El Devocional del Amor “La Redención es una historia de amor”
La comida de los segadores - 1853 - Jean Francois Millet Pastor Kike Escobar (WMF) Unidad Internacional de Oración (UIO) Santiago de Cali, septiembre 18 de 2020 Título en inglés: The Devotional of Love © 2020 por La Unidad Internacional de Oración (UIO) - ArtistiK Kike Escobar®. Publicado en Cali, Valle del Cauca, Colombia, Sur América. © La Unidad Internacional de Oración (UIO) - ArtistiK Kike Escobar, son un proyecto de vida que pertenece a Luis Enrique Escobar Patiño. Es una marca registrada de Kike Escobar®. www.kikeescobar.com Todos los derechos reservados. Ninguna porción de este libro podrá ser reproducida, almacenada en algún sistema de recuperación, o transmitida en cualquier forma o por cualquier medio —mecánicos, fotocopias, grabación u otro - excepto por citas breves en revistas impresas, sin la autorización previa por escrito de la editorial. A menos que se indique lo contrario, todos los textos bíblicos han sido tomados de la Santa Biblia, Versión Reina-Valera 1960. © Sociedades Bíblicas en América Latina. © Nueva Traducción Viviente. © Comentario Bíblico Matthew Henry®
© e-Sword® 2016 – Rick Meyers – All Right Reserved Worldwide
Escuela Bíblica Siguiendo al Maestro© 2001-2020
Editor en Jefe: El Espíritu Santo Edición: Pastor Kike Escobar (WMF) Ilustraciones: Jean Francois Millet - Kike Escobar Fotografía de la portada: Kike Escobar © 2020 ISBN: en proceso.
Contenido
Dedicatoria e introducción
1. La historia del Pariente Redentor, una historia de amor.
2. La raíz de amargura.
3. La valentía de una decisión
4. La disciplina divina.
5. Entendiendo la guía de Dios.
6. El comienzo de una hermosa historia de amor.
7. La recompensa de obedecer a Dios.
8. Gestos que enamoran.
9. Cuando nos dejamos guiar.
10. La ley del Pariente Redentor (maravilloso).
11. La ley del matrimonio por levirato.
12. Hablando de héroes.
13. Preparándonos para un encuentro con el futuro novio.
14. Un acto de valentía.
15. La propuesta de matrimonio.
16. Una mujer virtuosa.
17. La reacción de la decencia.
18. Actos pensando en el futuro.
19. Formados en el carácter.
20. El poder de la diligencia.
21. Una estrategia sagaz.
22. El casamiento de Rut y Booz.
23. El nacimiento de la bendición.
24. Las recompensas de Rut.
25. El final de una hermosa historia de amor.
Dedicatoria
En gratitud a nuestro amado Dios, quien a través de Su Espíritu Santo, nos ilumina, nos inspira y nos revela Su santa palabra todos los días.
Introducción
En plena época de cuarentena y pandemia mundial, en un mundo en decadencia, nos llega “El Devocional del Amor” como un oasis en medio del desierto. Cuanta alegría siente mi espíritu al poder dar a luz este material escrito, que llevará emociones de afecto y amistad a muchas personas carentes de ellas en este tiempo.
Solo Dios sabe la emoción que me llevo a escribir cada devocional. Espero lo disfrutes y te emociones tanto como yo. Esta será unas de las palabras Bíblicas que será la ruta para mi vida este próximo año 5781, que comienza en medio oriente con la salida la primera estrella del primero del mes de Tishrei, que este año 2020 coincide con la noche del viernes 18 de septiembre hasta el domingo 20 de septiembre. También será mi guía para el año 2021 en occidente que comienza el 1 de enero próximo. ¿Tú decides si será tu guía de ruta también?
Las ilustraciones que encontrarás en este devocional, son del pintor francés Jean Francois Millet. La primera ilustración fue consideraba por el pintor una de sus mejores obras. Pretendía ser una ilustración del Antiguo Testamento, concretamente del libro de Ruth, pero desde el punto de vista de su propia época. Fue esta una época en la que el artista empezó a desarrollar su pintura simbólica de la vida campesina, pero poniendo acento en las condiciones sociales contemporáneas de los ciudadanos de la Francia rural.
En la década de 1850, la Francia campesina era en su mayor parte propiedad de unos patrones ausentes más interesados en el beneficio personal que en el bienestar de los trabajadores. Millet se solidariza con estos campesinos maltratados, y sobre todo quiere potenciar con su pintura la dignidad de las vidas humildes.
Como excusa para presentarse al premio en el Salón de 1853 (que ganaría posteriormente) cuenta la historia de Ruth, una joven que tras quedarse viuda tuvo que ganarse el pan trabajando como cosechadora en los campos de Booz, que admirado por el buen corazón de la mujer acabó casándose con ella.
Millet muestra a Booz invitando a una tímida Ruth a comer junto con el resto de segadores, pero queriendo dejar claro el mensaje de su obra, decidió cambiar el título “Rut y Booz” añadiendo el de “La comida de los segadores”, pues consideraba a los campesinos dignos de una obra de arte con letras mayúsculas.
Dios los ilumine en este viaje por esta maravillosa historia de amor.
La historia del Pariente Redentor, una historia de amor
Rut 1:1-5
“En el tiempo en que los jueces gobernaban el país, hubo allí una época de hambre. Entonces un hombre de Belén de Judá emigró a la tierra de Moab, junto con su esposa y sus dos hijos. El hombre se llamaba Elimélec, su esposa se llamaba Noemí y sus dos hijos, Majlón y Quilión, todos ellos efrateos, de Belén de Judá. Cuando llegaron a la tierra de Moab, se quedaron a vivir allí.
Pero murió Elimélec, esposo de Noemí, y ella se quedó sola con sus dos hijos. Éstos se casaron con mujeres moabitas, la una llamada Orfa y la otra Rut. Después de haber vivido allí unos diez años, murieron también Majlón y Quilión, y Noemí se quedó viuda y sin hijos”.
El tema de este libro es “El Pariente Redentor". Este pequeño libro de Rut ha sido de bendición especial para muchas personas. Rut es una adición al libro de los Jueces y su contenido histórico tuvo lugar durante este período. Es una hermosa historia, un relato feliz acerca de algunas personas que vivieron durante el período triste que se describe en el libro de los Jueces.
La hermosura y excelencia de la historia de Rut no puede pasar inadvertida aun al creyente más indiferente. El libro de Rut registra la historia del amor de la sierva de Moab. Revela el poder del amor puro y apasionado. Cuenta del apego intenso que existía entre Rut y su suegra Noemí, pues el amor verdadero es tan fuerte como la misma muerte.
La historia de Rut y Booz muestra el aspecto del amor en la redención. Y estimado amig@, la salvación es como una intriga de amor. Usted descubrirá que muchos escritores del pasado han puesto gran énfasis únicamente sobre el hecho de que la salvación fue una transacción. Pero realmente se trata de un asunto de amor.
En nuestro estudio del libro de Rut veremos el lado amoroso de la redención. No se le ha dado el énfasis que se debe a este aspecto amoroso de la salvación. Estimado amig@, Dios nos ama.
El libro de Rut es singular por presentar una fase importante de la doctrina de la redención, al presentar al lector el único ejemplo en la Biblia del pariente - redentor en acción. Rut dio un relato detallado del término hebreo “goel” funcionando en su significado pleno. No pudo haber habido ninguna redención para la propiedad ni para el individuo, sin la persona y presencia de algún pariente - redentor. Y a menos que la obra del pariente - redentor se comprenda adecuadamente, no puede haber ninguna comprensión de la obra de la redención de Jesucristo.
La redención requiere un pariente - redentor. Y si solo Dios puede redimir, era necesario que Él se convirtiese en un ser humano. Booz proporcionó la única figura del aspecto del pariente - redentor en la redención, que es tan esencial para una comprensión de la obra de la expiación, en la cual Dios hizo que Cristo, al derramar Su sangre, fuera el instrumento del perdón que se alcanza por la fe.
Resumiendo, esta pequeña obra desciende hasta nuestro nivel humano y nos cuenta la historia común y corriente de una pareja cuyos integrantes se amaban mutuamente. Eran personas normales y su historia de amor es como un espejo en el cual podemos contemplar el amor divino del Salvador por usted y por mí. Al recorrer pues, este relato, veremos cómo se desarrolla esta historia de amor.
Rut literalmente, significa “amistad” o “una amiga femenina”. En ninguna otra parte de la Biblia encontramos una representación más amorosa de la verdadera amistad. La virtud primordial de Rut es la tenacidad en sus objetivos: Sin duda, era una mujer firme. Se mantuvo fiel al compromiso con su suegra e incansable mientras trabajaba en los campos. El resultado de esta constancia es su matrimonio con Booz y el nacimiento de Obed, quien llegó a ser padre de Isaí, progenitor a su vez del rey David. Más aún, como Jesús provenía de la simiente de David, la moabita Rut llegó a formar parte del linaje mesiánico (linaje de Jesucristo), podemos describir esta historia como “la tenacidad que conduce al trono”.
La raíz de amargura
Rut 1:6-10
“Entonces se puso en marcha con sus nueras, y regresó de los campos de Moab, porque oyó en el campo de Moab que el Señor había visitado a su pueblo para darle pan. Salió, pues, del lugar donde había estado, y con ella sus dos nueras, y comenzaron a caminar para regresar a la tierra de Judá. Y Noemí dijo a sus dos nueras: Andad, volveos cada una a la casa de su madre. Que el Señor tenga de vosotras misericordia, como la habéis tenido vosotras con los que murieron y conmigo. Os conceda el Señor que halléis descanso, cada una en casa de su marido. Luego las besó; pero ellas, alzando su voz y llorando, le dijeron: Ciertamente nosotras iremos contigo a tu pueblo”.
Dios había bendecido nuevamente la tierra de Judá porque el pueblo se había vuelto a Dios. Noemí oyó esas noticias y entonces resolvió regresar a su propio país. Ella y sus dos nueras comenzaron el viaje pero junto al camino Noemí se detuvo para hablarles algo muy serio. Ella habló favorablemente en cuanto a sus nueras. Ahora, por lo común, la madre que tiene un hijo no cree que haya una mujer que sea lo suficientemente buena como para él. Pero Noemí creía que estas muchachas sí eran buenas para sus hijos, y las apreciaba mucho. Aquí vemos que las aconsejó que regresaran a su pueblo para quedarse allí. Eso significaba que podrían casarse luego con los de su propio pueblo. Ahora, regresar a casa realmente significaba para ellas volver a la idolatría. Y, al parecer, estas dos mujeres se habían declarado a favor de Dios. Pero mientras que una era genuina en cuanto a sus creencias, la otra no lo era.
Ahora, algunas de las cosas que Noemí les había dicho las entristeció, eso es seguro. Si estas dos mujeres se iban con Noemí, probablemente no les sería posible casarse nuevamente porque ninguno de los israelitas se comprometería. Les estaba prohibido a los israelitas casarse con extranjeros. El regreso a Judá con Noemí también significaría una pobreza perpetua, porque cuando ella había salido de su tierra, había perdido su propiedad. Sus tierras habían sido hipotecadas. Otros ahora tenían su parcela y para poder recobrarla le haría falta un redentor. Habría un redentor, pero en este momento, eso no significaba nada para Rut ni para Orfa, que aún no lo sabían. Por lo tanto, Noemí les dijo que debían quedarse en Moab y casarse con los de su pueblo. Entonces, ellas se afligieron y lloraron mucho. Luego, ambas jóvenes le dijeron a Noemí que la acompañarían a Judá.
Rut 1:11-13
“Noemí insistió: Regresad, hijas mías; ¿para qué vendríais conmigo? ¿Acaso tengo yo más hijos en el vientre que puedan ser vuestros maridos? Regresad, hijas mías, marchaos, porque ya soy demasiado vieja para tener marido. Y aunque dijera: Todavía tengo esperanzas, y esta misma noche estuviera con algún marido, y aun diera a luz hijos, ¿los esperaríais vosotras hasta que fueran grandes? ¿Os quedarías sin casar por amor a ellos? No, hijas mías; mayor amargura tengo yo que vosotras, pues la mano del Señor se ha levantado contra mí”.
Según la legislación de Moisés, si un hombre moría en Israel, su hermano, tío, o sobrino, podía casarse con la viuda. El hecho es que la esposa del difunto podía pedir que uno de ellos fuera su esposo, a fin de que se perpetuara el nombre del marido. Pero, Noemí les dijo a Rut y a Orfa que ella no tenía más hijos y que serían insensatas si regresaran con ella a Judá, porque no podrían casarse fuera de la familia. Ninguno en Belén tendría interés alguno en ellas.
Es interesante observar cómo Noemí fue consciente de que Dios había juzgado a su familia. Al final todas las decisiones tomadas en la trayectoria de la vida familiar habían estado equivocadas, en contra de la voluntad de Dios y el resultado de todas las experiencias vividas en esa etapa era la amargura.
La amargura había llenado el corazón de Noemí, ese es el fruto, es decir, las consecuencias evidentes en la vida de toda persona que decide actuar con autonomía frente a la autoridad de Dios. Pero Noemí estaba reconociendo el origen de sus males y aceptando con un espíritu de sumisión la voluntad de Dios. Y esa es la actitud que Dios requiere de cada uno de nosotros. En vez de adoptar una actitud de rebeldía, cuando aceptamos una determinada situación de la manera en que ella lo hizo, estamos colocándonos en las manos de Dios para que Él nos coloque nuevamente en la senda de sus planes y propósitos para nosotros. Estamos abriéndonos para que Dios nos limpie, y restaure lo que se haya perdido, repare los trozos dispersos de nuestra vida y los transforme en una personalidad nueva, coherente, que vive y actúa en armonía con Dios, y disfruta de Sus bendiciones.
“Mirad bien de que nadie deje de alcanzar la gracia de Dios; de que ninguna raíz de amargura, brotando, cause dificultades y por ella muchos sean contaminados” Hebreos. 12:15.
La raíz de amargura se gesta y nace en el corazón, contamina los sentimientos de una persona, al grado de llegar odiar, rechazar y repudiar a alguien sin poder ya evitarlo. Entre más grande es la raíz mayor es la manifestación visible de rechazo y de odio de las personas que han dejado crecer la raíz de amargura en sus corazones.
Efesios 4:31 dice: “Sea quitada de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritos, maledicencia, así como toda malicia”. Cuando un corazón está enfermo se hace visible desde el momento que habla y como dice las cosas. Recordemos que como personas nosotros decidimos que hacer con los sentimientos, si amar u odiar, bendecir o maldecir, perdonar o guardar rencor. Es por esto que cuando hablamos con rencor y enojo, este genera un desequilibrio en las emociones, que si no se atiende a tiempo y se hacen las paces, puede generar una raíz de resentimiento, que provocara punzadas en el corazón. El término raíz quiere decir además: fuente, causa, razón. Entonces es un sentimiento de enojo u odio que por no sacarlo del corazón, echa raíz allí, y luego produce unos frutos propios del árbol de amargura (enfermedades, violencia, ruina, etc.).
La raíz de amargura es una raíz de maldición que absorbe la vida de Dios en el corazón del creyente. Tengamos presente que Jesús vino a darnos vida y vida en abundancia, por tanto desechemos todo resentimiento, enojo o amargura y avancemos en el amor de Cristo.
La valentía de una decisión
Rut 1:16-17
“Pero Rut le dijo: ¡No me obligues a abandonarte y separarme de ti! A donde tú vayas, iré yo; y donde vivas tú, viviré yo. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios.
Donde tú mueras, yo moriré y seré sepultada. Prometo que sólo la muerte nos separará”.
No existen expresiones más hermosas ni valientes que las que usa Rut en esta ocasión. La afirmación que hace Rut de su compromiso es quizá la más bella de toda la literatura Bíblica. Se ha escrito que una mujer que no se emocione al leer este pasaje denota un nivel muy bajo de feminidad.
Rut cobra nuevos ánimos y se expresa con mayor valentía, lo cual es un ejemplo de la inclinación que la gracia de Dios puede llevar a cabo en un corazón para que resuelva escoger la mejor. Tu pueblo será mi pueblo. Lo que es más importante, renuncia para siempre a los ídolos y abraza la fe del verdadero Dios: Y tu Dios será mi Dios.
La actitud de Rut es un modelo de conversión absoluta a Dios. Como ella, nosotros también hemos de estar dispuestos:
1 - A tomar al Señor por nuestro Dios para siempre y ser consecuentes con esta decisión.
2 - Al tomar al Señor por Dios nuestro, hemos de tomar también por nuestro Su pueblo, sin condiciones, aunque sean pobres, despreciados e imperfectos. Uno no puede tomar una decisión con respecto a Dios sin identificarse con el pueblo de Dios.
3 - Resueltos a compartir la suerte del pueblo de Dios, hemos de soportar las vicisitudes y adversidades que ellos hayan de soportar, y compartir sus penas y sus alegrías.
