1 Samuel 23:1-6
“Dieron aviso a David, diciendo: He aquí que los filisteos combaten a Keila, y roban las eras. Y David consultó al Señor, diciendo: ¿Iré a atacar a estos filisteos? Y el Señor respondió a David: Ve, ataca a los filisteos, y libra a Keila.
Pero los que estaban con David le dijeron: He aquí que nosotros aquí en Judá estamos con miedo; ¿cuánto más si fuéremos a Keila contra el ejército de los filisteos? Entonces David volvió a consultar al Señor. Y el Señor le respondió y dijo: Levántate, desciende a Keila, pues yo entregaré en tus manos a los filisteos.
Fue, pues, David con sus hombres a Keila, y peleó contra los filisteos, se llevó sus ganados, y les causó una gran derrota; y libró David a los de Keila. Y aconteció que cuando Abiatar hijo de Ahimelec huyó siguiendo a David a Keila, descendió con el efod en su mano”.
La era se trataba de un lugar circular y abierto donde se trillaban las mieses (espigas). (A fin de separar el grano de la paja, los agricultores lo aventaban al aire. De esta manera el viento se llevaría la paja, dejando solo el grano. Este proceso se llama aventamiento.) Al saquear las eras, los filisteos despojaban a los ciudadanos de Keila de toda su provisión de alimentos.
Mediante el Urim y Tumim que el sacerdote Abiatar había traído, David buscó la dirección de Dios antes de entrar en acción. Escuchó sus instrucciones y luego actuó de acuerdo a ellas. Debemos dedicar el tiempo para discernir la voluntad de Dios de antemano, y no hacerlo después y tener que pedir a Dios que deshaga los resultados de nuestras decisiones apresuradas. Podemos escucharlo hablar mediante el consejo de otros, de Su Palabra y de la dirección de Su Espíritu Santo en nuestros corazones, así como a través de las circunstancias.
Antes de lanzarse a la batalla, David consulta a Dios por medio del profeta Gad: ¿Iré a atacar a esos filisteos? Dios le respondió una y otra vez aprobando su decisión de ir contra los filisteos y le prometió el éxito. Sus hombres tratan de hacerle desistir de ir a la batalla. Para convencerles, consulta de nuevo al Señor y recibe ahora no solo la completa aprobación que le permite ir a luchar en contra del enemigo, aun cuando no tiene la orden de Saúl, sino también plena seguridad de la victoria: Pues yo entregaré en tus manos a los filisteos, le dice el Señor.
Fue, pues, David contra los filisteos, los derrotó y rescató a Keilá; por lo que se ve, hizo también una incursión en el país de los filisteos, pues les arrebató el ganado (botín de guerra) en represalia por el daño que los filisteos habían causado a los de Keilá al saquearles las eras. En cuanto a la identidad de dichos “ganados”, lo más probable es que se trate del ganado que los filisteos habían robado a los habitantes de Keilá, aun cuando hay autores que opinan que eran los animales de carga que los filisteos habían llevado a Keilá para transportar a su país el grano y otras cosas robadas a los Keilitas. Los guerreros espirituales, siempre obtendrán una mayor porción del botín.
Analicemos otro versículo Bíblico;
1 Crónicas 26:26-27
“Selomit y sus familiares estaban encargados de cuidar las ofrendas que se presentaban al Señor. Esas ofrendas las hacían el rey David, los comandantes de mil y cien hombres y los comandantes del ejército. Ellos sacaban esos regalos de los botines que conseguían en sus guerras. Esos regalos eran para hacerle mantenimiento al templo”.
Este versículo nos abre a una verdad profunda y que transforma nuestras vidas. Habla de botines que solo pueden ser ganados en batalla. Y una vez que estos botines son ganados, son dedicados a la construcción de la casa de Dios.
Creo que si entendemos la poderosa verdad detrás de este versículo, entenderemos porque el Señor permite intensa guerra espiritual en nuestras vidas. Muchos cristianos creen que una vez que son salvos, sus luchas han terminado, que la vida será un suave navegar. Nada puede estar más lejos de la verdad. Dios no tan solo permite nuestras batallas, sino que él tiene un propósito glorioso con ellas en nuestras vidas.
Así que, ¿Cuáles son “los botines de guerra?” Los botines son saqueos, pillaje, bienes tomados por los vencedores. La Biblia primero menciona botines en Génesis 14, cuando una confederación de reyes invadió a Sodoma y Gomorra. Estos invasores capturaron a los habitantes y saquearon sus posesiones. “Y tomaron toda la riqueza de Sodoma y Gomorra… tomaron también a Lot, hijo del hermano de Abram” (Génesis 14:11-12).
Cuando Abram supo que su sobrino Lot fue capturado, él reunió su ejército de sirvientes de 318 hombres y persiguió a los reyes enemigos. Las Escrituras dicen que él alcanzó de improviso a los invasores y “les atacó…y recobró todos los bienes, y también a Lot su pariente y sus bienes, y a las mujeres y demás gente.” (Génesis 14:15-16).
Imagínate al victorioso Abram aquí. Él estaba dirigiendo la procesión de gente gozosa y carretas llenas hasta arriba con bienes de todas clases. Y por el camino se encontró con Melquisedec, rey de Salem.
Las Escrituras nos dicen que Abram fue conmovido a diezmarle a este rey de todo su botín (ver 14:20). “Considerad, pues, cuán grande era este, a quien aún Abraham el patriarca dio diezmos del botín.” (Hebreos 7:4).
Que escena más asombrosa. El siervo escogido de Dios acababa de ganar una gran victoria y ahora él presentaba una porción de todo su botín al rey. ¿Por qué? Melquisedec era "Sacerdote del Dios Altísimo" (Génesis 14:18). Abram claramente dio este diezmo con el propósito de mantener el ministerio de la casa de Dios.
Ahora, trata de imaginarte la escena unas horas antes que Abram alcanzara a esos invasores. Satanás debía estar saboreando su victoria. Sus ejércitos terminaban de llevarse la población entera de dos ciudades, incluyendo a un hombre piadoso que vivía allí.
El recto Lot era la única persona quien podía retar el control del diablo sobre esas ciudades. Pero ahora Satanás había tomado a Lot como botín, junto con grandes manadas de ganado, carretas de alimentos y ropas, y cofres llenos de oro, plata y piedras preciosas.
Puede imaginarse usted al diablo jactándose de la captura de la simiente de Abram: “Mira a Lot. Está atado con cadenas y despojado de todos sus bienes. Eso es lo que le pasa a cualquiera que trate de interferir en mi territorio”.
Más, ahora imagina la escena después de la victoria de Abram. Los ejércitos confederados se habían atascado en hoyos de lodo y estaban rotundamente derrotados. Y Abram había libertado a la gente y recuperado una gran caravana de botines. Estos bienes no eran solamente de Sodoma y Gomorra, sino que también de otras nueve ciudades que habían sido saqueadas. El botín de Sodoma fue devuelto, hasta el último cordón de zapatos. No obstante, Abram se quedó con el botín de los invasores.
Aquí está el principio que Dios quiere que entendamos: Nuestro Señor está interesado en mucho más que hacernos victoriosos. Él quiere darnos el botín, los bienes, las riquezas espirituales de nuestra guerra. Debemos salir de la batalla con vagones llenos de recursos. A esto es que Pablo se refiere cuando él dice, “Somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó”. (Romanos 8:37).
Dios los guarde y los proteja siempre.
Pastor Kike Escobar (WMF)
Unidad Internacional de Oración (UIO)
Restoration Church UK
www.kikeescobar.com
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