1 Samuel 17:46-47
“Hoy mismo el Señor te entregará en mis manos; y yo te mataré y te cortaré la cabeza. Hoy mismo echaré los cadáveres del ejército filisteo a las aves del cielo y a las fieras del campo, y todo el mundo sabrá que hay un Dios en Israel. Todos los que están aquí reconocerán que el Señor salva sin necesidad de espada ni de lanza. La batalla es del Señor, y él os entregará a vosotros en nuestras manos”.
Cuán piadosa fue la contestación de David. Su respuesta no sabe a ostentación de ninguna forma, sino que Dios es todo en ella. Es un decreto de autoridad proclamado al mundo espiritual y físico.
David hace derivar su autoridad de la de Dios: “Yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, por la gracia especial de su pacto, el Dios de los escuadrones de Israel”. Mientras Goliat confiaba en su espada y en su lanza, David confiaba solamente en el nombre de Dios.
David hace depender de Dios el éxito. David habla con la misma seguridad que Goliat, pero sobre una base más firme; es su fe la que le hace decir: “Jehová te entregará hoy en mi mano, y no solo tu carne, sino también los cuerpos de los filisteos daré a las aves del cielo y a las bestias de la tierra”. Solo los hombres y las mujeres de fe, se atreven a realizar estas declaraciones proféticas sin ningún temor.
David dedica a Dios la alabanza y la gloria de esta maravillosa comisión:
• Todo el mundo sabrá que hay un Dios y que el Dios de Israel es el único Dios vivo y verdadero, y que todas las demás supuestas deidades no son sino vanidad y mentira. Es una confrontación igual a la de Elías con los falsos profetas de Baal. Es el Nombre de Dios el que está en juego.
• Todo Israel sabrá que Jehová no salva con espada y con lanza, sino que puede salvar, cuando le place, con ellas o contra ellas. David se apresta a este combate más como un sacerdote que va a ofrecer un sacrificio a la justicia de Dios, que como un soldado que va a enfrentarse con un enemigo de su país.
Analicemos las siguientes características implícitas en este pasaje Bíblico, y que debemos tener en cuenta en la Guerra Espiritual.
1. Toda Guerra Espiritual debe realizarse en el nombre de Jehová de los Ejércitos. Es Él, quien va al frente de la batalla.
2. Tener claro el anterior principio, nos brinda seguridad, paz y confianza, como la tenía David.
3. Jehová nos ha entregado en las manos al enemigo para que le venzamos. Este triunfo fue consumado en la cruz del Calvario por Jesucristo de Nazaret.
4. Hemos de profetizar al enemigo su destrucción, y desatar palabras de poder acordes a nuestra fe en Dios.
5. Tenemos que reconocer que Dios es Todopoderoso y no tiene necesidad de armas; Él con un soplo de Su boca, destruiría nuestros enemigos.
6. Debemos dar toda la gloria a Dios; Él nos ha dado la victoria.
Cuando la fe hace real dentro de ti, tus palabras serán palabras de fe que irrumpirán el mundo espiritual. El profeta argentino Pablo Lay dice: “Dios va hasta el final del universo para encontrar a un intercesor”. He aprendido algo en treinta años de ministerio profético, de mil personas que oran, una es intercesora. El intercesor es un espíritu de principios, es un espíritu de decretos: coloca un decreto invisible para los ojos de los hombres, pero visible para el mundo de los espíritus. Si existe algo que no puede atravesar un ángel, es un decreto. Si existe algo que no pueda atravesar un demonio, es un decreto.
David entendió muy bien esto y cuando le habló al gigante Goliat, estaba seguro de la victoria que su amado Dios le iba a entregar.
Continuará………
Dios los guarde y los proteja siempre.
Pastor Kike Escobar (WMF)
Unidad Internacional de Oración (UIO)
Restoration Church UK
www.kikeescobar.com
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