Noemí no tuvo nada más que contestar a las palabras de Rut: “Y viendo Noemí que estaba tan resuelta a ir con ella, no dijo más” Rut 1:18. Esto era precisamente lo que Noemí deseaba; que Rut tomase conciencia de lo que significaba marchar con ella a un país extraño y resolviese acompañarla con toda libertad.
Rut era una moabita. Moab era la tierra al este del Mar Muerto. Era una de las naciones que oprimieron a Israel durante el período de los jueces, así es que había hostilidad entre las dos naciones. Sin embargo, esto no le impidió adorar al Dios verdadero, ni tampoco impidió a Dios aceptar su adoración y colmarla de grandes bendiciones. Dios no amaba únicamente a los judíos. Dios eligió a los judíos como instrumento para que el resto del mundo lo conociera. Esto se cumplió cuando Jesús nació como judío.
A través de Jesucristo de Nazaret, todo el mundo puede conocer a Dios. Hechos 10:34-35 dice que, “Dios no hace acepción de personas, sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace justicia”. Dios acepta a todos los que lo adoran; actúa a través de las personas sin importar raza, sexo o nacionalidad. El libro de Rut es un ejemplo perfecto de la imparcialidad de Dios. Aunque Rut provenía de una raza a menudo despreciada por el pueblo de Dios, fue bendecida por su fidelidad. Llegó a ser la bisabuela del rey David y un antepasado directo de Jesús.
La muy citada frase de sumisión de Ruth, no constituye una mera reacción emocional, sino que se proyecta más allá de la amistad, como un acto de fe. Su compromiso se funda en un acercamiento al Dios vivo, a quien ha conocido por intermedio de Noemí. La influencia de verdaderos creyentes, traen como como consecuencia respuestas y decisiones como esta. Fuimos diseñados como cristianos para ser buena influencia en un mundo de pecado.
La disciplina divina
Rut 1:19-22
“Entonces las dos mujeres siguieron caminando hasta llegar a Belén. Apenas llegaron, hubo gran conmoción en todo el pueblo a causa de ellas. ¿No es ésta Noemí? se preguntaban las mujeres del pueblo.
Ya no me llaméis Noemí (dulce), repuso ella. Llamadme Mara (amarga), porque el Todopoderoso ha colmado mi vida de amargura. Me fui con las manos llenas, pero El Señor me ha hecho volver sin nada. ¿Por qué me llamáis Noemí si me ha afligido el Señor, si me ha hecho desdichada el Todopoderoso?
Así fue como Noemí volvió de la tierra de Moab acompañada por su nuera, Rut la moabita. Cuando llegaron a Belén, comenzaba la cosecha de la cebada”.
Cuando Rut y Noemí llegaron al pueblo de Belén, los de Belén vieron a Noemí y se preguntaron: ¿No es ésta Noemí? Cuando Noemí salió de Belén, era próspera. Tenía un esposo y dos hijos. Ahora, ella regresaba, pero su esposo y sus dos hijos habían muerto. Todo lo que traía con ella ahora, era una acompañante extranjera, y su pobreza era muy obvia.
¿Había de veras Dios tratado amargamente con Noemí? No, estimado amig@. Noemí era miembro de una familia pródiga y por eso fue castigada en un país lejano. Fue por causa de su desobediencia que le sucedieron todas estas cosas. Noemí había salido llena. Lo tenía todo. Pero había regresado con las manos vacías. No tenía nada.
Así le sucede al hijo de Dios que teniendo a su disposición todas las bendiciones espirituales en Jesucristo, se aleja de Su presencia y pierde su relación de compañerismo con Él. Allí, lejos de Dios, dondequiera que se encuentre, sufrirá la disciplina divina y volverá a su hogar espiritual con las manos vacías, como vino aquel hijo pródigo de la parábola. Aunque encontrará que su Padre le estará esperando con los brazos abiertos, para perdonarle y bendecirle como nunca antes.
Nohemí lo había perdido todo en el país lejano. Y no quería que sus vecinos la llamaran “dulce”, como el significado de su nombre, sino Amarga. Pero nos alegramos de que el Espíritu de Dios no aceptara su nuevo nombre. No sería Mara, un nombre de amargura, porque aún habría guardadas para ella algunas experiencias maravillosas.
Noemí no estaba rechazando a Dios al manifestar abiertamente su dolor. Sin embargo, tal parece que perdió la visión de los tremendos recursos que tenía en su relación con Rut y con Dios.
Cuando enfrente momentos amargos, Dios recibirá con agrado sus oraciones sinceras, pero cuídese de no pasar por alto el amor, la fuerza y los recursos que El Señor provee en las presentes relaciones. Y no permita que la amargura y la desilusión lo cieguen ante las oportunidades.
La mujer extranjera que Nohemí traía de la tierra de Moab, llamada Rut, no pertenecía a la sociedad israelita. La ley mosaica la excluía y ella no creía que tuviera esperanza alguna. Pero, veremos más adelante que algunas cosas maravillosas le iban a pasar a Noemí y a su nuera Rut. Llegaron a Belén al comienzo de la siega de la cebada, que era una buena hora para llegar a Belén. El hambre había pasado y había una buena siega.
Belén estaba a unos ocho kilómetros al sur de Jerusalén. El pueblo estaba rodeado por exuberantes campos y arboledas de olivos. Sus cosechas eran abundantes. El regreso de Rut y Noemí a Belén fue sin duda parte del plan de Dios porque en esta aldea nacería David y como lo predijo el profeta Miqueas, también Jesús nacería allí. Esta acción, fue más que una simple conveniencia para Rut y Noemí. Conducía al cumplimiento de la Escritura.
Debido a que el clima de Israel es muy moderado, hay dos cosechas cada año, en la primavera y en el otoño. La cosecha de cebada se llevaba a cabo en primavera y fue en ese tiempo de esperanza y de plenitud que Rut y Noemí regresaron a Belén. Belén era una comunidad agrícola y debido a que era época de cosecha, había mucho grano sobrante en los campos. Este grano podía recolectarse o espigarse y luego convertirlo en alimento.
Una aflicción bien llevada, siempre nos hace bien: “La tribulación produce paciencia” “Pero hay más, podemos sentirnos felices aun cuando tenemos sufrimientos porque los sufrimientos nos enseñan a ser pacientes” Romanos 5:3.
Entendiendo la guía de Dios
Rut 2:1
“Noemí tenía, por parte de su esposo, un pariente que se llamaba Booz. Era un hombre rico e influyente de la familia de Elimélec”.
El tema general de este capítulo es el campo de Booz. En este capítulo vemos que Rut recogía espigas en el campo de Booz. Y Booz se fijó en ella y la favoreció. En este capítulo nos enteraremos de la pobreza de estas mujeres, Noemí y Rut.
Booz era un pariente, un goel, palabra hebrea que significa el pariente cercano y redentor. Según la ley hebrea, él era un pariente - redentor. Podemos observar aquí que Booz conocía la ley mosaica. Booz, por cierto también significa fuerza, rapidez, prontitud. Era un hombre poderoso en riquezas y puede traducirse que era un “hombre fuerte en la guerra”. También puede traducirse como “un hombre fuerte en la Ley”. Estas tres características describían bien a Booz.
Booz representa en el libro de Rut a la figura del Señor Jesucristo. De usted y de mí se puede decir que tenemos un pariente redentor que, como dice la carta a los Hebreos 7:26, “era santo, sin maldad y sin mancha, apartado de los pecadores”.
Rut 2:2
“Un día Rut, la moabita, dijo a Noemí: Te ruego que me dejes ir al campo a recoger espigas en pos de aquel a cuyos ojos halle gracia. Ve, hija mía, le respondió ella”.
Esto significa que estas dos mujeres debían haber sido muy pobres para tener que salir Rut al campo a recoger espigas. Estaban apelando a la ley mosaica; recordemos que en Levítico capítulo 19:9-10 dice: “Cuando siegues la mies de tu tierra, no segarás hasta el último rincón de ella, ni espigarás tu tierra segada. Y no rebuscarás tu viña, ni recogerás el fruto caído de tu viña; para el pobre y para el extranjero lo dejarás. Yo el Señor, vuestro Dios”. Rut era extranjera y también pobre. Y Noemí también era pobre. Rut pues salió para recoger espigas en los campos, conforme a la ley mosaica.
Éste era el método de Dios para suplir las necesidades de los pobres. Ellas no estaban viviendo de la limosna. Y éste fue el programa de Dios para el cuidado de los necesitados. Los pobres no tenían que formar filas para recibir la caridad. Fueron atendidos, pero tenían que salir a los campos y trabajar. Tenían que salir para recoger espigas.
Se calcula que en aquel entonces, el treinta por ciento del grano, era dejado en los campos. Tenían un método bastante rudimentario para segar. El grano era cortado a mano y recogido a mano. Las cosas son bastante diferentes hoy en día. Las nuevas segadoras no solamente cortan los granos, sino que también los trillan y lo envasan en sacos y hacen bultos de la paja. Hoy en día todo el grano puede ser recogido. Pero en los tiempos de Rut y de Noemí, era imposible recoger todo el grano. De modo que se les permitía la entrada a los pobres en los campos donde seguían a los que recogían espigas y ellos recogían también.
Rut 2:3
“Fue, pues, y al llegar, se puso a espigar en el campo tras los segadores. Y aconteció que aquella parte del campo era de Booz, el pariente de Elimelec”.
Rut salió de Belén al campo para buscar un lugar donde espigar. Era sumamente importante que Rut fuera al campo de Booz. Pero todo estaba dispuesto en los planes de Dios, de cara al futuro nacimiento de Jesús en Belén. Pues bien, vemos ahora que Rut tenía el permiso de Noemí para espigar para las dos. Ella entonces fue y recogió espigas en el campo de Booz, aunque ella no le conocía. El versículo dice que ". . .y aconteció que aquella parte del campo era de Booz". “Aconteció”, es aquí una palabra de bienaventuranza. Implica algo que sucede sujeto a la contingencia de lo que depare la suerte. Seguramente Rut salió de Belén, y mientras caminaba miraba a este campo y a aquel otro; indecisa en cuanto a cuál de los campos entrar. Y por fin vemos que se decidió a entrar en el campo de Booz. Aquí la divina providencia favorece a Rut; lo que parecía una casualidad era de hecho una bendición que Dios tenia reservaba para su vida.
Algunos creerán que una voz le habló a Rut desde los cielos diciéndole a dónde debía ir. Pero según lo que sabemos, a ella no le fue dado ningún sueño ni visión que le revelara el campo dónde debía espigar. En cuanto a ella se refiere, y desde un punto de vista humano, todo aconteció así como por casualidad. Pero desde el punto de vista divino, no fue así. Para algo tan importante como esto, uno creería que Dios estaría allí mismo, guiándola directamente como si hubiera sido por medio de un mapa de carreteras. Pero no fue así como Dios la guio.
Permítanos decir aquí, que Rut había orado en cuanto a esto, y que Dios se sirvió de las circunstancias para guiarla, aunque Dios no es un Dios de circunstancias, sino de propósitos.
Estoy seguro de que Rut no fue consciente del significado de la decisión que estaba tomando, al entrar en el campo de Booz. El hijo de Dios en la actualidad podría sentirse frustrado en el proceso de conocer la voluntad de Dios con respecto a alguna decisión que debe tomar, cuando está buscando una determinada señal, alguna experiencia, alguna luz, alguna voz, una visión, un sueño. Recordemos algunos casos. Por ejemplo, a Jonás, Dios le dijo: "Levántate y vete a Nínive". A los profetas Jeremías y Ezequiel les dijo que hablasen con claridad. Y así a muchos otros, que vieron demostraciones visibles y audibles de Dios.
Debiéramos darnos cuenta de que, aunque por una parte no podemos poner límites a la forma de comunicarse de Dios con nosotros, por otra parte debemos reconocer que Él no suele hablarnos de esa manera en la actualidad.
Lo evidente es que Dios nos habla hoy por Su Palabra. Si un creyente vive en una relación de comunión y compañerismo con Dios, puede confiadamente encomendar su vida a Dios. Él quiere revelarnos su voluntad, como todo padre a sus hijos y muchas veces nos guiará por las circunstancias, y en otras ocasiones nos guiará sin que seamos conscientes de ello. Lo importante es obedecer y no resistirnos a Sus propósitos.
A veces uno se enfrenta con situaciones en las cuales no se ve con claridad la voluntad de Dios. Otras veces, Dios permite decisiones equivocadas para enseñarnos una lección que está de acuerdo con Sus propósitos. La providencia de Dios nos hace comenzar a vivir cada día con una actitud de dependencia de Él, con un sentimiento de emoción, expectativa e ilusión.
Estimado amig@, si aún no tiene usted una relación con Dios, le invitamos a aceptar la obra de Cristo en la cruz a favor suyo, por la fe. Vale la pena vivir por la fe, sabiendo que Él Señor desea derramar sobre nosotros sus bendiciones y que vivamos la vida plenamente, con metas que estén de acuerdo con Su voluntad, es decir, guiadas por Su Palabra y por Su Espíritu, para que tengamos una vida de auténtica calidad.
Rut hizo suya una tierra extraña. En lugar de depender de Noemí o esperar a que llegara la buena fortuna, tomó la iniciativa. Fue a trabajar. No tuvo miedo de admitir su necesidad ni de trabajar duro para satisfacerla. Cuando Rut salió a los campos, Dios proveyó para ella. Si usted está a la espera de la provisión divina, considere esto: Quizás El Señor esté esperando que dé el primer paso para demostrar cuán importante es su necesidad.
El comienzo de una hermosa historia de amor
Rut 2:4-5
“En eso llegó Booz desde Belén y saludó a los segadores: ¡Que el Señor esté con vosotros! ¡Que el Señor te bendiga! respondieron ellos. Luego Booz le preguntó a su criado, el encargado de los segadores: ¿De quién es esta joven?”.
Las espigadoras - 1857 - Jean Francois Millet
Después de que las personas se pusieron a espigar, Booz entró en su campo. Habló a su siervo, quien estaba encargado de los segadores. Había pobres, extranjeros que espigaban en su campo y se fijó en que había muchos. Luego, de repente vio a Rut. Booz quiso saber de quién era ella. Creemos que Booz era el soltero más aceptable en todo Belén. Pues bien, para Booz éste fue un caso de amor a primera vista. Y así fue que en aquellos campos se inició un romance.
Booz tenía unos rasgos muy favorables como para ser un buen partido para cualquier mujer, era muy respetuoso en su relación con los trabajadores y demás empleados en la cosecha de su grano. El tiempo de la recolección es tiempo de mucha ocupación y se requieren muchas manos para esa labor. Booz es el modelo del buen jefe:
Tenía un mayordomo a cuyo cargo estaban los demás criados, delegaba con sabiduría.
· Él mismo vino a ver cómo se llevaba el trabajo, lo cual era una señal de prudencia y de amabilidad, supervisaba lo que delegaba.
· El intercambio de saludos con los segadores fue muy piadoso: Les dijo: El Señor sea con ustedes. Y ellos respondieron: El Señor te bendiga. Trabaja con personas creyentes y cuidaba sus buenos modales.
· Era evidente el mutuo respeto que se tenían. Hay muchas probabilidades de que las cosas marchen bien en una empresa en donde hay tal respeto entre el jefe y sus empleados.
· Era cortes en sus saludos. La amabilidad siempre abrirá puertas de bendición.
Rut 2:6
“El criado encargado de los segadores respondió: Es la joven moabita que volvió con Noemí de los campos de Moab”.
Puede quizás surgirnos la pregunta: ¿Por qué no conoció Booz antes a Rut? La respuesta se halla en el hecho de que sin duda, él había estado fuera luchando en una de las innumerables guerras que se libraban durante el tiempo de los jueces. Era un hombre de guerra, un hombre rico, un hombre seguidor de la ley. Probablemente era uno de los hombres más prominentes en todo Belén, y uno de los solteros más admirados.
Booz se había enamorado de la joven Rut y estaba interesado en ella y su historia. Su criado continuó hablándole a Booz en cuanto a Rut, y le dijo: “Me ha dicho: Te ruego que me dejes espigar y recoger tras los segadores entre las gavillas” Rut 2:7. Entró, pues, y ha estado trabajando desde la mañana hasta ahora, sin descansar ni un solo momento”. Rut era una mujer trabajadora, este es buen principio para los solteros al orar por sus idóneas, nunca ores por una persona ociosa y desocupada.
“Entonces Booz dijo a Rut: Oye, hija mía, no te vayas, ni recojas espigas en otro campo; te quedarás aquí junto a mis criadas. “Mira bien el campo que sieguen y síguelas; pues he mandado a los criados que no te molesten. Y cuando tengas sed, ve a las vasijas, y bebe del agua que sacan los criados”. Rut 2:8-9.
Booz le dijo a Rut: “Yo quiero que espigues en este campo”. No quiso que ella fuera a otra parte para espigar. Evidentemente ya estaba comenzando a mostrar interés en ella. Booz extendió su protección sobre ella. Le dijo que estaría completamente protegida en su campo. No podemos imaginarnos los insultos que, siendo ella moabita, podría haber recibido en aquel entonces. Era una paria, una extranjera. Podría haber sido insultada apenas entrara en el campo, porque había muchas maneras de ser ofendida. Ahora, Booz lo arregló todo a fin de que nadie la insultara ni abusara de ella.
