Rut 4:7-12
“En esos días era costumbre en Israel que cualquiera que transfiriera un derecho de compra se quitara la sandalia y se la entregara a la otra parte. Esto hacía válida la transacción de una manera pública. Entonces el otro redentor de la familia se quitó la sandalia mientras le decía a Booz: Compra tú la tierra.
Entonces Booz les dijo a los ancianos y a la gente que estaba alrededor: Ustedes son testigos de que hoy le compré a Noemí toda la propiedad de Elimelec, Quelión y Mahlón. Además, junto con la tierra adquirí a Rut, la viuda moabita de Mahlón, para que sea mi esposa. De este modo ella podrá tener un hijo para que el nombre de la familia de su difunto esposo continúe y herede aquí, en su pueblo natal, la propiedad de su familia. Hoy todos ustedes son testigos.
Entonces los ancianos y toda la gente que estaba en la puerta respondieron: ¡Somos testigos! ¡Que El Señor haga que esta mujer que va a ser parte de tu hogar sea como Raquel y Lea, de quienes descendió toda la nación de Israel! Que prosperes en Efrata y que seas famoso en Belén. Y que El Señor te dé descendientes por medio de esta joven que sean como los de nuestro antepasado Fares, el hijo de Tamar y Judá”.
Existió una ley que nos habla de este hecho en Deuteronomio 25:7-9 con respecto a un caso similar a éste. En aquel caso, así como en éste, un hombre perdía su sandalia o calzado. Quitándose la sandalia y entregándoselo al adquiriente, constituía un documento legal de gran significado en aquel entonces. Booz había tomado el lugar de Rut en esta transacción, actuando en su lugar y entonces ella podría convertirse en su esposa.
“Sin embargo, si el hombre se niega a casarse con la viuda de su hermano, ella deberá ir a la puerta de la ciudad y decirles a los ancianos allí reunidos: El hermano de mi esposo se niega a preservar el nombre de su hermano en Israel: se niega a cumplir con los deberes de un cuñado al no casarse conmigo. Entonces los ancianos de la ciudad lo llamarán y hablarán con él. Si aun así se niega y dice: No quiero casarme con ella, la viuda se acercará a él en presencia de los ancianos, le quitará la sandalia del pie y le escupirá la cara. Luego declarará: Esto es lo que le pasa a un hombre que se niega a darle hijos a su hermano.
A partir de entonces, todo Israel se referirá a su familia como ¡la familia del hombre al que le quitaron la sandalia!”.
La ley estimado amig@, simbólicamente hablando, está “descalza”. La ley no puede salvar a nadie de ninguna manera. Es solamente el evangelio el que nos puede redimir. En cuanto al pecador, la ley no le puede calzar. Es el evangelio de la gracia que viste a un pecador de la justicia de Cristo, y que le proporciona un calzado. El apóstol Pablo en su carta a los Efesios 6:15, dijo: “Y calzados los pies con el apresto (las sandalias) del evangelio de paz”. La ley no puede redimir pero Cristo, nuestro Booz, nuestro pariente-redentor, nos puede redimir por la gracia divina, aleluya.
Poseyendo ya el documento legal, la sandalia del descalzo, Booz concluyó la transacción llamando a los diez ancianos, para que sirvieran de testigos que ahora era él, quien aquel día redimía las propiedades de Elimelec, Mahlón y Quelión. No sólo fue redentor de la propiedad, sino también de Rut.
Con el camino libre para cumplir plenamente su promesa, Booz toma por testigos del contrato, a las puertas de la ciudad, a los ancianos y a todo el pueblo (ya que cualquiera podía presenciar estos juicios). Todos fueron testigos de que Booz redimía, no sólo la hacienda, sino también a la viuda, Rut la moabita, para restaurar el nombre del difunto. Con respecto a este casamiento o matrimonio de Booz con Rut, vemos que:
Este evento fue solemnizado o, al menos, publicado delante de muchos testigos. Booz declara: Que se hace cargo de la hacienda que fue propiedad de Elimélec y de sus hijos. Que también rescata (hebreo qaniti = he adquirido) a Rut, la viuda de Mahlón. Bien puede decir que la adquiere por suya, ya que Rut no tenía dote que aportar al matrimonio. Pero ella valía para él más que la dote de una millonaria. Al casarse con ella, deseaba preservar la memoria del difunto de forma que el nombre de Mahlón fuese preservado así de desaparecer, a pesar de no haber dejado descendencia. Obsérvese que, por haber cedido Booz este derecho, para que el nombre de Mahlón fuese preservado, Dios hizo que el nombre de Booz fuese honrado al ser incluido en la genealogía de nuestro Salvador Jesucristo, por lo que su familia adquirió una dignidad superior a la de todas las demás familias de Israel, mientras que el otro pariente tan temeroso de perder algo si se casaba con la viuda, perdió la hacienda, una mujer virtuosa, el honor de su familia y hasta su nombre fue dado al olvido, de forma que no apareciese en las Sagradas Escrituras.
El casamiento de Booz y Rut fue acompañado de las oraciones y bendiciones de los ancianos y del pueblo presente a la ceremonia. Es de suponer que el anciano más viejo recitase la bendición y que los demás ancianos, con el resto del pueblo, se uniesen a él por lo que parece como si todos hubiesen pronunciado las bendiciones que aparecen en el texto sagrado, ya que, en las oraciones públicas, aunque sea uno solo el que ore en voz alta, o varios por turno, todos los presentes deben orar interiormente con él. También hemos de aprender de aquí a bendecir y acompañar con oraciones los casamientos de los creyentes. Hemos de orar unos por otros, a fin de que el Señor prospere y bendiga nuestras familias.
Esta oración - bendición contiene tres partes:
A- En la primera se le desea a Rut, la nueva israelita una fecundidad parecida a la de Raquel y Lea, las esposas de Jacob. Dios cambia lo estéril por algo fructífero, se avecina un tiempo de fertilidad en nuestras vidas.
B- En la segunda, se le desea a Booz que adquiera nuevo esplendor y nueva fuerza (hebreo jayil), que le hagan prosperar en los negocios familiares y le den honor, sabiduría y éxito entre todas las familias de Belén de Efrata. Seremos renovados en nuestro ser interior y veremos cómo prospera todo, así como prospera nuestra alma.
C- En la tercera, se desea a la familia de Booz y Rut una descendencia como la de Fares (o Peres), el primogénito de Judá, como si dijesen: “Que tu casa sea como la de Fares, tan numerosa e ilustre como la de Fares”. Los de Belén eran descendientes de Fares. Ahora oraban para que la familia de Booz, que era una sola de las familias de Belén, se hiciese, al correr de los años, tan numerosa e ilustre como era ahora la descendencia entera del patriarca. Dios traerá la multiplicación y exaltará nuestro nombre, y seremos reconocidos en todas las naciones de la tierra.
Nuestro Señor Jesucristo es nuestro Goel o Redentor, un Redentor eterno, quien, a semejanza de Booz con Rut, nos miró con tierna compasión y nos sacó del deplorable estado de miseria y de pecado en que nos hallábamos. A muy alto precio, al precio de su sangre, nos compró para una herencia eterna, hipotecada por el pecado y puesta en manos de la justicia divina, de la que nadie ni nada la habría podido rescatar jamás. Aleluya.
Continuara…….
Feliz día, Dios los guarde y los proteja siempre.
Un abrazo.
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