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Foto del escritorPs. Kike Escobar

El aliento de Dios nos visitó


Hechos 2:2-4

“De repente, vino del cielo un ruido como el de una violenta ráfaga de viento y llenó toda la casa donde estaban reunidos. Se les aparecieron entonces unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos. Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en diferentes lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse”.

Había tres grandes fiestas en las que todos los judíos que vivieran a no más de treinta kilómetros de Jerusalén estaban obligados a ir: la Pascua, Pentecostés y la fiesta de los Tabernáculos. El nombre de pentecostés quiere decir el quincuagésimo, y también se llamaba “La Fiesta de las Semanas”, porque caía en el quincuagésimo día, una semana de semanas después de la Pascua.

La fiesta misma tenía dos significados. Uno histórico: conmemoraba la promulgación de la Ley en el monte Sinaí; y otro agrocultural: en la Pascua se ofrecía a Dios el primer gomer de la cosecha de la cebada, y en Pentecostés se ofrecían dos panes como acción de gracias por la cosecha completa que se había recogido. Pentecostés tenía otra característica: la Ley establecía que ese día no se podía hacer ningún trabajo servil; de modo que era un día de vacación, por lo que habría más gente que nunca en la calle.

Los discípulos se hallaban juntos en un lugar que no se especifica, pero es probable que fuese el mismo aposento alto que ya conocemos. Oraban unánimes. Al haber orado juntos con mayor frecuencia que de costumbre, habían llegado también a amarse mejor unos a otros. De esta forma fueron preparados, por la gracia de Dios, para recibir mejor el don del Espíritu Santo; porque esta bendita Paloma no viene donde hay ruido y clamor, sino que se mueve sobre la superficie de aguas tranquilas, no de olas alborotadas. ¿Queremos que se derrame sobre nosotros el Espíritu en toda su plenitud? Amémonos fraternalmente y estemos unánimes.

Lo que sucedió el día de Pentecostés no se puede explicar con palabras. Lo cierto es que los creyentes tuvieron la experiencia del poder del Espíritu Santo que inundaba su ser. Les fue anunciado mediante un súbito sonido para despertarles la expectación. Este estruendo repentino vino del cielo. Les tomó por sorpresa, a pesar de que se estaban preparando para ello. Fue el estruendo como de un viento recio, porque los caminos del Espíritu son como los del viento nos dice Juan: “se oye y se siente, pero no se sabe ni de dónde viene ni adónde va, porque donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad”. Lo recio del viento daba a entender las poderosas influencias y operaciones del Espíritu Santo. Llenó, no sólo el aposento donde se encontraban, sino toda la casa.

El 18 de agosto de 2017 a las 5:00 am un viento recio despertó a la ciudad, puedes googlearlo si deseas. Es algo inusual que esto suceda en Santiago de Cali, sin embargo sucedió ese día. El viento, su sonido, su fuerza, nos despertó con temor, era algo extraño, las ventanas vibraban, el ruido de los techos asustaba, los arboles parecían caerse, los carros eran movidos por el poderoso viento y una leve lluvia asomaba. Durante una hora este viento recio visito la ciudad y sentí temor, ore al Señor, solicite oración a los intercesores y descanse en Dios, al final todo volvió a su calma.

Solo después de la calma reflexione cuando mi hija Paloma me recordaba sobre que ese día estábamos terminando nuestro ayuno de 52 días denominado “Operación Aposento Alto” el cual habíamos iniciado el 28 de junio de 2017, tomamos como una señal profética este evento y creímos que nuestro amado Dios, visitaría Su Iglesia con Su Espíritu Santo, en un Avivamiento como nunca antes lo hemos vivido.

Volviendo al texto del libro de los Hechos, podemos observar que después de la visita del Espíritu Santo, Pedro realiza la primera predicación cristiana con tal poder que se convierten tres mil personas. El caso es que en el Pentecostés el Poder del Espíritu era tal que daba a aquellos sencillos discípulos la capacidad de presentar el Evangelio de tal forma que calaba hasta lo más íntimo del corazón.

Un nueva temporada viene para la Iglesia y el actor principal será El Espíritu Santo, Su sobrenaturalidad inundara con poder nuestras vidas y seremos llamas encendidas alcanzando a otros para el Reino de los Cielos.

Continuara……..

Feliz día, Dios los guarde y los proteja siempre.

Un abrazo.

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