Debemos mostrar interés y amabilidad por las personas y en especial si estamos enamorados. Esta historia es un manual para los hombres que anhelan tener esposas como Rut.
“Entonces ella, bajando su rostro, se postró en tierra y le dijo: ¿Por qué he hallado gracia a tus ojos para que me favorezcas siendo yo extranjera? Rut 2:10
¿Por qué he hallado gracia en tus ojos? Creemos que esta fue una pregunta sincera por parte de Rut. Pero Rut hizo esta pregunta a Booz porque Noemí la había instruido y preparado para lo peor. La había recordado a Rut que ella era moabita y que los israelitas no le harían mucho caso. Eso quería decir que probablemente permanecería viuda todos los días restantes de su vida. Sería rechazada. Y Rut aceptó y creyó lo que Noemí le había contado. Es por eso que se quedó tan sorprendida cuando espigó por primera vez en un campo, cuyo dueño era probablemente el soltero más observado del pueblo. La obediencia atrae la mirada de Dios y en especial la de hombres buenos y respetuosos como Booz.
Booz se enamoró de Rut a primera vista, e inmediatamente comenzó a cuidarla. Y ella quedó tan admirada de su interés que le preguntó: ¿Por qué te has fijado en mí y eres tan amable conmigo? Este libro de Rut nos revela algo interesante porque constituye uno de los casos del Antiguo Testamento en el que las barreras raciales se rompieron y Dios amó y se preocupó por aquellos que llevaban sobre ellos el estigma del juicio.
Ahora, me es posible contestar la pregunta de Rut, porque ella era atractiva, maravillosa, tenía todo el encanto que un hombre podría desear en una mujer y en una esposa. Pero, ¿sabe usted que no me es posible contestar mi propia pregunta? ¿Por qué he hallado yo gracia ante los ojos de Dios? Porque no hay nada en mí, estimado amig@, que merezca la gracia de Dios. Fue cuando éramos impíos, huyendo de Dios, en rebelión contra Dios, pecadores, débiles, que Cristo murió por nosotros como nos dijo el apóstol Pablo en su carta a los Romanos capítulo 5:6. ¿Por qué murió Cristo? Porque nos amó. Vio nuestra necesidad de la salvación. Vio cuan indignos éramos, y por eso, hallamos gracia ante Sus ojos.
Éramos débiles e incapaces de salvarnos. Alguien tuvo que venir a rescatarnos como Booz rescató a Rut. Cristo no solo vino en un buen momento de la historia, sino a su debido tiempo, de acuerdo al plan del Padre. Dios controla la historia, y controló la ocasión, los métodos y los resultados de la muerte de Jesús.
La recompensa de obedecer a Dios
Rut 2:11-13
“Booz le respondió: He sabido todo lo que has hecho con tu suegra después de la muerte de tu marido, y cómo has dejado a tu padre y a tu madre, y la tierra donde naciste, para venir a un pueblo que no conocías. Que el Señor te recompense por ello, y que recibas tu premio de parte del Señor Dios de Israel, bajo cuyas alas has venido a refugiarte.
Ella le dijo: Señor mío, me has mostrado tu favor y me has consolado; has hablado al corazón de tu sierva, aunque no soy ni siquiera como una de tus criadas”.
Aunque Booz nunca antes había conocido a Rut, había oído hablar de ella y se había interesado en ella. Tenemos la idea de que muchos le habrán hablado de la joven que había regresado con Noemí, de su bondad y de su belleza. Seguramente le contaron como ella había dejado su tierra natal y se había identificado con el Dios de Israel y con su pueblo. Luego, al conocerla, Booz no podía creer que ella fuera tan maravillosa. Quizá le habían dicho lo mismo en cuanto a muchas otras y por tanto, él no tenía mucha prisa en averiguar si en este caso era verdad, o no. Pero, vemos entonces que ella entró en su campo, él la vio y se enamoró de ella. Es de suma importancia conocer el pasado de esa persona que te interesa, sin embargo, es más importante discernir frente a frente su espíritu y conocer su corazón.
Rut había confiado en el Señor. Por tal motivo había tomado la decisión de dejar su tierra de Moab. Había declarado que el Dios de Noemí sería su Dios. Había abandonado la idolatría para confiar en el Dios vivo y verdadero. Era ya una hija de Dios. Booz se dio cuenta de que él solo no podía recompensarla lo suficiente por su obra, y por tanto, oró que ella fuera abundantemente recompensada por el Señor. Booz declaró sobre Rut una bendición, oró por ella y le deseo lo mejor.
Cuan hermoso es usar palabras hermosas, educadas y piadosas para enamorar una mujer, considero que muchas mujeres hoy en día no están preparadas para esta clase de cortejo, prefieren la mentira, el engaño, la vulgaridad y el placer desordenado, a gestos de piedad, amabilidad, cortesía y romanticismo.
Rut aceptó la hospitalidad bondadosa que le fue extendida y reconoció el hecho de que Booz había traído paz a su corazón. Recalcó el hecho de que era extranjera y que no era ni siquiera como una de sus criadas. Pero ella no era como las otras criadas y esa fue la razón por la que Booz se fijó en ella. La belleza física de la joven gentil, junto con su hermoso carácter, hicieron surgir el amor en el corazón de Booz. No hay cosa que enamore más a un hombre que una mujer con carácter, segura de sí misma, piadosa y amable.
Nosotros tenemos un Salvador que nos ama, y nosotros debemos amarle a Él. En 1 de Juan 4:19 el apóstol nos enseña que: “Nosotros le amamos a Él, porque Él nos amó primero”, fuimos diseñados por Dios para amar y ser amados, no fuimos diseñados para mendigar amor.
Este pequeño libro de Rut tiene una historia continuada. Rut entró en el campo que pertenecía a Booz para espigar. Al principio dijimos que hay muchísimos que interpretan el episodio de aquel día como resultado de la suerte o la casualidad. Pero en el programa de Dios no hay tal cosa como suerte, ni casualidad, ni accidentes, hay propósitos. Como el resto de la historia bien lo ilustra, éste no fue un hecho fortuito, sino el resultado de la dirección de la mano invisible de Dios. Todo esto sucedió según la dirección y la guía de Dios. Éste fue un caso de entre millones de tratos providenciales de Dios en los asuntos diarios de los seres humanos. Dios estaba determinando todos los eventos en la vida de esta extranjera, a fin de que ocupara una posición estratégica y fuera un eslabón importante en la genealogía Bíblica, en la sucesión de las generaciones, como una cadena de color rojo, el rojo de la sangre de la redención, que se extiende a través de todas las Escrituras.
En el análisis final, ningún hecho accidental puede ocurrirle a un hijo de Dios. Nada puede pasarle al creyente sin el permiso de Dios. La suerte, el azar, es eliminado de la vida de un hijo de Dios, porque él es como Job del cual Satanás dijo en Job 1:10: “¿No le has rodeado de tu protección a él y a su casa y a todo lo que tiene?”. El cristiano puede levantarse en medio de las vicisitudes angustiosas de la vida y afirmar como el apóstol Pablo en Romanos 8:28: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”. La clave de este pasaje es estar seguros que estamos viviendo conforme al propósito de Dios ¿está usted viviendo conforme al propósito de Dios?
Creemos que en la actualidad, es importante para cualquier hijo de Dios no esperar hasta que se halle en un punto crítico de la vida para volverse precipitadamente a Dios y vivir cerca de Él. Un creyente debe caminar con Dios día a día, a fin de que cuando se encuentre en un momento crítico, pueda elegir con serenidad el camino por el que debe andar, el camino que Dios quiere que siga para su propio bien. A veces, cuando una persona llega a un punto crítico, queda como bloqueada, inmovilizada y no sabe que debe hacer. Otros, por el contrario, se dejan guiar por los impulsos momentáneos y toman rápidamente una decisión, como si estuviesen huyendo. Pero el hijo de Dios tiene los recursos divinos a su alcance y puede encomendar su camino a Dios y tomar una determinada dirección sintiendo, al mismo tiempo paz y seguridad. No lo olvide nunca, “la bendición del Señor es la que enriquece, y Él no añade tristeza con ella” Proverbios 10:22.
Esta hermosa historia, nos llevará a experimentar lo maravilloso que es obedecer y seguir a Dios. Rut confió y obedeció, por lo tanto fue recompensada con el favor y el consuelo de Dios.
Gestos que enamoran
Rut 2:14
“A la hora de comer Booz le dijo: Ven aquí, come del pan, y moja tu bocado en el vinagre. Se sentó ella junto a los segadores, y él le dio del guiso; comió hasta quedar satisfecha y aun sobró”.
Booz invitó a Rut a almorzar con él. Booz distinguió a Rut a la hora de comer invitándola a sentarse junto a sus segadores, privilegio que un recogedor común no hubiera recibido. No fue ningún festín de manjares especiales; pero, fue la comida apropiada para las circunstancias en que se encontraban. Booz era un hombre pudiente, pero comía con sus trabajadores, y así se preocupó de que Rut tuviera lo suficiente para comer. Probablemente, para ella fue la mejor comida que había comido desde hacía mucho tiempo.
El jefe compartía con sus empleados, era amable y esa actitud fue bien recibida por Rut. Rut recibió estas señales de amabilidad con gran humildad y gratitud. Le mostró el máximo respeto y le dio el honor acostumbrado en el país: Bajando su rostro, se inclinó a tierra. Y se declaró indigna de tales dádivas, ya que era extranjera e inferior a las criadas de él. Sólo le pide continuar hallando gracia a los ojos de él. Y, cuando Booz la invitó a compartir su mesa, comió lo suficiente, e inmediatamente se levantó para volver a espigar. Rut no abusó, además fue agradecida, actitudes que enamoran a un hombre.
Rut 2:15-16
“Cuando se levantó para seguir espigando, Booz ordenó a sus criados: Que recoja también espigas entre las gavillas, y no la avergoncéis; dejaréis también caer para ella algo de los manojos; dejadlo para que lo recoja, y no la reprendáis”.
Los pobres que espigaban en el campo estarían más que dispuestos a situarse donde el grano fuese mejor y podemos comprender que el dueño del campo tenía que mantenerles por detrás y a cierta distancia de sus propios segadores. ¡Imagínese usted, un hombre que es dueño de un campo, diciendo a sus obreros que dejen que una campesina espigue entre las gavillas! Si ella llegaba a donde ellos trillaban y recogía una de las gavillas, no debían decirle ni una sola palabra. Debían dejar que ella la recogiera. Ahora, ¿Qué fue lo que dijo Booz? Les estaba diciendo a sus trabajadores, a sus criados, que observasen a Rut. Si ella espigaba tras ellos, debían dejar caer una gavilla o dos y seguir como si nada hubiera pasado. Debían asegurarse de que ella las recogiera. ¿Sabía usted que lo que él les dijo era conforme a la ley mosaica? Booz conocía bien la Ley e instruyó a sus empleados al respecto.
Deuteronomio 24:19 nos enseña; “Cuando siegues tu mies en tu campo, y olvides alguna gavilla en el campo, no volverás para recogerla; será para el extranjero, el huérfano y la viuda; para que te bendiga el Señor tu Dios en toda la obra de tus manos”. Esta fue la manera en que Dios cuidó de los pobres en aquel entonces, y según este versículo Booz recibiría una verdadera bendición del Señor por su manera de tratar a Rut.
Los personajes del libro de Rut son ejemplos clásicos de gente buena en acción. Booz fue más allá del propósito de la ley de la siega al demostrar su bondad y generosidad. No solo permitió que Rut espigara en su campo, sino que además dijo a sus trabajadores que dejaran caer a propósito algo de espigas en el camino. De su abundancia, ayudó al necesitado. ¿Con cuánta frecuencia va usted más allá de los patrones aceptados para ayudar a los necesitados? Los gestos de bondad y amabilidad enamoran.
Rut 2:17-19
“Espigó, pues, en el campo hasta la noche, y cuando desgranó lo que había recogido, eran más de veinte kilos de cebada. Los tomó y se fue a la ciudad, y su suegra vio lo que había espigado. Luego sacó también lo que le había sobrado después de haber quedado satisfecha, y se lo dio. Su suegra le preguntó: ¿Dónde has espigado hoy? ¿Dónde has trabajado? ¡Bendito sea el que te ha favorecido! Ella contó a su suegra con quién había trabajado, y añadió: El hombre con quien he trabajado hoy se llama Booz”.
Noemí vio que Rut había espigado mucho más que lo que habría podido obtener una mujer normal trabajando en el campo, en un solo día. Había recogido muchísimo más grano que lo ordinario, lo cual sorprendió a Noemí. Porque parecía haber sucedido lo que ella creía que nunca pasaría. En otras palabras, alguien se había fijado en Rut. Rut le contó a Noemí como había espigado en el campo de Booz. Francamente, su nombre no significaba nada para Rut. Ella no sabía quién era Booz ni su posición en la comunidad, pero Noemí sí lo sabía. Todo lo que sabía ella era que él se había portado de una manera muy bondadosa con ella. No creemos que a esta altura, tuviera idea de que Booz se había enamorado de ella. Su suegra le había dicho que nadie se fijaría en ella porque era extranjera, y Rut se había mentalizado con respecto a la viudez y a la pobreza perpetua. Recordemos cuando ella le había preguntado a Booz con verdadera sorpresa: ¿Por qué he hallado gracia en tus ojos?
A través de los siglos, desde antes y después de Rut, hombres y mujeres se han visto alcanzados por el amor de Dios. Personas de todas las condiciones, que habían vivido como si Dios no existiera, y que ellas mismas no se estimaban a sí mismas, y estaban profundamente descontentas con su carácter, con su forma de ser, descubrieron con asombro que, a pesar de todo, Dios las amaba.
Una de esas personas, el poeta Juan Bautista Cabrera, pensando en la muerte de Jesucristo, lo expresó en un himno, de la siguiente manera:
Sé también que aunque soy nada,
me amas con tan vivo amor
que por mi viertes tu sangre
para ser mi Redentor
¡Y es que me aclara tu luz
El misterio de la cruz!
Cuando nos dejamos guiar
Rut 2:20 – 23
“¡Que El Señor lo bendiga! le dijo Noemí a su nuera. Nos muestra su bondad no sólo a nosotras sino también a tu marido que murió. Ese hombre es uno de nuestros parientes más cercanos, uno de los redentores de nuestra familia. Entonces Rut dijo: Es más, Booz me dijo que volviera y me quedara con sus trabajadores hasta que termine la cosecha. ¡Excelente! exclamó Noemí. Haz lo que te dijo, hija mía. Quédate con las jóvenes hasta que termine la cosecha. En otros campos podrían molestarte, pero con él estarás segura.
De modo que Rut trabajó junto a las mujeres en los campos de Booz y recogió grano con ellas hasta el final de la cosecha de cebada. Luego siguió trabajando con ellas durante la cosecha de trigo, a comienzos del verano. Y todo ese tiempo vivió con su suegra”.
Noemí se sintió amargada, pero su fe en Dios todavía seguía viva y lo alabó por la amabilidad de Booz hacia Rut. En sus angustias, seguía confiando en Dios y reconociendo su bondad. Podemos sentirnos amargados por alguna situación, pero nunca debemos desesperarnos. Este día es una nueva oportunidad para experimentar el cuidado de Dios por nosotros.
Aunque quizás Rut no reconoció siempre la dirección de Dios, Él estaba a su lado en cada paso del camino. Fue a espigar y “precisamente ocurrió” que llegó al campo de Booz que “precisamente resultó” ser un pariente cercano. Esto fue algo más que una simple coincidencia. Mientras realizamos nuestras tareas diarias, Dios obra en nuestras vidas en formas que ni siquiera podemos notar. No debemos cerrar la puerta a lo que Dios puede hacer. Para el creyente, las cosas no ocurren por suerte ni coincidencia. Tenemos fe en que Dios dirige nuestras vidas para Su propósito.
Rut hablaba de Booz como de alguien que había sido tan amable con ella, y Noemí habla de Booz como de alguien que es pariente cercano y, por tanto, uno de los que pueden rescatar la hacienda y casarse con Rut. Por ello, exhorta a Rut a que continúe espigando en el campo de Booz y no marche a otro campo. ¿Nos ha mostrado Dios su bondad y munificencia? Claro que sí, no permitamos ser hallados en otro campo, buscando felicidad y satisfacción cuando Dios lo que quiere es que estemos donde Él nos necesita. Rut observó fielmente las instrucciones de su suegra, pues continuó espigando, no sólo hasta el final de la siega de la cebada, sino también de la del trigo, y preparó para el invierno, como la hormiga en el verano.
A veces el miedo, la necedad, la rebeldía y la terquedad, hacen que muchas personas terminen en el campo equivocado, realizando actividades que Dios no les ha enviado hacer. Dios no quiere sacrificios, lo que quiere es obediencia. Rut se dejó guiar y Dios la llevo hacia una gran bendición.
