucedan cosas que nosotros nunca podríamos hacer suceder. Va a hacer que nuestros opositores necesiten lo que nosotros tenemos.
Tal vez hemos tenido malos momentos y hemos vivido cosas que aún no entendemos. Ánimo, el Dios de justicia nos está diciendo hoy, “Yo soy tu reivindicador”. Dios va a cambiar las cosas, va a convertir las situaciones más oscuras en el más hermoso oasis de luz, viene un tiempo de refrigerio. Se están abriendo puertas de bendición, la promoción viene, la doble bendición viene, la doble porción viene, la doble honra viene. Cuando honramos a Dios en nuestras vidas, incluso nuestros enemigos estarán en paz con nosotros.
Feliz día, Dios los guarde y los proteja siempre.
Un abrazo.
Pastor Kike Escobar (WMF)
Unidad Internacional de Oración (UIO)
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