Ester 7:7-10
“Entonces el rey, enfurecido, se levantó de un salto y salió al jardín del palacio. Amán, en cambio, se quedó con la reina Ester para implorar por su vida, porque sabía que el rey pensaba matarlo. En su desesperación se dejó caer sobre el diván donde estaba reclinada la reina Ester, justo cuando el rey volvía del jardín del palacio. El rey exclamó: ¿Hasta se atreve a atacar a la reina aquí mismo, en el palacio, ante mis propios ojos? Entonces, en cuanto el rey habló, sus asistentes le cubrieron la cara a Amán en señal de condena.
Luego Harbona, uno de los eunucos del rey, dijo: Amán ha levantado un poste afilado de veintidós metros y medio en el patio de su casa. Tenía pensado utilizarlo para atravesar a Mardoqueo, el hombre que salvó al rey de ser asesinado. ¡Que atraviesen a Amán en ese poste! ordenó el rey.
Entonces atravesaron a Amán con el poste que había levantado para Mardoqueo, y la furia del rey se calmó”.
Amán no pudo ofrecer una respuesta. Se quedó mudo de asombro al saber que Ester era judía. Dios estaba actuando desde fuera de la escena. Estaba protegiendo a Su pueblo. Ninguna arma concebida en contra de Su pueblo prosperaría. Dios va a bendecir a los que bendigan a Su pueblo y maldecirá a quienes lo maldigan. La providencia de Dios va a proteger a Su pueblo, siempre.
El odio de Amán y sus planes malévolos se volvieron en contra de él cuando el rey descubrió sus verdaderas intenciones. Fue colgado empalado en la horca que él mismo había construido para otro.
Proverbios 26:27 dice que, “el hombre que arma una trampa para su prójimo caerá en ella”. Lo que le sucedió a Amán muestra los resultados violentos que a menudo surgen cuando se tiende una trampa para otra persona.
El rey no desperdició el tiempo. Él no era solo el oficial que le arrestaba sino también la Corte Suprema de Justicia. Amán murió en la misma noche y en la misma horca que él había construido para Mardoqueo. Ésta es la revelación de una gran verdad que se haya presente por toda la Palabra de Dios. Pablo la enunció para los cristianos en Gálatas 6:7, donde dice lo siguiente: “No os engañéis, Dios no puede ser burlado. Pues todo lo que el hombre siembre, eso también segará”. ¿No es interesante que la horca que Amán había preparado para ahorcar a un hombre inocente fuera la misma horca en la que él sería ahorcado?
El hombre de esta historia, Amán, estaba experimentando ese mismo principio. Y lo aprendió de la forma más dura. Aquí hemos visto a alguien que fue a un banquete y que terminó en una horca. El Salmo 37:35 y 36 dice: “He visto al impío, violento, extenderse como frondoso árbol en su propio suelo. Luego pasó, y he aquí, ya no estaba; lo busqué, pero no se le halló”. Prestemos atención a estas palabras del Salmista. Es interesante. ¡Qué pequeño es el ser humano! Usted puede ser un villano, si así lo quiere. Puede oponerse al plan y propósito de Dios para su vida, pero usted no vencerá a Dios, porque tarde o temprano, pasará y saldrá de la escena de esta vida. Eso fue lo que le ocurrió a Amán.
Como pecadores, usted y yo somos culpables ante Dios. Nosotros podemos decir que nunca hemos cometido ninguna acción mala. Pero el caso es que usted y yo tenemos la misma clase de naturaleza humana que aquel hombre tenía, y esa naturaleza está en rebelión contra Dios y se opone a Dios. Y estando en esa condición, cuando nosotros estábamos muertos espiritualmente en nuestro pecado y maldad, completamente alejados de Dios, Cristo murió por nosotros; ocupó nuestro lugar en la cruz. Estimad@ amiga@, si usted confía en Jesucristo, Él será su Salvador, y usted establecerá una relación permanente con Dios.
“Le cubrieron el rostro a Amán”. Debido a que los reyes persas no miraban el rostro de una persona condenada, se le cubría la cara con un velo. Aunque irónicos, estos versículos confirman una crucial verdad que encierra el libro de Ester: nuestro amado Padre Celestial es soberano, destruye a los enemigos de Su pueblo. Amén.
Un abrazo.
Pastor Kike Escobar (WMF)
Unidad Internacional de Oración (UIO)
Restoration Church UK
www.kikeescobar.com
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