La ley del Pariente Redentor (maravilloso)
Continuamos considerando hoy el capítulo 2 de este hermoso libro de Rut. Y en nuestro devocional anterior vimos que Rut había regresado a la casa de su suegra Noemí. Ante las preguntas de Noemí sobre dónde había estado trabajando, Rut entonces le contó a su suegra que había estado trabajando en el campo de Booz. Noemí vio que Rut había espigado mucho más que lo que podría una mujer normal trabajando en el campo en un solo día. Había recogido muchísimo más de lo ordinario. Noemí se preguntó entonces si no habría sucedido lo que ella creyó que nunca ocurriría. En otras palabras, si alguien se habría fijado en Rut.
El nombre de Booz aún no significaba nada para Rut. Ella no sabía quién era ni sabía nada sobre su posición en la comunidad. Todo lo que sabía era que él se había portado de una manera muy bondadosa con ella. No creemos que a estas alturas Rut tuviera idea de que Booz se había enamorado de ella. Su suegra le había dicho que ninguno se fijaría en ella porque era extranjera. Y Rut ya se había mentalizado con respecto a su viudez y su pobreza perpetua. Fue por eso que cuando alguien se fijó en ella, Rut, sorprendida, le preguntó: “¿Por qué he hallado gracia en tus ojos?” Pero ella aún no se había dado cuenta del significado completo de lo que estaba ocurriendo.
Leamos nuevamente Rut 2:20
“¡Que El Señor lo bendiga! le dijo Noemí a su nuera. Nos muestra su bondad no sólo a nosotras sino también a tu marido que murió. Ese hombre es uno de nuestros parientes más cercanos, uno de los redentores de nuestra familia”.
Para entender y comprender el libro de Rut, debemos entender esta maravillosa ley. En los tiempos de Rut y Booz, existía lo que era conocida como la ley del pariente - redentor, la ley del “goel”, que como dijimos en un devocional anterior, es una palabra hebrea que significa “el pariente cercano - redentor”. Esta ley nos resulta extraña porque no disponemos en la actualidad de ninguna legislación que se corresponda con ella. En este libro vemos como operaba la ley del pariente - redentor y también dos otras leyes que hemos mencionado y que también nos resultan extrañas. Una de ellas era la base que Dios había dispuesto para la atención a los pobres, permitiéndoles que entraran en los campos y viñedos para espigar después que el propietario hubiese enviado una vez a sus segadores. Era una buena provisión para los pobres porque quedaba mucho sin recoger. Ese cuidado de Dios de los necesitados preservaba la dignidad de ellos, dándoles la oportunidad de trabajar por lo que recibían.
Ahora en este libro vemos operar la ley del pariente cercano -redentor, detallada en el capítulo 25 de Levítico, y que operaba en tres áreas diferentes. En relación con la tierra, con los individuos y con las viudas.
Booz estaba relacionado con el marido de Noemí, cuyo nombre era Elimelec (que significaba “Mi Dios es Rey”). Interpretamos que los padres de Elimelec y Booz eran hermanos, lo cual convertía a los hijos en primos y, en consecuencia, podríamos decir también que Booz era primo del primer marido de Rut. Por ello, Noemí le dijo a Rut que Booz era uno de los parientes cercanos que tenían el deber de redimirlas.
Como el énfasis está en el término “goel” veamos, en primer lugar a esta ley, en relación con la tierra. Dice Levítico 25 23:24: “La tierra no se venderá a perpetuidad, porque la tierra mía es, y vosotros como forasteros y extranjeros sois para mí. Por tanto, en toda tierra de vuestra posesión otorgaréis derecho a rescatar la tierra”. Ahora, ¿cómo haría Dios esto? Continuemos leyendo el versículo 25: “Si tu hermano empobrece y vende algo de su posesión, entonces su pariente más próximo vendrá y rescatará lo que su hermano haya vendido”. Ésta, pues, la ley del pariente cercano -redentor en relación con la tierra.
Veamos esta ley en operación. Cuando este pueblo llegó a la tierra, Dios se la entregó. Pudieron ocuparla en la medida en que fueron fieles a Dios. Cuando fueron infieles, Dios les expulsó. La tierra no debía ser vendida para siempre, es decir, en forma permanente. Dios dijo que había dado aquella tierra a Su pueblo. Nunca deberían venderla para siempre. Ni tampoco podrían vender la tierra fuera de la familia.
Dios dice que la tierra realmente era de Él, pero que la estaba dando a los israelitas bajo ciertas condiciones que se declaran en Levítico capítulo 25. Dios no sólo dio la tierra a Su pueblo, sino que también puso los límites alrededor de ella. Dio a cada tribu una porción particular de la tierra. En cada tribu, cada familia tenía cierta porción de tierra que era suya. Aquella tierra debía quedar en la familia, y nunca podía salir de la posesión de la familia mientras permanecieran en la tierra prometida.
¿Cómo proveyó Dios a fin de que la tierra quedara dentro de la familia? Bueno, supóngase que a un hombre le pasaran dos o tres años malos por causa de la sequía, tuviera que deshacerse de su propiedad, y tuviera un vecino rico que veía la oportunidad de hacer una hipoteca. Y podía hacerlo por un período máximo de 50 años. Dios lo arregló de tal manera que cada año de jubileo, es decir, cada 50 años, todas las hipotecas eran canceladas, todos los esclavos eran puestos en libertad y toda propiedad se devolvía a su dueño original. La ley hacía posible que la propiedad quedara en familia. Si faltaban cinco años para el jubileo, una persona sería insensata si concedía una hipoteca porque la tierra automáticamente sería devuelta al dueño, fuera pagada la hipoteca, o no. Esto es maravilloso.
Esta ley se aplicaba no solo a la propiedad sino también a las personas. En Levítico 25:47-49 leemos: “Si el forastero o el extranjero que está contigo se enriqueciere, y tu hermano que está junto a él empobreciere, y se vendiere al forastero o extranjero que está contigo, o alguno de la familia del extranjero; después que se hubiere vendido, podrá ser rescatado; uno de sus hermanos lo rescatará. O su tío o el hijo de su tío lo rescatará, o un pariente cercano de su familia lo rescatará; o si sus medios alcanzaren, él mismo se rescatará”. Quizás un hombre tuviera una pobre cosecha y no solamente hubiera perdido su propiedad, pero debido a la sequía o al hambre, sus hijos tenían hambre y él mismo se había vendido como esclavo para alimentar a su familia. Este pobre hombre viviría en la esclavitud hasta el Año del Jubileo. Si aún faltaban 49 años para ese Año, pasaría un largo período como esclavo. Incluso podría morir en la esclavitud. Pero si tuviera un familiar rico, un día podría verle venir por el camino con el dinero para pagar el precio de su esclavitud. En ese caso, su familiar o pariente redentor, al pagar el precio, lo habría redimido y el que había sido esclavo sería puesto en libertad.
El pariente cercano -redentor es una figura del Señor Jesucristo. Él es nuestro pariente - redentor. Por tal motivo en el Nuevo Testamento se usa la palabra redención en vez de expiación. La expiación, todo lo que hacía era cubrir los pecados. Pero la redención, significa el pago de un precio para que el que ha sido redimido por ese precio, pudiera salir en libertad sin recibir ningún castigo.
Los seres humanos fuimos vendidos al pecado. Somos siervos del pecado, según nos dice la Palabra de Dios. Pero, Cristo pagó el precio de nuestro pecado al morir en la cruz. Ahora Cristo no solo murió para redimirnos a nosotros, sino también para redimir a esta tierra. Usted y yo viviremos en una tierra que está bajo la maldición del pecado. Algún día será liberada de la esclavitud de la corrupción, y entonces habrá un nuevo cielo y una nueva tierra. Esta es también una parte de la redención divina.
En Romanos 8:22, el apóstol Pablo dijo: “Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora”. Dios sabía todo en cuanto a la contaminación, mucho antes de que esta generación sagaz supiera algo de ella. Vivimos en un mundo que tiene una maldición sobre él. ¿Cuándo nos libraremos de la contaminación espiritual, que ha contaminado a los seres humanos alejándoles de Dios, y que también ha ocasionado una contaminación de la naturaleza y del medio ambiente que nos rodea? Tenemos un pariente - redentor. Él ya ha pagado el precio de nuestra redención, y uno de estos días vendrá otra vez. Levantará la maldición de la tierra y el desierto florecerá nuevamente, y Él librará a todos aquellos que han confiado en Él, aleluya.
Por ello hemos dicho que este libro revela el aspecto del amor de Dios en la redención. Ahora, había aquí un hombre que era un pariente cercano - redentor, pero él no tenía que actuar en esa capacidad. Más adelante encontraremos que había otro pariente más cercano que Booz y que tendría la oportunidad de actuar como tal, pero rehusaría hacerse cargo de Rut. Pero Booz la amaba y eso cambiaría las cosas. En el caso de Dios, Él no tenía por qué redimirnos. Éramos pecadores perdidos. Si no nos hubiera redimido, aun habría continuado siendo un Dios justo y santo. Pero Él nos amó. Y así es que la salvación por redención es una historia de amor. Y en este libro nos ha sido contada en un lenguaje sencillo, ilustrada por medio de esta joven extranjera del pueblo de Moab y por Booz, en la tierra de Israel.
Rut 2:21-23
“Rut la moabita siguió diciendo: Además de esto me pidió: Quédate con mis criadas, hasta que hayan acabado toda mi cosecha. Respondió Noemí a su nuera Rut: Mejor es, hija mía, que salgas con sus criadas, y que no te encuentren en otro campo. Estuvo espigando, pues, junto con las criadas de Booz, hasta que se acabó la cosecha de la cebada y la del trigo. Y mientras, seguía viviendo con su suegra”.
Es maravilloso ver lo obediente que fue Rut a los buenos consejos de su suegra. Cuán importante es tener buenos consejeros, mentores, que nos guíen por el buen camino. Claro si somos obedientes, heredaremos la bendición.
Noemí había perdido su propiedad. Al parecer, faltaba mucho tiempo para el año de jubileo. Y aquí estaban dos viudas muy pobres, y necesitaban a alguien para redimirles su propiedad. No habían sido vendidas en esclavitud, pero sus circunstancias no eran favorables.
Esta cosecha duraría aún unas seis semanas. Durante ese tiempo, cada tarde, Booz y Rut serían vistos juntos caminando hacia Belén. El hecho era que Booz la amaba y estaba dispuesto a redimirla. Pensando ya en nosotros, diremos que es maravilloso que hayamos tenido un Salvador que nos amó, que vino a esta tierra hace más de dos mil años para redimirnos y hoy, gracias a Él, disfrutamos de la salvación, gloria a Dios.
La ley del matrimonio por levirato
El tema de este capítulo 3 de Rut podría llevar el siguiente título: En la era de Booz. Era obvio que Rut no estaba reclamando sus derechos y entonces Noemí tomó la iniciativa. Para entender lo que ocurrió en este capítulo 3 de Rut es necesario comprender la tercera de las leyes de Moisés que encontramos en estos pasajes y que resulta tan extraña para nosotros. Ya hemos mencionado dos de estas leyes y ahora podemos ver la tercera. También es esencial entender lo que significaba la era en aquella época.
Deuteronomio 25:5-9
“Si dos hermanos habitan juntos y uno de ellos muere sin tener hijos, la mujer del muerto no se casará fuera de la familia, con un hombre extraño; su cuñado se llegará a ella, y restableciendo con ella el parentesco, la tomará como su mujer. El primogénito que ella dé a luz llevará el nombre de su hermano muerto, para que el nombre de este no sea borrado de Israel. Pero si el hombre no quiere tomarla por mujer, irá entonces su cuñada a la puerta donde están los ancianos, y dirá: Mi cuñado no quiere perpetuar el nombre de su hermano en Israel, no quiere emparentar conmigo. Entonces los ancianos de aquella ciudad lo harán venir, y hablarán con él. Y si él se levanta y dice: No quiero tomarla, se acercará entonces su cuñada a él delante de los ancianos, le quitará el calzado del pie, le escupirá en el rostro y dirá estas palabras: Así se hace con el hombre que no quiere edificar la casa de su hermano”.
Aquí podemos observar que esta ley colocaba a una viuda sin hijos en una situación muy peculiar. Podía reclamar a uno de los hermanos del fallecido; esa era su responsabilidad con respecto a su marido muerto. Francamente, podemos entender que esa ley unía realmente a las familias de aquellos tiempos, haciendo que, ante una boda, cada miembro de la familia estuviera pendiente de la situación en que podía verse implicado en el futuro.
Esta ley era una provisión de Dios. Y había aquí dos objetivos evidentes. El primero fue que Dios quiso proteger a las mujeres. Podemos imaginar los problemas de una mujer cuyo marido muriese dejándola con una granja, viñedos y un rebaño de ovejas. Entonces ella podía reclamar inmediatamente a un hermano del fallecido o al pariente más cercano y éste tendría que tomar una decisión. Algunos han sostenido que la Biblia fue un libro escrito pensando en los hombres. Quienes así opinan no la han leído con atención. En pasajes como éste, uno se pregunta qué opciones le quedaban a los hombres para hacer frente a esas reclamaciones.
El segundo objetivo de esta ley fue que Dios quiso proteger los derechos de la tierra. Dios no solo le dio a la nación de Israel la tierra de Palestina. Y no solo le entregó a cada tribu una sección particular de esa tierra sino que también le dio a cada familia, individualmente, una parcela de terreno. Cada familia tenía, pues, su propia porción de tierra. Como hemos visto, una familia podía perder su tierra. Pero en el Año del Jubileo ésta retornaría automáticamente al propietario original. Sin embargo, podía darse el caso de que una viuda se casase con un extranjero, quien así podría adquirir la propiedad de la finca. Pero con esta ley, Dios protegió la propiedad familiar, haciendo que el pariente más próximo se casase con la viuda para hacer posible que la titularidad de la propiedad quedase en la nación, en la tribu y en la familia. A nosotros nos parecerá una ley extraña, pero aparentemente funcionó en aquella sociedad.
En el caso de Rut, ella era una viuda sin hijos y la propiedad que había pertenecido a su marido se había perdido porque Noemí, su suegra, era muy pobre. Ella tenía derecho a reclamar ante Booz, quien era su pariente cercano. Como Noemí ya le había indicado, era su pariente redentor. Pero Booz estaba pasando un mal rato porque tenía las manos atadas. Resulta que no podía tomar por esposa a Rut. Era ésta la que tenía que reclamarle a él que se convirtiera en su esposo. Un poco más adelante descubriremos que había otro pariente más cercano que Booz, a quien Rut podría optar si así lo desease. Booz no sabía a quién reclamaría ella y tendría que esperar a ver qué decidía Rut. Entonces Noemí tomó la iniciativa y le dijo a Rut: “Tienes que decirle a este hombre que tú le quieres como pariente redentor”.
Veremos ahora un procedimiento bastante extraño y para entenderlo, debemos entender qué significaba la era o lugar donde se trillaba la cosecha en aquellos tiempos. Como ellos eran un pueblo agricultor, muchas de las leyes fueron hechas específicamente para la agricultura. El sistema legal de Moisés no era sólo para los israelitas sino también para la tierra que conocemos hoy como Palestina. La ley que aquí vemos se relaciona pues con la era y las prácticas de aquel tiempo. La era estaba normalmente situada en la parte más alta de la montaña para que el viento pudiera arrebatar mejor la paja menuda, el polvo y otros restos. En cambio, el lagar, o lugar donde se exprimía el jugo de la uva, estaba situado en la parte baja de una colina, porque resultaba más fácil traer las uvas allí que hacia arriba en la montaña.
Después de que el grano fuera cortado era traído a la era. El aventamiento del grano comenzaba por la tarde. Todas las familias que trabajaban en cierto campo; el dueño, su familia, y sus siervos, acampaban alrededor de la era. En aquella tierra, el viento empezaba a soplar en las horas de la tarde. Por la mañana, no había brisa alguna. Pero en la tarde el viento comenzaba a soplar y se llevaba la paja menuda, el polvo y la arena por todas partes. Luego, a la puesta del sol o durante la noche, el viento dejaba de soplar. Al concluir esta labor, celebraban una gran fiesta. Una fiesta mayormente religiosa. Al finalizar la fiesta, los hombres se recostaban para dormir alrededor del grano. Como la era tenía una forma circular, colocaban sus cabezas cerca del grano y sus pies sobresalían hacia fuera como los radios de una rueda. Descansaban de esa manera para proteger el grano de merodeadores o ladrones. Era aquel un tiempo de fiesta y agradecimiento a Dios por una cosecha abundante. Algunas fiestas de Israel, como la de las primicias e incluso Pentecostés, estaban relacionadas con este lugar, es decir, con la era. Podemos imaginarles allí por la noche, mirando al cielo y cantando salmos como alabanza a Dios por Su provisión.
Entendiendo estas tres leyes que hemos estudiado, disfrutaremos ahora de una de las más hermosas historias de amor escritas en la Biblia.
