Rut 4:13-17
“Así que Booz llevó a Rut a su casa y la hizo su esposa. Cuando se acostó con ella, El Señor permitió que quedara embarazada y diera a luz un hijo. Entonces las mujeres del pueblo le dijeron a Noemí: ¡Alabado sea El Señor, que te ha dado ahora un redentor para tu familia! Que este niño sea famoso en Israel. Que él restaure tu juventud y te cuide en tu vejez. ¡Pues es el hijo de tu nuera que te ama y que te ha tratado mejor que siete hijos!
Entonces Noemí tomó al niño, lo abrazó contra su pecho y cuidó de él como si fuera su propio hijo. Las vecinas decían: ¡Por fin ahora Noemí tiene nuevamente un hijo! Y le pusieron por nombre Obed. Él llegó a ser el padre de Isaí y abuelo de David”.
El amor de Rut por su suegra se conocía y admiraba en todo el pueblo. Desde el principio hasta el final del libro de Rut, su amabilidad hacia otros se mantiene inalterable.
Dios convirtió la tragedia de Noemí en grandes bendiciones, aún mayores que “siete hijos” o abundantes herederos. A lo largo de esos tiempos difíciles, Noemí no dejó de confiar en Dios. Y Dios, a su tiempo, la bendijo en gran manera. Aun en nuestro dolor y en la calamidad, Dios puede darnos grandes bendiciones. Sea como Noemí y no le dé la espalda a Dios cuando la tragedia golpea. En lugar de preguntar: ¿Cómo pudo Dios permitir que me sucediera esto?, confíe en El. El estará con usted en los tiempos difíciles.
Para algunos, el libro de Rut no es más que una historia bonita sobre una muchacha que tuvo suerte. Pero en la realidad, toda la serie de hechos narrados en Rut son parte de los preparativos de Dios para el nacimiento del rey David y de Jesús, el Mesías prometido. De la misma manera que Rut no se percató de este gran propósito de su vida, tampoco nosotros sabremos el propósito completo y la importancia de nuestras vidas hasta que miremos atrás desde la perspectiva de la eternidad. Debemos tomar nuestras decisiones teniendo en mente los valores eternos de Dios. Tomar atajos morales y vivir para los placeres inmediatos no es buena forma de avanzar. Gracias a la fiel obediencia de Rut, su vida y legado fueron importantes aun cuando ella no pudo ver el resultado final. Viva fiel a Dios, sabiendo que el valor de su vida se extenderá más allá del tiempo que viva. Las recompensas superarán a cualquier sacrificio que tenga que hacer.
El amor por Rut fue lo único que impulsó a Booz concluir este asunto con tanto entusiasmo y eficacia. Su amor por la joven de Moab fue suficiente motivo para llegar a ser su pariente-redentor. La historia concluye apropiadamente con la declaración: “Booz, pues, tomó a Rut, y ella fue su mujer”. Éste es el fin feliz de toda buena historia. Dios pone en el corazón de un hombre el amor y la atracción por una mujer, y hace que aquel sentimiento sea mutuo.
De la misma manera Cristo vino a la tierra a buscar a Su esposa, La Iglesia; Él es el que demostró Su amor muriendo por nosotros. Y nosotros respondemos a Su amor recibiéndole como Salvador y entonces comenzamos a conocerle. Esta debía ser la sana ambición de cada cristiano, de conocer a su redentor. Este mismo deseo fue la experiencia de San Pablo, expresada en Filipenses 3:10, donde dijo: “Quiero conocerle a él, y el poder de su resurrección”. Después de todo, nosotros le amamos a Él porque Él nos amó primero. En nuestra historia y como resultado, todo el pueblo de Belén se alegró por lo que estaba ocurriendo en la vida de Booz y así lo expresaron. Porque Noemí necesitaba un redentor para continuar la descendencia de Elimelec.
Continuara…..
Feliz día, Dios los guarde y los proteja siempre.
Un abrazo
Comments