2 Samuel 1:17-27 (por favor leer antes de continuar con el devocional)
David fue un músico talentoso. Tocaba el arpa, incorporó la música a los servicios de adoración del templo, y escribió muchos de los salmos. Aquí se nos dice que escribió un poema en memoria del rey Saúl y de su hijo Jonatán, el mejor amigo de David. La música jugó un papel muy importante en la historia de Israel.
El rey Saúl había causado muchos problemas a David, pero cuando murió, David compuso un poema para el rey y su hijo. David tenía muchas razones para odiar a al rey Saúl, pero aun así prefirió no hacerlo. Decidió ver lo que había hecho de bueno el rey Saúl y olvidar los momentos cuando esté lo había atacado. Se necesita valor para dejar a un lado las heridas y el odio y mostrar respeto por otra persona, especialmente un enemigo.
David ordenó que se enseñara a los hijos de Judá el cántico del Arco. “El Arco” viene a ser el título de la lamentación de David, quizá por la importancia que se da en ella al arco de Jonatán, quien era especialmente diestro en el manejo del arco. Del mismo poema se nos dice que está escrito en el libro de Jaser (o Yasar, que significa justo). Este libro era probablemente una colección de poemas o documentos estatales en forma poética.
No es propiamente un himno divino, ni dado por inspiración de Dios para ser usado en el culto público, ni hay en él ninguna mención de Dios (lo que, de paso, prueba su autenticidad y su antigüedad). Es una composición humana y, por eso, se inserta, no en el libro de los Salmos, sino en el libro de Jaser, el cual, al ser una colección de poemas ordinarios, no nos ha sido conservado.
Este poema demuestra que David era:
1. Hombre de espíritu excelente, y ello en cuatro aspectos:
(A) Generoso hacia Saúl, su jurado enemigo. Oculta sus defectos; y aunque no era posible impedir que se publicasen en la narración de su historia, no quiso David que apareciera en su elegía. La caridad nos enseña a hablar lo mejor posible de los buenos y a callarnos cuando no podemos decir nada bueno de los malos, especialmente cuando se han muerto.
Publica lo que en él había de bueno: que había sido ungido con aceite, con el óleo o aceite sagrado, el cual manifestaba su elevación a la dignidad regia. Dice que era gran hombre de guerra: valiente, victorioso con frecuencia sobre los enemigos de Israel: Adondequiera que se volvía, era vencedor. Aunque su estrella se tornó oscura, brilló al principio con gran resplandor. Poniéndole junto a Jonatán, dice de ambos que eran amados y amables. Jonatán lo era siempre, y Saúl lo era en conjunción con Jonatán. Tomados ambos a la par, y en cuanto a perseguir al enemigo, no había quien les superase en valentía: eran más ligeros que águilas, más fuertes que leones. En sus buenos tiempos, Saúl había sido un padre afectuoso hacia un hijo que siempre había sido leal a su padre, y, así, inseparables en su vida, tampoco en su muerte fueron separados, sino bien unidos en la batalla contra los filisteos, y cayeron juntos por la misma causa.
(B) Inmensamente agradecido hacia Jonatán. Hizo gran duelo y lamento por lo que Jonatán había sido para él: Angustia tengo por ti, hermano mío (cuñado, por lazos del matrimonio con Mical, y más que hermano), que me fuiste muy agradable. Tenía razón para decir que el afecto que Jonatán le tenía era maravilloso, pues no tenía par. ¡Amar de tal forma a un hombre de quien sabía que le había de quitar de su cabeza la corona, y aun así, ser tan leal a su rival!
Ciertamente, nada hay en este mundo que sea tan agradable como un amigo bueno, leal a nuestra persona y a nuestros intereses, y prudente y comprensivo, que amablemente recibe y devuelve el afecto, que nos trata con familiaridad y, al mismo tiempo, con respeto. Nada hay asimismo tan doloroso como la pérdida de un tal amigo; es como perder una parte de sí mismo. Cuanto más amamos a una persona, más nos duele perderla.
(C) Estaba profundamente preocupado por el honor de Dios pues eso es lo que tiene en cuenta cuando teme que las hijas de los incircuncisos filisteos, que están fuera del pacto de Dios puedan celebrar el triunfo sobre Israel y, de rechazo, sobre el Dios de Israel, pues si ha perecido la gloria de Israel, ha quedado deteriorado el nombre de Aquel que es la gloria de Israel. Las buenas personas sienten en lo más vivo los reproches de quienes reprochan a Dios.
(D) Estaba también profundamente preocupado por el bien público. Si había perecido la gloria de Israel, habían perecido también la belleza, el honor, el orden, la paz y el bienestar de la nación. David se lamenta de todo esto, aun cuando esperaba ser, en las manos de Dios, instrumento para reparar tales pérdidas.
2. También nos muestra este poema fúnebre, como David era un hombre de talento y de fina imaginación poética, así como de piedad. “Ni rocío ni lluvia caiga sobre vosotros, ni seáis tierras de ofrendas”. Este es el reproche que David lanza sobre aquellos montes, como si, al quedar teñidos con la sangre del ungido de Dios, hubiesen perdido por ello el derecho a recibir el rocío del Cielo y a producir frutos dignos de ser ofrecidos al Señor.
Dios los guarde y los proteja siempre.
Pastor Kike Escobar (WMF)
Unidad Internacional de Oración (UIO)
Restoration Church UK
www.kikeescobar.com
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