Hablando de héroes
Rut 3:1-2
“Un día Noemí le dijo a Rut: Hija mía, es tiempo de que yo te encuentre un hogar permanente para que tengas un porvenir asegurado. Booz es nuestro pariente cercano, y él ha sido muy amable al dejarte recoger grano con las jóvenes. Esta noche estará aventando cebada en el campo de trillar”.
Cuando Noemí escuchó las nuevas acerca de Booz, renovó su esperanza para el futuro. Típico de su carácter, pensó primero en Rut, animándola a ver si Booz asumía la responsabilidad de “pariente redentor” para ella.
Así fue que, después de observar durante unas seis semanas como evolucionaba la relación entre Rut y Booz, Noemí decidió hacerse cargo de la situación y habló con franqueza con ella para que pudiera disfrutar del descanso de un hogar feliz. Recordemos que al comienzo de esta historia, en la tierra de Moab, ella había tomado la misma iniciativa con cada una de sus nueras, para que éstas constituyesen una familia.
Según la ley mosaica, Rut debía hacer saber a Booz que ella quería que él fuera su pariente - redentor. Esta ley se menciona en el libro de Deuteronomio y había sido formulada de acuerdo con la cultura, y de las costumbres de aquel entonces. Y fue en base a esta ley que Noemí le pidió a Rut que actuase.
Los héroes son más fáciles de admirar que de definir. Tienen muy poca conciencia de su heroísmo y otros quizás no reconozcan la heroicidad de sus actos. Los héroes simplemente hacen lo bueno en el momento oportuno, sea que se den cuenta o no del impacto que su acción tendrá. Quizás la única cualidad que poseen es una tendencia a pensar en los demás antes que en ellos. Booz fue un héroe.
Booz en sus tratos con otras personas, siempre pensaba en sus necesidades. Las palabras a sus empleados, familiares y otros siempre estaban impregnadas de bondad. Brindaba ayuda con franqueza, no de mala gana. Cuando descubrió quién era Rut, tomó varias medidas para ayudarla debido a que fue fiel con Noemí. Cuando esta le aconsejó que buscara su protección, Booz estuvo dispuesto a casarse con ella si se superaban los obstáculos legales.
Booz no solo hizo lo que era bueno, sino que además lo hizo en seguida. Por supuesto, no pudo ver el alcance de lo que sus acciones lograrían. No podía saber que el niño que tendría con Rut sería un antepasado del rey David y de Jesús. Solamente enfrentó el reto de hacer lo bueno ante esa situación.
En nuestras decisiones diarias también encaramos este reto. Como el pariente más cercano de Noemí, a menudo nos preocupa más tomar la decisión fácil que la buena. Esta, sin embargo, muy a menudo está clara. Pida a Dios que le dé un discernimiento especial en sus decisiones actuales, así como un compromiso renovado para tomar las buenas decisiones.
Recordamos que la redención significa el pago de un precio para que el que ha sido redimido por ese precio, pudiera salir en libertad sin recibir ningún castigo. Los seres humanos fuimos vendidos al pecado. Somos siervos del pecado, según nos dice la Palabra de Dios. Pero, Cristo pagó el precio de nuestro pecado al morir en la cruz.
En una época de ideas llamadas progresistas, los seres humanos se resisten a reconocer la realidad de la esclavitud que el pecado ha traído a la humanidad. Sucedió lo mismo en los tiempos de Jesús. Un día Jesús les dijo a los judíos: “Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” Juan 8:32. Ante esta afirmación, ellos reaccionaron rápidamente y respondieron: “Somos descendientes de Abraham y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú “Seréis libres”? La respuesta de Jesucristo ante aquella pregunta, es válida para hoy y, estimad@ amig@, se la recordamos para que usted la reciba como una invitación personal de Dios, porque con tal propósito fue registrada en Su Palabra. Dijo Jesús en aquella ocasión: “Todo aquel que practica el pecado, esclavo es del pecado” Y añadió Jesús hablando de sí mismo: “Si el Hijo os liberta, seréis verdaderamente libres” Juan 8:34-36.
Booz fue el héroe de la historia de Rut y Jesucristo es el héroe de nuestra historia. Sigue a verdaderos héroes, enamórate de verdaderos héroes, ama a un héroe como Booz, sigue a Jesucristo, un héroe vivo que intercede por ti desde los lugares celestiales y que pronto regresará por nosotros para llevarnos a vivir a Sus moradas celestiales.
Preparándonos para un encuentro con el futuro novio
Rut 3:3
“Mira, haz lo que te digo. Báñate, perfúmate y vístete con tu ropa más linda. Después baja al campo de trillar pero no dejes que Booz te vea hasta que termine de comer y de beber”.
La era se instalaba por costumbre en la parte más alta de la colina para que el viento pudiera soplar a través de ella desde cualquier dirección. Ahora el aventamiento del grano (la trilla) se empezaba por la tarde. Todas las familias que trabajaban en determinado campo, el dueño, su familia y sus siervos, acampaban alrededor de la era. En aquella tierra el viento comenzaba a soplar en las horas de la tarde y los hombres comenzaban a trabajar. Por la mañana no había brisa alguna, pero en la tarde, el viento empezaba a soplar y se llevaba el polvo y la arena por todas partes. Luego a la puesta del sol, o durante la noche, el viento dejaba de soplar.
Luego al concluir esta labor celebraban una gran fiesta, una fiesta mayormente religiosa. Muchos de los hermosos Salmos acerca de la naturaleza serían apropiados para esta fiesta de la era como, por ejemplo el Salmo 19:1-2 que dicen: “Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Un día emite palabra a otro día, y una noche a otra noche declara sabiduría”. Allí estaban bajo la capa del cielo, bajo el sol de día, y bajo la luna y las estrellas de la noche. Así se celebraba la fiesta en la era en los tiempos de Rut y Booz. Era un tiempo para comer y beber, y para dar gracias a Dios por una cosecha abundante. Indudablemente era también un momento romántico que conectaba las emociones, era una ocasión para darle gracias a Dios por Su bondad, por Su gracia y por Su amor. Esto es algo que hoy en día realmente no hacemos mucho.
Noemí le dijo a Rut que esperase hasta que hubiera terminado la fiesta religiosa y la instruyó para que le dijera a Booz que ella quería que él fuese su pariente-redentor. Hasta este momento Rut no había hecho nada al respecto. Había cuatro cosas que Rut debía hacer. Creo que estas instrucciones constituyen una figura del pecador que viene a Cristo. Porque hay cuatro pasos que son esenciales para el pecador.
1. En primer lugar, Rut debía “lavarse”. Cuando llegamos al Señor Jesucristo para recibir la salvación, según lo expresó el apóstol Pablo en su carta a Tito 3:5: “Él nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo”. Tenía que ser así porque en Isaías 64:6 leemos que: “. . .todas nuestras justicias son como trapo de inmundicia” (estos trapos eran las toallas higiénicas de esa época).
Por tal motivo, el Señor le dijo a aquel fariseo llamado Nicodemo que, por más que el fuese un hombre bueno y religioso, y realmente lo era, necesitaba un baño espiritual, es decir, el lavamiento de la regeneración. Por eso el Señor también le dijo, en Juan 3:7, “Os es necesario nacer de nuevo”. Se trata de experimentar un nuevo nacimiento espiritual. De otra manera, no se podrá entrar al cielo. Nadie puede salvarse sin convertirse en una nueva criatura unida a Jesucristo. Ninguno de nosotros está preparado para entrar en el cielo hasta que hemos experimentado ese nuevo nacimiento y hemos sido regenerados por el Espíritu Santo.
2. En segundo lugar, Rut debía “ungirse”. Después de la muerte de su primer marido, suponemos que Rut habrá utilizado vestidos de luto y no habrá hecho ningún esfuerzo por aparecer atractiva. Pero ahora Noemí era consciente de que alguien estaba interesado en Rut, y le dijo que se perfumase.
Cuando nos convertimos en hijos de Dios, somos como niños. Pero también se espera que crezcamos que alcancemos el desarrollo pleno en el cual podremos comprender la verdad divina. Y al creyente se le dice algo sobre la unción que él ha recibido. Los creyentes tenemos una unción del espíritu Santo. Y esto habla de la unción del Espíritu Santo. El apóstol Juan, el apóstol del amor, dijo en 1 Juan 2:20: “Vosotros tenéis la unción del Santo y conocéis todas las cosas”. Es decir, que el Espíritu de Dios es el que puede enseñarnos toda la verdad y todos necesitamos recibir esa enseñanza del Espíritu de Dios. Cuando recibimos la unción del Espíritu Santo, empezamos a oler a gloria.
Esa es la única manera en que podamos entender lo que necesitamos saber hoy de la Palabra de Dios. Uno no puede acercarse a este libro, la Biblia, solamente con el intelecto humano y esperar comprenderlo. Con el intelecto humano podríamos entender los hechos y ciertas verdades intelectuales; pero solo el Espíritu de Dios nos puede enseñar las verdades espirituales. Si vamos a comprender la Palabra de Dios, nuestros ojos necesitan ser ungidos por el Espíritu de Dios a fin de que veamos la verdad. El apóstol Pablo dijo en 1 Corintios 2:9-10: “Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido al corazón del hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman. Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios”. Es preciso reconocer que cuando hemos experimentado el nuevo nacimiento espiritual, se nos ha dado una unción del Espíritu de Dios. Ello no quiere decir que uno prescinda del aprendizaje ni de los maestros humanos. Todos nos hemos beneficiado de todo lo que nos ha sido legado por devotos maestros del pasado, y de personas cualificadas y enseñadas por el Espíritu de Dios. Por supuesto que Dios ha dado maestros a la iglesia actual. Pero ni ellos, ni toda la riqueza didáctica del pasado pueden iluminarnos a menos que el Espíritu de Dios sea el maestro.
3. En tercer lugar, Noemí le dijo a Rut: “Ponte tu mejor vestido”. En otras palabras, debía quitarse esa ropa de luto que llevaba y ponerse un vestido de fiesta. Noemí le dijo: “Rut ponte un vestido como los que te gustaba ponerte cuando tú y mi hijo salíais de noche para asistir a un evento social. Si Booz se ha enamorado de ti mientras has llevado aquella ropa de luto, mucho más le agradará verte con un traje bonito”. Este es el tercer paso para el creyente. Cuando vinimos a Cristo y le aceptamos como Salvador, se nos dijo que Él se convertía en nuestra justicia. No sólo quitó nuestros pecados, no sólo nos regeneró convirtiéndonos en hijos de Dios, pero nos impartió, nos traspasó Su propia justicia, porque nosotros no tenemos ninguna justicia propia. En realidad, se puede hablar de un manto de justicia, con el cual el reviste a todos los que Él salva.
El apóstol Pablo habló en sus cartas sobre la justicia de Cristo. Él aclaró que es sólo mediante el creer en Cristo que uno recibe esta justicia. En Filipenses 3: 9, dijo: “...no teniendo mi propia justicia, que se basa en la ley, sino la que se adquiere por la fe de Cristo, la justicia que procede de Dios y se basa en la fe”. Y en su carta a los Romanos 3:22, habló de “la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en Él, porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios”. Cristo cubre como con un manto al pecador que cree en Él, de manera que Dios nos ve unidos a Cristo, y Su justicia se convierte en nuestra justicia, en nuestro nuevo vestido.
4. Por último, la cuarta cosa que Noemí le aconsejó a Rut que hiciera, fue que se dirigiera a la era y le dijera a Booz que quería tenerle a él como su pariente- redentor.
Aquí pues estamos en la era. Una de las leyes extrañas de aquel entonces hacía necesario que Rut se declarara a Booz. Aunque era muy obvio que él estaba enamorado de ella, él se hallaba en una posición difícil. Ella era viuda. Ella debía pedirle que fuera su pariente-redentor. Por muchas semanas Booz había estado caminando por los campos con Rut. Se contuvo lo mejor que pudo, sin declararse a Rut porque sucedía que había otro pariente más próximo que Booz. Booz pues tenía que esperar hasta que Rut diera algún indicio de que ella misma quería que él fuese su pariente-redentor.
Noemí pues, instruyó a Rut que fuera a la era y que le dijera a Booz cuáles eran sus intenciones. Pero, Noemí le amonestó a que no dijera nada hasta que él terminara de comer y de beber. En otras palabras, no debía interrumpir su trabajo hasta que hubiera terminado el día. No debía interrumpir la celebración de acción de gracias a Dios por haberles dado una cosecha abundante.
Podemos concluir que cuando el novio Jesucristo, busca Su novia la Iglesia, esta debe pedirle que se case con ella. Debemos como iglesia pedirle a nuestro amado novio que nos redima, que nos salve, que sea uno con nosotros. No quiero sonar irreverente, pero si una mujer sabe que le interesa a una persona, podría según esta historia, pedirle que fuera su novio y se casara con ella, no siempre las cosas deben ser como lo muestra la tradición, la palabra de Dios rompe esquemas humanos.
Un acto de valentía
Rut 3:4
“Fíjate bien dónde se acuesta; después acércate a él, destapa sus pies y acuéstate allí. Entonces él te dirá lo que debes hacer”.
Éste paso que Rut va dar es muy importante. Es el paso que cada pecador debiera dar. Muchas personas han asistido a iglesias, e incluso habrán solicitado su membresía en alguna iglesia. Pero nunca han recibido al Señor Jesucristo como su Salvador. Figurativamente hablando, nunca han ido a la era, como Rut, para reclamarle como su Redentor. ¿Le ha pedido usted alguna vez a Jesucristo que Él sea su Salvador? La fe, debe ser activa, y no una fe que se ejercita desde fuera, como un asentimiento de cabeza desde la distancia. Debe ser una fe activa que hace que el pecador reclame a Jesucristo como su Redentor. Se trata de un regalo. Como dijera el apóstol Pablo en Romanos 6:23, “Pues la paga que deja el pecado es la muerte, pero el regalo que Dios da es la vida eterna por medio de Cristo Jesús nuestro Señor”.
Bajo la ley Mosaica, Rut no sólo tenía derecho a reclamar a Booz como su pariente-Redentor, sino que tenía que tomar la iniciativa de reclamarle como tal. El incidente que estaba teniendo lugar formaba parte de la cadena generacional que haría posible la venida de Jesucristo a esta tierra, naciendo en Belén, donde precisamente estaban ocurriendo estos eventos descritos en el libro de Rut. Por lo tanto y como hemos leído, Rut fue instruida por Noemí para tomar esa iniciativa.
Los hombres de aquel entonces se acostaban como radios de una rueda, alrededor de la era para proteger el grano de algún merodeador que pudiera tratar de robarse el grano durante la noche. Cada hombre se acostaba con su cabeza hacia el grano. Noemí pues le dijo a Rut que ella debía ir al lugar donde Booz se había acostado y acostarse a sus pies. Allí debía extender el borde del manto de Booz sobre ella, para que él supiera que ella buscaba refugio y protección. Ahora, esto era una manera simbólica y humilde de decirle a Booz que ella estaba dispuesta a aceptarle como su goel o sea, su pariente-redentor, para tomar el lugar de Mahlón su primer esposo. Rut actuó según la sugerencia de Noemí; fue una manera valiente, discreta y humilde de proceder. Y veremos que así lo interpretaría.
Rut 3:4-6
“Cuando se acueste, fíjate en qué lugar se acuesta, ve, descubre sus pies, y acuéstate allí; él mismo te dirá lo que debas hacer. Rut respondió: Haré todo lo que tú me mandes. Descendió, pues, al campo, e hizo todo lo que su suegra le había mandado”.
Noemí no le estaba aconsejando a Rut que hiciese alguna cosa impropia. Por una parte, ella iba a reclamarle como redentor y por otra, la era o lugar donde se trillaba el grano de la cosecha, era un lugar público, donde los segadores se encontraban reunidos con sus familias. Noemí le dijo que una vez que hubiesen terminado el trabajo de la tarde y hubieran cenado, y tenido su tiempo de alabar a Dios en un servicio religioso, él, como los demás segadores se acostaría con su cabeza junto al grano y sus pies hacia fuera, formando como un círculo con sus compañeros. Le aconsejó que en ese momento, que ella se acostase junto a los pies de Booz y levantase su manto destapándole los pies. Luego, él le diría lo que ella tendría que hacer.
La forma en que Rut se acercó a Booz para descubrirle los pies y acostarse junto a él, parece a primera vista sospechosa y no muy casta; pero no cabe duda de que esas expresiones son correctas y no implican una insinuación para cubrir el acto sexual. Noemí no pretendió otra cosa, ni Rut la llevó a cabo, que dar a entender a Booz que le correspondía tomar por esposa a Rut. Por otra parte, sabía que Booz era un hombre virtuoso y temeroso de Dios, y que Rut era una joven modesta, casta y cuidadosa de su casa. Si lo que Rut hizo hubiese implicado algo poco decente, podemos estar seguros de que Noemí no habría sido tan imprudente como para incitar a su nuera a ello y comprometer así el afecto y la amistad de un hombre tan bueno y tan importante como Booz. Por otra parte, Rut tenía el suficiente sentido y más que la suficiente virtud para haber rechazado la idea de Noemí si en ella hubiese visto algo pecaminoso. Al ser algo correcto, Rut no dudó en responder a su suegra: “Haré todo lo que tú me mandes”.
El consejo de Noemí parece extraño, pero no sugería un acto de seducción. En realidad, Noemí instruía a Rut para que actuara de acuerdo con la costumbre y la ley de esa época. Era común que los sirvientes se acostaran al pie de su amo y que incluso compartieran una parte de sus mantas. Rut iba a aplicar esta costumbre a la ley del pariente redentor y por lo tanto le recordaría a Booz la responsabilidad que tenía de buscar a alguien o que él mismo se casara con ella. Era un asunto de familia, nada romántico. Pero más tarde, la historia llegó a ser maravillosamente romántica cuando Rut y Booz desarrollaron un amor desinteresado y un profundo respeto mutuo.
La propuesta de matrimonio
Rut 3:7-10
“Después de que Booz terminó de comer y de beber y estuvo de buen ánimo, se acostó al otro extremo del montón de grano y se durmió. Entonces Rut se acercó sin hacer ruido, le destapó los pies y se acostó.
Alrededor de la medianoche, Booz se despertó de pronto y se dio vuelta. Entonces se sorprendió, ¡al encontrar a una mujer acostada a sus pies! ¿Quién eres? preguntó. Soy Rut, su sierva, contestó ella. Extienda sobre mí el borde de su manto ya que usted es el redentor de mi familia.
¡El Señor te bendiga, hija mía! exclamó Booz. Muestras aún más lealtad familiar ahora que antes, pues no has ido tras algún hombre más joven, sea rico o pobre”.
El descanso al medio día – 1866 - Jean Francois Millet
Rut obedeció todo mandato e instrucción de Noemí. Y a la media noche, Booz debió sentir frío porque no estaba cubierto por su manto. Se sentó y descubrió que alguien estaba acostado a sus pies y al fijarse más detenidamente, descubrió que era una mujer. En la oscuridad, él le preguntó su identidad. Y la contestación de Rut fue notable.
Le descubrió los pies: El propósito obvio era que la frialdad de la noche lo despertara para que pudiera descubrirla a sus pies. Se estremeció alude a la reacción que experimentó al sentir el frío de la noche.
Ésta es una de las escenas más hermosas de la Palabra de Dios. Aquí estaba este hombre de guerra, hombre bueno y valiente, un hombre rico. Y también estaba aquí la bella mujer de Moab, quien se hallaba desvalida y muy pobre. Y ella le pidió que él fuera su pariente-redentor, su esposo.
Este es el momento más tierno del relato y el que más se presta a falsas interpretaciones. El incidente no tiene nada que ver con algo tan inapropiado como una cita de medianoche.
La cultura de los pueblos del antiguo Medio Oriente incluía la costumbre de extender el borde de una capa sobre la persona a quien se proponía matrimonio, una tradición a la cual Rut claramente alude, como lo podemos observar en el versículo que citaremos a continuación;
Ezequiel 16:8
“Cuando volví a pasar, vi que ya tenías edad para el amor. Entonces te envolví con mi manto para cubrir tu desnudez y te pronuncié mis votos matrimoniales. Hice un pacto contigo, dice El Señor Soberano, y pasaste a ser mía”.
¡El Señor te bendiga, hija mía! exclamó Booz. Muestras aún más lealtad familiar ahora que antes, pues no has ido tras algún hombre más joven, sea rico o pobre”.
Las palabras de Booz parecen sugerir que los jóvenes se sentían atraídos por Rut. También da a entender que hubiese sido penoso acercársele a causa de su edad, por lo que era necesario que Rut tomara la iniciativa.
Dios había derramado Su favor sobre Rut y este favor se halló a los ojos de Booz. Éste sabía que la petición de ella era justa y honesta, y correspondió como debía, sabedor que no era una pasión sensual lo que la había llevado a los pies de él, por lo que mantuvo valientemente su honor y el de ella. No era un momento para el desenfreno sexual, era un momento para la honra y el respeto, lo cual hizo de esta escena algo bello y trascendental.
En lugar de actuar como permitía la ley de Moisés, llevando a Booz ante los jueces, llamando a los ancianos de la ciudad para obligarle a cumplir su deber como goel, es decir, como pariente-redentor, Rut callada y discretamente le dio una oportunidad para rechazar o aceptar esa función. No le habrían puesto en aprietos públicamente, ni le habrían obligado legalmente a hacer lo que no tenía en mente ni en su corazón para hacer. Pero, Noemí y Rut tenían todos los indicios como para creer que él sólo estaba esperando poder actuar como goel o sea como pariente-redentor, cuando se presentara la oportunidad. Y la respuesta de Booz así lo confirmó. En cuanto a nosotros, demos gracias a Dios que tenemos un Salvador y nuestra relación con Él es también una historia de amor. Porque Él se entregó a sí mismo a la muerte en la cruz para poder redimirnos. Aleluya.
Una mujer virtuosa
Rut 3:11
“Ahora, hija mía, no te preocupes por nada. Yo haré lo que sea necesario, porque todo el pueblo sabe que eres una mujer virtuosa”.
Observemos la reputación de esta joven extranjera, que en circunstancias normales, habría sido una paria en Belén, porque la ley de Moisés no admitía la presencia de una Moabita. A ella se le había dicho que una Moabita a Amonita no podría entrar en la congregación del Señor. Su suegra Noemí ya le había advertido que no había posibilidades de que ella se casara y Rut había aceptado esa situación. Imagino que la gente del pueblo la habrá observado cuidadosamente cuando llegó por primera vez. Pero ya vemos la buena fama que logró alcanzar.
Proverbios 31:10-31
Los versículos 10-31 (22 en total) son parte de un poema acróstico, y cada uno comienza con alguno de los 22 caracteres que integran el alfabeto hebreo. En su conjunto forman un cántico de alabanza al ideal de la mujer casada. En esta oportunidad he organizado el poema en la forma que fue escrito para ver su hermosura poética.
Acróstico a la mujer ejemplar
Álef (A)
Mujer ejemplar, ¿dónde se hallará?
¡Es más valiosa que las piedras preciosas!
Bet (B,V)
Su esposo confía plenamente en ella
y no necesita de ganancias mal habidas.
Guímel (G)
Ella le es fuente de bien, no de mal,
todos los días de su vida.
Dálet (D)
Anda en busca de lana y de lino,
y gustosa trabaja con sus manos.
He (H)
Es como los barcos mercantes,
que traen de muy lejos su alimento.
Vav (V,W)
Se levanta de madrugada,
da de comer a su familia
y asigna tareas a sus criadas.
Zayin (Z)
Calcula el valor de un campo y lo compra;
con sus ganancias planta un viñedo.
Jet (H,X)
Decidida se ciñe la cintura
y se apresta para el trabajo.
Tet (T)
Se complace en la prosperidad de sus negocios,
y no se apaga su lámpara en la noche.
Yod (J,I,Y)
Con una mano sostiene el huso
y con la otra tuerce el hilo.
Caf (K,X)
Tiende la mano al pobre,
y con ella sostiene al necesitado.
Lámed (L)
Si nieva, no tiene que preocuparse de su familia,
pues todos están bien abrigados.
Mem (M)
Las colchas las cose ella misma,
y se viste de púrpura y lino fino.
Nun (N)
Su esposo es respetado en la comunidad;
ocupa un puesto entre las autoridades del lugar.
Sámej (S)
Confecciona ropa de lino y la vende;
provee cinturones a los comerciantes.
Ayin (O)
Se reviste de fuerza y dignidad,
y afronta segura el porvenir.
Pe (P,F)
Cuando habla, lo hace con sabiduría;
cuando instruye, lo hace con amor.
Tsade (T,S)
Está atenta a la marcha de su hogar,
y el pan que come no es fruto del ocio.
Qof (K,Q)
Sus hijos se levantan y la felicitan;
también su esposo la alaba:
Resh (R)
“Muchas mujeres han realizado proezas,
pero tú las superas a todas”.
Shin (S, SH)
Engañoso es el encanto y pasajera la belleza;
la mujer que teme al Señor es digna de alabanza.
Tav (T)
¡Sean reconocidos sus logros,
y públicamente alabadas sus obras!
Esta porción del libro de Proverbios tiene mucho que decir acerca de las mujeres. Qué oportuno que el libro termine con una ilustración de una mujer de carácter firme, gran sabiduría, muchas habilidades y una gran compasión como Rut.
Algunas personas tienen la idea errónea de que la mujer ideal en la Biblia es retraída, servil y completamente casera. ¡No es así! Esta mujer es una excelente esposa y madre. Es además fabricante, importadora, administradora, corredora de bienes raíces, granjera, costurera, tapicera y comerciante. Sin embargo, su fortaleza y dignidad no provienen de sus sorprendentes logros. Son el resultado de que teme a Dios. Ya que en nuestra sociedad la apariencia física cuenta demasiado, puede sorprendernos que esto nunca se mencione en esta descripción. Su atractivo proviene totalmente de su carácter.
La mujer descrita en este capítulo tiene habilidades sobresalientes. La posición social de su familia es alta. Es más, tal vez no se refiera a una mujer, sino una descripción de la mujer ideal. No la vea como un modelo que se debe imitar en cada detalle. ¡Sus días no son lo bastante largos para hacer todo lo que ella hace! En cambio, véala como una inspiración para ser todo lo que usted pueda ser. No podemos ser igual a ella, pero podemos aprender de su laboriosidad, integridad e ingenio.
El libro de Proverbios comienza con el mandamiento de temer al Señor y termina con una descripción de una mujer que lleva a cabo este mandamiento. Sus cualidades se mencionan a través del libro: trabajo arduo, temor de Dios, respeto por su cónyuge, previsión, aliento, interés por los demás, preocupación por el pobre, sabiduría en el manejo del dinero. Estas cualidades, cuando se acoplan con el temor de Dios, llevan al gozo, éxito, honor y dignidad. El libro de Proverbios es muy práctico para nuestros días debido a que nos muestra cómo podemos llegar a ser sabios, tomar buenas decisiones y vivir de acuerdo con el ideal de Dios.
Rut fue una mujer virtuosa extranjera, que atrajo la mirada de Dios y fue llevada a ser parte del linaje de nuestro Señor Jesucristo, que maravillosa recompensa.
La reacción de la decencia
Rut 3:12
“Aunque es cierto que soy pariente cercano, hay un pariente más cercano que yo”.
¿Cómo lo supo Booz? Seguramente ya lo había investigado, porque en el mismo momento en que Rut le manifestó su deseo, estuvo listo para actuar. Pero al haber un pariente más cercano que él, se veía impedido para aceptar el pedido de Rut.
Incluso era posible que el otro pariente cercano fuera un hombre más rico que Booz y éste habrá pensado en la posibilidad de que Rut prefiriese ser redimida por ese otro pariente. Así que seguramente habrá esperado con ansiedad el momento en que Rut se dirigiese a él pidiéndole que la redimiese. Y así quedaron planteadas las cosas. Creemos que el otro pariente habrá sido un hermano de Elimelec, un tío del primer marido de Rut, mientras que Booz era probablemente un primo de su primer marido. Por ello, después de mostrarse dispuesto a redimirla, le dijo que habría que contar con la opinión del otro pariente más cercano que él mismo.
Rut 3:13
“Pasa aquí la noche, y cuando sea de día, si él te redime, bien, que te redima; pero si no quiere redimirte, yo te redimiré. El Señor es testigo. Descansa, pues, hasta la mañana”.
En otras palabras, Booz no estaba seguro de lo que haría si el otro hombre quería actuar como pariente-redentor. Pero tenía un plan a seguir, según el cual esperaba prevalecer sobre el otro pariente cercano. Observemos como enfatizó la expresión “redimir”, que proviene del término hebreo "goel", que equivale a pariente-redentor.
Booz le pidió a Rut que se quedase allí por la noche y no regresase a Belén debido a la oscuridad. En el período de los jueces la gente no viajaba por los caminos principales porque estos no eran seguros.
Booz mismo se ofreció a hacerle al otro pariente redentor la propuesta y ver cómo pensaba. Si el otro rehusaba cumplir con su obligación, él estaba dispuesto a redimir la hacienda, casarse con la viuda y reconstruir así la familia.
Booz actuó como un verdadero hombre decente, en lugar de tocarla como un lujurioso, la bendice como un padre, la anima como amigo, se ofrece como pariente cercano, la recompensa como patrono y la despide cargada de esperanzas y regalos, no menos casta, sino más feliz de lo que vino. Esto es hermoso y maravilloso.
Actos pensando en el futuro
Rut 3:14-16
“Después que durmió a sus pies hasta la mañana, se levantó Rut antes que los hombres pudieran reconocerse unos a otros; porque Booz había dicho: Que no se sepa que una mujer ha venido al campo. Después él le pidió: Quítate el manto con que te cubres y sujétalo bien. Mientras ella lo sujetaba, midió Booz más de cuarenta kilos de cebada y se las puso encima. Entonces ella se fue a la ciudad. Cuando llegó a casa de su suegra, ésta le preguntó: ¿Qué hay, hija mía? Rut le contó todo cuanto le había ocurrido con aquel hombre”.
El Ágelus -1859 - Jean Francois Millet
Vemos que Booz no quiso que el otro pariente se enterase de lo sucedido, porque si ese otro pariente tenía alguna idea de reclamar a Rut como esposa, el conocimiento de este encuentro podría descalificar a Booz inmediatamente. Por ello, quiso llevar este caso con discreción. Esta precaución era para que nadie malinterpretara la conducta de Rut esa noche, lo mismo que podría suceder en nuestros días.
Es de suma importancia valorar mucho el comportamiento de Booz con Rut, no permitió que nada dañara su imagen (testimonio) y la de él. Si la gente en la era se hubiera enterado de este evento, la reputación de ambos habría quedado en entredicho. Cuan cuidadosos debemos ser con nuestras vidas en las relaciones sentimentales, existen principios dados por Dios que si los cumplimos, nos garantizarán un futuro de bendición junto a nuestras parejas. Muchos de los fracasos en las relaciones sentimentales, tienen origen en violar parámetros Bíblicos como; relaciones sexuales fuera del matrimonio, uniones libres, inmoralidades sexuales, entre otros.
Algo de admirar en esta historia, es la forma como ambos están cumpliendo con responsabilidad con sus actos, en ningún momento los vemos imponiendo su voluntad, por el contrario observamos actitudes respetuosas en donde el propósito es cumplir con normas y leyes establecidas para no cometer errores. No hubo afanes, no pensaron solo en el momento, ambos tenían claro que de su buen comportamiento en este proceso de la relación, su futuro en la relación seria de bendición.
Quizás Rut había sido reacia a tomar la iniciativa por las pocas expectativas que había tenido al llegar como extranjera a esa tierra. Quizás Noemí tuvo que insistirle y asegurarle que se daba cuenta que él la amaba y querría casarse con ella. Es comprensible que Nohemí la esperara ansiosamente, para comprobar cómo le había ido.
La gran cantidad de cebada (posiblemente alrededor de 40 kg) no sólo constituía una expresión del deseo de Booz de asistir generosamente a Rut, sino que justificaba la presencia de la joven en la era. La gente pensaría que esta había venido a asegurar una buena provisión de granos y llevarla a casa antes que comenzara el calor diurno. Con un buen presente, muy apreciable para su suegra, prueba evidente de que la enviaba sin disgusto, sino muy complacido con la visita de Rut.
Booz cuidó hasta el más mínimo detalle en su relación con Rut, tuvo en cuenta su provisión y su testimonio, de la misma manera nuestro amado Dios tiene cuidado de nosotros cuando nos seduce y atrae hacia Él. Dios va a derramar una gran provisión física y emocional sobre nuestras vidas en este tiempo, de la misma manera que la derramó sobre Booz y Rut en su tiempo.
Formados en el carácter
Rut 3:18
“Entonces Noemí le dijo: Ten paciencia, hija mía, hasta que sepamos lo que pasa. El hombre no descansará hasta dejar resuelto el asunto hoy mismo”.
Cómo recibió Noemí a Rut. Le preguntó: ¿Qué hay, hija mía? Como si dijese: ¿Eres ya novia o no? ¿Hemos de regocijarnos o no? Así que Rut le contó cómo estaba el asunto, a lo que la suegra respondió aconsejó:
1. Le aconsejó que estuviese satisfecha con lo hecho hasta entonces: Estate tranquila, hija mía, hasta ver cómo acaba la cosa.
Cuan valioso es tener mentores que nos aconsejen sabiamente. En esta hermosa historia de Booz y Rut, el papel de Noemí es fundamental. ¿Está usted rodeado de personas sabias como Noemí? Un consejo sabio en tiempos de crisis es como un oasis en medio de un desierto. Noemí es esa imagen del Espíritu Santo en nuestras vidas. Maravilloso.
2. Le aseguró que Booz era digno de toda confianza como hombre que habría de hacer cuanto estuviese en su mano para llevar a feliz término este asunto: porque ese hombre no descansará hasta terminar hoy mismo este asunto.
Noemí sugirió que Booz cumpliría su promesa de inmediato. Es obvio que él tenía la reputación de cumplir con su palabra y no descansaría hasta finalizar la tarea. Este tipo de gente confiable sobresale en cualquier época o cultura.
¿Lo consideran los demás como alguien que cumple lo que dice? La prioridad más alta en la lista de cualquier persona debe ser cumplir con su palabra y terminar los trabajos. La construcción de una reputación íntegra, sin embargo, debe hacerse ladrillo sobre ladrillo.
Rut era enseñable, de espíritu dócil y obediente. Booz era diligente y de carácter firme que lo hacía confiable. Noemí era sabia y buena consejera. Cuán importante es permitir al Espíritu Santo trabajar en nuestro ser interior, la clave está en permitirle a Dios trabajar en nuestros corazones.
Rut, Noemí y Booz, ya habían pasado por el proceso maravillo de la formación del carácter de Dios y estaban llegando a la cima de la bendición plena de la recompensa por su obediencia.
El poder de la diligencia
En el capítulo anterior vimos las acciones de Rut y Noemí. Ahora le tocaba actuar a Booz. Como Rut ya le había reclamado como pariente - redentor, ahora Booz era libre para actuar. De modo que en este capítulo veremos los pasos que dio Booz.
Comencemos pues leyendo Rut 4:1
“Booz fue a la puerta de la ciudad y allí se sentó. En ese momento, pasó por ese lugar el redentor de la familia que Booz había mencionado, así que lo llamó: Amigo, ven, siéntate aquí. Quiero hablar contigo. Así que se sentaron juntos”.
El primer acto de Booz fue salir temprano aquella mañana a la puerta de la ciudad, lugar donde se administraba la justicia, y se ubicó en un lugar visible para poder llamar al otro pariente cercano, cuando éste saliera de la ciudad hacia sus campos para segar, o entrase a la ciudad desde la era. Booz esperó ansiosamente su llegada para poder resolver este asunto, Booz fue muy diligente.
Booz sabía que podía encontrar a su pariente en la puerta de la ciudad. Este era el centro de actividad. Nadie podía entrar ni salir sin pasar por esa puerta. Los mercaderes establecían sus tiendas temporales junto a la puerta que servía como “ayuntamiento”. Aquí se reunían los funcionarios de la ciudad para negociar. Debido a que había demasiada actividad, era un buen lugar para encontrar testigos y para que Booz hiciera su transacción.
Booz, tan pronto como pudo, llamó al otro pariente más cercano de Elimélec, para que acudiese a la puerta (esto es, al tribunal del pueblo) a discutir el asunto de Rut. Es muy probable que Booz fuese uno de los ancianos o jueces del pueblo. Podemos preguntarnos: ¿Por qué tenía Booz tanta prisa en resolver el caso, cuando Rut era una extranjera y, además, pobre? Lo que sucedió fue, que Booz se había enamorado de la hermosa Rut y le apuraba solucionar cuanto antes este asunto, era que, “toda la gente de mi pueblo sabe que eres mujer virtuosa”. Booz no quería perder a Rut por falta de diligencia.
Cuantas personas pierden a buenas personas por falta de diligencia, por orgullo, por necedad, por miedo, por terquedad. Esta historia nos enseña que un buen partido, hablando en términos de pareja sentimental, no se desecha. Puede ser que Dios este aparejando las cosas para traer a tu lado esa persona especial que te hará feliz el resto de tu vida, sin embargo, debemos de desechar todo prejuicio que se esté oponiendo para ello. Booz es un ejemplo de celeridad y diligencia, él sabía que no podía perder a Rut y actuó inmediatamente. ¿Cuantas buenas personas has perdido por falta de diligencia, por prejuicios, por no obedecer, por no tener claro el propósito de Dios?
No era día de tribunal, pero Booz buscó con toda diligencia diez varones de los ancianos de la ciudad para discutir el asunto junto a la puerta. Diez es el número requerido, según la costumbre de los judíos, para formar un grupo. Aun hoy, no se puede comenzar el servicio religioso, propiamente dicho, en las sinagogas judías, mientras no se hallan presentes diez varones judíos.
Cuando este pariente anónimo vino y se sentó, Booz ya estaba preparado para arreglar en seguida y de una vez, esta cuestión en cuanto a Rut.
Una estrategia sagaz
Rut 4:2-4
“Enseguida Booz llamó a diez líderes del pueblo y les pidió que se sentaran allí como testigos. Entonces Booz le dijo al redentor de la familia: Tú conoces a Noemí, la que volvió de Moab. Está por vender el terreno que pertenecía a Elimelec, nuestro pariente. Pensé que yo debía hablar contigo para que pudieras redimir la tierra si deseas hacerlo. Si quieres la tierra, entonces cómprala ahora en presencia de estos testigos. Pero si no quieres la tierra, házmelo saber ahora mismo, porque, después de ti, soy el pariente más cercano para redimirla. El hombre respondió: Muy bien, yo la redimo”.
Diez ancianos de la ciudad fueron escogidos para servir de testigos, y quizá como un tipo de Consejo o Tribunal Supremo. Observemos la estrategia de Booz. Aunque estaba primordialmente interesado en Rut, al principio, ni siquiera la mencionó. Simplemente mencionó que estaba en cuestión una porción de tierra. Ya hemos visto que la ley de la propiedad implicaba a un pariente cercano - redentor. Esta ley se pondría en vigor cuando la propiedad de una persona podía caer en otras manos por variadas circunstancias. En el caso de Noemí, ella y su familia habían salido de Israel por causa de la hambruna y al regresar, no tenía nada.
No podía recuperar su propiedad. Tendría que haber esperado hasta el Año del Jubileo que, suponemos, aún se hallaba lejano. Pero ¿qué sucedería ahora? ¿Aparecería un pariente - redentor? Booz estaba llamando la atención de este otro pariente, no a la persona de Rut, sino a la propiedad que había pertenecido a Elimelec. Quería saber si este otro pariente redimiría la propiedad. Era un paso lógico. La propiedad tenía que ser redimida antes que una persona pudiera ser redimida.
En otras palabras, Booz le dio a ese hombre la prioridad que le correspondía. ¿Querría este hombre ser el redentor? ¿Redimiría él la propiedad para que ésta fuese entregada a Noemí antes del Año del Jubileo? Lo interesante fue que este hombre respondió que sí. Que la redimiría. Aparentemente, era un hombre generoso que estaba dispuesto a desempeñar el papel de redentor. Si se hubiera negado, podría haber sido criticado y hubiera quedado socialmente desacreditado. Imaginemos el impacto que esta respuesta le debió causar a Booz. Pero no se dio por vencido. Estaba preparado para esa eventualidad y se dispuso a expresar que en este caso había más implicaciones que una simple propiedad de tierra.
Rut 4:5-6
“Entonces le dijo Booz: Por supuesto, al comprar tú la tierra de Noemí, estás obligado a casarte con Rut, la viuda moabita. De esta manera ella podrá tener hijos que lleven el nombre de su esposo y así conservar la tierra para su familia. Entonces no puedo redimir la tierra, respondió el pariente redentor, porque esto pondría en peligro mi propia herencia. Redime tú la tierra; yo no lo puedo hacer”.
Booz presentó sagazmente su caso al pariente. Primero, dio información nueva que aún no se ha mencionado en la historia: Elimelec, el finado esposo de Noemí, todavía tenía cierta propiedad en el área que ahora estaba a la venta. Como su pariente más cercano, este hombre tenía el derecho a comprar primero, lo cual aceptó. Pero luego, Booz dijo que de acuerdo con la Ley, si el pariente compraba la tierra, también tenía que casarse con la viuda (quizás porque Mahlón, el finado esposo de Rut e hijo de Elimelec, heredó la propiedad). Con esta estipulación, el pariente se echó para atrás. No quería complicar la herencia que iba a dejar para sus hijos. A lo mejor tuvo miedo de que si tenía un hijo con Rut, algunos de sus bienes se transferirían de su familia a la familia de Elimelec. Cualquiera que haya sido la razón, el camino estaba despejado para que Booz se casara con Rut.
Veamos que Booz presentó el problema con toda claridad y le informó a este otro pariente sobre la nacionalidad de Rut. En Deuteronomio 23: 3 estaba escrito lo siguiente: “No entrará el amonita ni el moabita en la congregación del Señor”. Ante esto, este otro pariente podía pensar que si facilitaba la entrada de Rut al pueblo, podría hacer peligrar su propiedad. Por supuesto que Booz estaba más que dispuesto a hacerlo porque la amaba, y estaba listo para hacer cualquier sacrificio por ella. Pero el otro pariente, lo único que sabía de Rut era que se trataba de una mujer del pueblo de Moab. Aunque hubiera sabido otras cosas sobre ella, no estaba interesado en casarse con ella y lo dejó claro.
Cuando la atención del otro pariente fue dirigida hacia este inconveniente serio, que poseía complicaciones legales, declaró entonces que no podía redimir a la extranjera de Moab, sin implicar su propia propiedad.
Cumplidos los requisitos necesarios, Booz quedó así con derecho legal a redimir tanto la hacienda como la viuda. Si este desconocido pensó que hacía mal negocio con tal matrimonio, a nadie tuvo que echar la culpa si después se arrepintió de no haber tomado una mujer de tal valía como Rut, mientras que Booz le quedaría sumamente agradecido por haberle cedido el derecho a una hacienda y, sobre todo, a una mujer a la que ya amaba de todo corazón.
Consideramos estimad@ amig@, que este pariente anónimo simboliza la ley. En realidad la ley no puede redimirnos. Es incapaz de redimirnos. El apóstol Pablo escribiendo en su carta a los Romanos 3:20, dijo: “Porque por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de Él, ya que la ley sirve tan solo para hacernos conocer que somos pecadores”. Y luego en su carta a los Gálatas 2:16 dijo: “Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado”.
La ley estimado amig@, no nos puede salvar. Para que la ley nos pudiese salvar, tendría que bajar el nivel de sus normas, lo que no puede hacer. O bien nosotros tendríamos que alcanzar el nivel de las normas de la ley, y eso no nos es posible hacer. Este otro pariente del relato, entonces, como símbolo de la ley dijo que él no podía redimir. A los seres humanos sólo les puede redimir alguien que les ame y esté dispuesto a pagar el castigo del pecado. Esa es la única manera de ser salvos.
El ser humano no puede alcanzar el nivel que Dios demanda. Por eso necesita un Redentor que le ame, como en nuestra historia, y esté dispuesto no solo a renunciar a todo sino también a entregar su vida. Cuando ese redentor divino ocupó nuestro lugar en la cruz del Calvario por nuestros pecados, pagó el máximo precio que alguien podría pagar por nosotros en todo el universo.
El casamiento de Rut y Booz
Rut 4:7-12
“En esos días era costumbre en Israel que cualquiera que transfiriera un derecho de compra se quitara la sandalia y se la entregara a la otra parte. Esto hacía válida la transacción de una manera pública. Entonces el otro redentor de la familia se quitó la sandalia mientras le decía a Booz: Compra tú la tierra.
Entonces Booz les dijo a los ancianos y a la gente que estaba alrededor: Ustedes son testigos de que hoy le compré a Noemí toda la propiedad de Elimelec, Quelión y Mahlón. Además, junto con la tierra adquirí a Rut, la viuda moabita de Mahlón, para que sea mi esposa. De este modo ella podrá tener un hijo para que el nombre de la familia de su difunto esposo continúe y herede aquí, en su pueblo natal, la propiedad de su familia. Hoy todos ustedes son testigos.
Entonces los ancianos y toda la gente que estaba en la puerta respondieron: ¡Somos testigos! ¡Que El Señor haga que esta mujer que va a ser parte de tu hogar sea como Raquel y Lea, de quienes descendió toda la nación de Israel! Que prosperes en Efrata y que seas famoso en Belén. Y que El Señor te dé descendientes por medio de esta joven que sean como los de nuestro antepasado Fares, el hijo de Tamar y Judá”.
Existió una ley que nos habla de este hecho en Deuteronomio 25:7-9 con respecto a un caso similar a éste. En aquel caso, así como en éste, un hombre perdía su sandalia o calzado. Quitándose la sandalia y entregándoselo al adquiriente, constituía un documento legal de gran significado en aquel entonces. Booz había tomado el lugar de Rut en esta transacción, actuando en su lugar y entonces ella podría convertirse en su esposa.
“Sin embargo, si el hombre se niega a casarse con la viuda de su hermano, ella deberá ir a la puerta de la ciudad y decirles a los ancianos allí reunidos: El hermano de mi esposo se niega a preservar el nombre de su hermano en Israel: se niega a cumplir con los deberes de un cuñado al no casarse conmigo. Entonces los ancianos de la ciudad lo llamarán y hablarán con él. Si aun así se niega y dice: No quiero casarme con ella, la viuda se acercará a él en presencia de los ancianos, le quitará la sandalia del pie y le escupirá la cara. Luego declarará: Esto es lo que le pasa a un hombre que se niega a darle hijos a su hermano.
A partir de entonces, todo Israel se referirá a su familia como ¡la familia del hombre al que le quitaron la sandalia!”.
La ley estimado amig@, simbólicamente hablando, está “descalza”. La ley no puede salvar a nadie de ninguna manera. Es solamente el evangelio, el que nos puede redimir. En cuanto al pecador, la ley no le puede calzar. Es el evangelio de la gracia que viste a un pecador de la justicia de Cristo, y que le proporciona un calzado. El apóstol Pablo en su carta a los Efesios 6:15, dijo: “Y calzados los pies con el apresto (las sandalias) del evangelio de paz”. La ley no puede redimir pero Cristo, nuestro Booz, nuestro pariente-redentor, nos puede redimir por la gracia divina, aleluya.
Poseyendo ya el documento legal, la sandalia del descalzo, Booz concluyó la transacción llamando a los diez ancianos, para que sirvieran de testigos que ahora era él, quien aquel día redimía las propiedades de Elimelec, Mahlón y Quelión. No sólo fue redentor de la propiedad, sino también de Rut.
Con el camino libre para cumplir plenamente su promesa, Booz toma por testigos del contrato, a las puertas de la ciudad, a los ancianos y a todo el pueblo (ya que cualquiera podía presenciar estos juicios). Todos fueron testigos de que Booz redimía, no sólo la hacienda, sino también a la viuda, Rut la moabita, para restaurar el nombre del difunto. Con respecto a este casamiento o matrimonio de Booz con Rut, vemos que:
Este evento fue solemnizado o, al menos, publicado delante de muchos testigos. Booz declara: Que se hace cargo de la hacienda que fue propiedad de Elimélec y de sus hijos. Que también rescata (hebreo qaniti = he adquirido) a Rut, la viuda de Mahlón. Bien puede decir que la adquiere por suya, ya que Rut no tenía dote que aportar al matrimonio. Pero ella valía para él más que la dote de una millonaria. Al casarse con ella, deseaba preservar la memoria del difunto de forma que el nombre de Mahlón fuese preservado así de desaparecer, a pesar de no haber dejado descendencia.
· Obsérvese que, por haber cedido Booz este derecho, para que el nombre de Mahlón fuese preservado, Dios hizo que el nombre de Booz fuese honrado al ser incluido en la genealogía de nuestro Salvador Jesucristo, por lo que su familia adquirió una dignidad superior a la de todas las demás familias de Israel, mientras que el otro pariente tan temeroso de perder algo si se casaba con la viuda, perdió la hacienda, una mujer virtuosa, el honor de su familia y hasta su nombre fue dado al olvido, de forma que no apareciese en las Sagradas Escrituras.
· El casamiento de Booz y Rut fue acompañado de las oraciones y bendiciones de los ancianos y del pueblo presente a la ceremonia. Es de suponer que el anciano más viejo recitase la bendición y que los demás ancianos, con el resto del pueblo, se uniesen a él por lo que parece como si todos hubiesen pronunciado las bendiciones que aparecen en el texto sagrado, ya que, en las oraciones públicas, aunque sea uno solo el que ore en voz alta, o varios por turno, todos los presentes deben orar interiormente con él. También hemos de aprender de aquí a bendecir y acompañar con oraciones los casamientos de los creyentes. Hemos de orar unos por otros, a fin de que el Señor prospere y bendiga nuestras familias.
Esta oración - bendición contiene tres partes:
A- En la primera se le desea a Rut, la nueva israelita una fecundidad parecida a la de Raquel y Lea, las esposas de Jacob. Dios cambia lo estéril por algo fructífero, se avecina un tiempo de fertilidad en nuestras vidas.
B- En la segunda, se le desea a Booz que adquiera nuevo esplendor y nueva fuerza (hebreo jayil), que le hagan prosperar en los negocios familiares y le den honor, sabiduría y éxito entre todas las familias de Belén de Efrata. Seremos renovados en nuestro ser interior y veremos cómo prospera todo, así como prospera nuestra alma. Esta será nuestra nueva fama.
C- En la tercera, se desea a la familia de Booz y Rut una descendencia como la de Fares (o Peres), el primogénito de Judá, como si dijesen: “Que tu casa sea como la de Fares, tan numerosa e ilustre como la de Fares”. Los de Belén eran descendientes de Fares. Ahora oraban para que la familia de Booz, que era una sola de las familias de Belén, se hiciese, al correr de los años, tan numerosa e ilustre como era ahora la descendencia entera del patriarca. Dios traerá la multiplicación y exaltará nuestro nombre, y seremos reconocidos en todas las naciones de la tierra.
Nuestro Señor Jesucristo es nuestro Goel o Redentor, un Redentor eterno, quien, a semejanza de Booz con Rut, nos miró con tierna compasión y nos sacó del deplorable estado de miseria y de pecado en que nos hallábamos. A muy alto precio, al precio de su sangre, nos compró para una herencia eterna, hipotecada por el pecado y puesta en manos de la justicia divina, de la que nadie ni nada la habría podido rescatar jamás. Aleluya.
El nacimiento de la bendición
Rut 4:13-17
“Así que Booz llevó a Rut a su casa y la hizo su esposa. Cuando se acostó con ella, El Señor permitió que quedara embarazada y diera a luz un hijo. Entonces las mujeres del pueblo le dijeron a Noemí: ¡Alabado sea El Señor, que te ha dado ahora un redentor para tu familia! Que este niño sea famoso en Israel. Que él restaure tu juventud y te cuide en tu vejez. ¡Pues es el hijo de tu nuera que te ama y que te ha tratado mejor que siete hijos!
Entonces Noemí tomó al niño, lo abrazó contra su pecho y cuidó de él como si fuera su propio hijo. Las vecinas decían: ¡Por fin ahora Noemí tiene nuevamente un hijo! Y le pusieron por nombre Obed. Él llegó a ser el padre de Isaí y abuelo de David”.
El amor de Rut por su suegra se conocía y admiraba en todo el pueblo. Desde el principio hasta el final del libro de Rut, su amabilidad hacia otros se mantiene inalterable.
Dios convirtió la tragedia de Noemí en grandes bendiciones, aún mayores que “siete hijos” o abundantes herederos. A lo largo de esos tiempos difíciles, Noemí no dejó de confiar en Dios. Y Dios, a su tiempo, la bendijo en gran manera. Aun en nuestro dolor y en la calamidad, Dios puede darnos grandes bendiciones. Sea como Noemí y no le dé la espalda a Dios cuando la tragedia golpea. En lugar de preguntar: ¿Cómo pudo Dios permitir que me sucediera esto?, confíe en El. El estará con usted en los tiempos difíciles.
Para algunos, el libro de Rut no es más que una historia bonita sobre una muchacha que tuvo suerte. Pero en la realidad, toda la serie de hechos narrados en Rut son parte de los preparativos de Dios para el nacimiento del rey David y de Jesús, el Mesías prometido. De la misma manera que Rut no se percató de este gran propósito de su vida, tampoco nosotros sabremos el propósito completo y la importancia de nuestras vidas hasta que miremos atrás desde la perspectiva de la eternidad. Debemos tomar nuestras decisiones teniendo en mente los valores eternos de Dios. Tomar atajos morales y vivir para los placeres inmediatos no es buena forma de avanzar. Gracias a la fiel obediencia de Rut, su vida y legado fueron importantes aun cuando ella no pudo ver el resultado final. Viva fiel a Dios, sabiendo que el valor de su vida se extenderá más allá del tiempo que viva. Las recompensas superarán a cualquier sacrificio que tenga que hacer.
El amor por Rut fue lo único que impulsó a Booz concluir este asunto con tanto entusiasmo y eficacia. Su amor por la joven de Moab fue suficiente motivo para llegar a ser su pariente-redentor. La historia concluye apropiadamente con la declaración: “Booz, pues, tomó a Rut, y ella fue su mujer”. Éste es el fin feliz de toda buena historia de amor. Dios pone en el corazón de un hombre el amor y la atracción por una mujer, y hace que aquel sentimiento sea mutuo.
De la misma manera Cristo vino a la tierra a buscar a Su esposa, La Iglesia; Él es el que demostró Su amor muriendo por nosotros. Y nosotros respondemos a Su amor recibiéndole como Salvador y entonces comenzamos a conocerle. Esta debía ser la sana ambición de cada cristiano, de conocer a su redentor. Este mismo deseo fue la experiencia de San Pablo, expresada en Filipenses 3:10, donde dijo: “Quiero conocerle a él, y el poder de su resurrección”. Después de todo, nosotros le amamos a Él porque Él nos amó primero. En nuestra historia y como resultado, todo el pueblo de Belén se alegró por lo que estaba ocurriendo en la vida de Booz y así lo expresaron. Porque Noemí necesitaba un redentor para continuar la descendencia de Elimelec.
Las recompensas de Rut
Después de estudiar detenidamente esta hermosa historia, podemos encontrar las recompensas que Rut obtuvo por su comportamiento ejemplar.
Observemos algunas de ellas:
Como esposa. Booz la tomó y, tras las solemnidades de costumbre, la llevó a su casa, y ella fue su mujer. Booz había orado que esta piadosa forastera recibiese plena recompensa del Dios de Israel por su bravura y constancia, ya que había venido a refugiarse bajo las alas del Señor. Ahora era él precisamente el instrumento ordenado por Dios para darle a Rut la recompensa que Booz había deseado para ella. La plegaria de Booz había sido escuchada y respondida.
Como madre. El Señor le permitió que concibiese y diese a luz un hijo, porque es recompensa de Dios el fruto del vientre, “los hijos son un regalo del Señor; son una recompensa de su parte” Salmo 127:3.
Como nuera. Rut seguía siendo nuera de Noemí, pues ésta no sólo no había quedado relegada al olvido, sino que era ahora la principal partícipe en la alegría y las alabanzas de las mujeres de Belén. Así como el matrimonio fue dirigido y celebrado por medio de una oración, así también el nacimiento del hijo fue celebrado con acción de gracias.
Es una pena que el piadoso lenguaje que leemos en estos versículos esté ausente de las ceremonias de los creyentes o haya degenerado en rutinario formalismo. “Glorificado sea El Señor”, dicen a Noemí las mujeres de Belén, que hizo que no te faltase hoy un pariente redentor. El niño pasa ahora a ser “el redentor” o goel, porque significa el porvenir seguro de la familia, hijo de una nuera que ama a su suegra más que a su madre, y es de más valor para ella que siete hijos. Los lazos del amor son más fuertes que los de la naturaleza.
Noemí responde tomando al niño en su regazo y siendo su aya (su propio hijo). Si Booz era hermano de Elimélec, lo cual entra dentro de lo probable, el poner al niño en su regazo sería un símbolo de adopción del niño por Noemí, aunque esto no puede afirmarse con seguridad. En todo caso, las vecinas: Llaman al niño hijo de Noemí y le ponen por nombre Obed que significa “siervo o servidor” (se sobrentiende, de Dios). Si no fueron directamente las vecinas quienes le pusieron el nombre (pues ello es muy poco probable), al menos lo sugirieron. El nombre era muy apropiado para el hijo de unos padres tan piadosos.
Veamos también algunas verdades que esta historia enseña y algunas acciones que nos invita a realizar.
· Construyamos relaciones piadosas. El libro de Rut está repleto de principios relacionados con la justicia y la piedad en las relaciones humanas. Rut nos ofrece un ejemplo supremo de alguien que prioriza las relaciones personales. Ella ejemplifica la lealtad, la obediencia, la diligencia y la rectitud moral. Muchas penas podemos ahorrarnos si aprendemos a relacionarnos con los demás sobre la base del amor y comprendemos lo que esto implica para nuestros vínculos con otras personas.
· No hagamos compromisos apresuradamente. Esperemos hasta que conozcamos todas las implicaciones de cualquier compromiso que vamos a contraer ante otra persona. Dios no gusta de los caminos cortos, es un Dios de procesos. Debemos tomarnos el tiempo necesario para decidir en oración, siempre será de bendición no apresurarnos.
· Practiquemos la lealtad. comprendamos que una persona leal sitúa sus relaciones personales por encima de las ventajas o la comodidad.
· Aprendamos a servir. Dios nos está llamando a servir a aquellos que amamos. Dios honrará a los que tienen un corazón humilde como Rut.
· Seamos hospitalarios. La hospitalidad supone ser amables y generosos con los extraños. La mayoría de la gente trata bien a los amigos, pero los creyentes piadosos tratan a los extraños como a las personas amigas. Practica la hospitalidad con los extraños. No seas remiso a la hora de bendecir a aquellos con quienes no estás familiarizado. Conoce que Dios recompensa y honra el desinterés.
· Respetemos a nuestros superiores. Relacionarnos correctamente con personas de autoridad sobre nosotros, es una característica de los creyentes. La lealtad y la obediencia son una clave de tal actitud frente a las personas en jerarquía o autoridad. Obedece a las autoridades legítimas. Dios bendecirá tal actitud por vías que no esperas.
El final de una hermosa historia de amor
Rut 4:18-22
“Este es el registro genealógico de su antepasado Fares: Fares fue el padre de Hezrón. Hezrón fue el padre de Ram. Ram fue el padre de Aminadab. Aminadab fue el padre de Naasón. Naasón fue el padre de Salmón. Salmón fue el padre de Booz. Booz fue el padre de Obed. Obed fue el padre de Isaí. Isaí fue el padre de David”.
El nombre Obed significa “el siervo” o “el adorador”. Aunque no tenía ninguna consanguinidad con Noemí, legalmente era su nieto. Fue un siervo a Noemí, estando ella en su vejez, tomó el lugar que fue dejado vacío por la muerte de su esposo y sus dos hijos. Ahora, su propiedad sería de Obed, el siervo. Y éste, que era descendiente de una moabita, fue un adorador del Dios verdadero, así como lo fue su madre. Y aquel pequeñito llegó a ser el abuelo del rey David. ¿Ve usted? Rut, la moabita extranjera, fue la bisabuela de David, y así ella formó parte del linaje que condujo al Señor Jesucristo.
Todo esto dio pie a la inclusión de la gran genealogía (conjunto de los antepasados de una persona) que se halla al fin del libro. El libro de Rut y esta genealogía son lo que conecta a la familia del rey David con la tribu de Judá de donde provenía nuestro Señor Jesucristo. Existía la dificultad de incluir una genealogía “completa” desde Salmón a David en libro de Rut, para la época de los Jueces, había un espacio de 340 años, lo cual haría muy extenso el listado de nombres. Sin este libro, no tendríamos un registro histórico de esa conexión. Esta genealogía fue transferida en su totalidad al principio del Nuevo Testamento en el evangelio de Mateo 1:1-17. Presentamos estos acontecimientos de esta humilde historia como un vínculo del gran plan y propósito de Dios con Nohemí, Rut y Booz. Nada es casualidad en el plan de Dios, todo tiene un propósito.
La historia de Rut es una ilustración del pariente-redentor. Miremos por unos momentos en qué medida aquel pariente redentor fue una figura del Señor Jesucristo. ¿En qué sentido el Señor Jesucristo cumplió esas expectativas?
En primer lugar, aquel redentor tenía que ser un pariente cercano. En segundo lugar, tenía que estar dispuesto a redimir. En tercer lugar, tenía que poder redimir. En cuarto lugar, el pariente redentor tenía que ser libre él mismo. Y en quinto y último lugar, tenía que disponer del precio de la redención. Tenía que responder legalmente de lo que se requería. Booz fue capaz de cumplir con estas condiciones, como redentor de Rut. Y el Señor Jesucristo, como nuestro pariente - Redentor, y el Redentor del mundo, cumplió también con estos requisitos.
Analicemos esto detenidamente:
· En primer lugar, el Señor Jesucristo es nuestro pariente cercano. Nunca tuvo el nombre de Jesús sino hasta cuando nació en la tierra. Nunca podría haber salvado a Su pueblo de sus pecados, antes de haber venido a la tierra. Dijo el escritor a los Hebreos 2:14 - 15: “Así como los hijos de una familia son de una misma carne y sangre, así también Jesús fue de carne y sangre humanas para derrotar con su muerte al que tenía el poder de matar, es decir, al diablo. De esta manera ha dado libertad a todos los que por miedo a la muerte viven como esclavos durante toda la vida”.
Y el versículo 16 del mismo capítulo de Hebreos sigue diciendo que Cristo socorrió a la descendencia de Abraham. Y el apóstol Pablo escribiendo a los Gálatas 4:4- 5 dijo: “Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos”. Jesucristo pues, es nuestro pariente-redentor. Cristo sabe todo en cuanto a nosotros hoy en día, porque fue hecho un ser humano, y esto por amor a nosotros.
· En segundo lugar, un pariente - redentor tiene que estar dispuesto a redimir. Sin duda alguna, Booz estaba dispuesto a redimir a Rut. Usted y yo estimado amig@, tenemos un pariente - redentor que por amor actuó y mostró su disposición a redimirnos. Dijo el mismo escritor a los Hebreos 12: 2: “Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios”.
· En tercer lugar, el pariente - redentor también tiene que ser poderoso para poder redimir, tenía que ser capaz de redimir. Tenemos la idea de que quizá Noemí tuviera algunos parientes pobres. Nos imaginamos que cuando Noemí regresó a Belén, le fueron a visitar. Todo lo que les fue posible hacer fue simpatizar con ella, pues, no les era posible ayudarla, ya que apenas podían ayudarse a sí mismos. Booz sí podía redimirla. Usted y yo estimado amig@, necesitamos tener un pariente - redentor que sea poderoso para redimir.
· En cuarto lugar, él también tenía que estar libre del pecado para poder redimirnos. Cuando el Señor Jesucristo vino a la tierra, Él pudo decir en el evangelio según San Juan 14:30: “porque viene el príncipe de este mundo, y él nada tiene en mí”. Jesucristo no estuvo contaminado del pecado. Nació santo, inocente, sin mancha, ni pecado.
· En quinto y último lugar, el redentor tenía que pagar el precio de la redención. Él mismo fue aquel sacrificio cuando le pusieron en aquella cruz y fue hecho pecado por nosotros. Él, que no conoció pecado, sólo a Él le fue posible pagar aquel precio terrible. Ningún otro podía hacerlo. Hebreos 7:25 nos enseña: “Por eso puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos”.
Así como el patriarca Job, nosotros también podemos afirmar con él y decir, “Yo sé que mi redentor vive y que él será mi abogado aquí en la tierra”. Él ya estuvo aquí en la tierra y hoy está en el cielo, a la derecha de Dios. Porque un día murió en la cruz para redimirnos de la esclavitud del pecado. Y la Biblia nos dice, en Filipenses 2:9-11, que “Dios le exaltó al más alto honor y le dio el más excelente de todos los nombres, para que al nombre de Jesús todos caigan de rodillas ante Él y reconozcan que Jesucristo es el Señor”.
Usted amigo lector, no le es posible redimirme a mí. Ni tampoco yo puedo redimirle a usted. Ni siquiera podemos redimirnos a nosotros mismos. Todos somos pecadores. Tratar de salvarse a uno mismo es como el tirar una cuerda salvavidas desde la cubierta superior a la cubierta inferior, cuando un barco se está yendo a fondo. Fue necesario que Uno descendiera del cielo para redimirnos. Jesús le dijo a Natanael en el evangelio según San Juan 1:51: “De aquí adelante veréis el cielo abierto, y a los ángeles de Dios que suben y descienden sobre el Hijo del Hombre”. Cristo es esa escalera al cielo. Jesús es el Único que puede servir como nuestro pariente - redentor.
El nacimiento de Obed a Rut y a Booz en Belén, representó el nacimiento de Otro redentor, y las noticias de Su venida, resonarían hasta los fines de la tierra, y producirían efectos tremendos y eternos sobre este mundo.
El libro de Rut proviniendo del tiempo de los Jueces, fue como una bella flor en un terreno lleno de malezas. La fragancia de esta historia ha sido llevada por el aire a los rincones más remotos de la tierra, y revela el hecho de que la redención es una historia de amor. Fue el amor de nuestro pariente - redentor, al vernos sumergidos en la esclavitud del pecado, lo que le impulsó a pagar con Su preciosa sangre el precio de nuestra liberación, y nos ha traído a Su hogar y a Su corazón porque nos amó con amor eterno.
Rut había recorrido todo el camino desde la tierra de Moab, hasta llegar al corazón y hogar de Booz. De la misma manera, nosotros que espiritualmente hablando éramos extranjeros, alejados de Dios y sin ninguna esperanza en este mundo, fuimos hechos cercanos por medio de la sangre de Cristo derramada en la cruz del Calvario. Y hoy estamos en la familia de Dios; y en Su corazón. Y algún día nos encontraremos con Él en Su hogar celestial. Aleluya.
Estimado amig@, no quiero despedirme hoy sin recordarle que Jesucristo puede ser hoy Su Salvador, Su Redentor, ábrale la puerta de su corazón, Él quiere entrar y habitar en usted, Jesucristo quiere que seamos parientes.
Esta historia de amor no tendrá sentido si su corazón sigue igual después de leer este devocional del amor.
Dios los bendiga abundantemente.
Septiembre 18 de 2020, 7:30 am.
Santiago de Cali, Colombia, Sur América.
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