El propósito del sufrimiento
2 Corintios 4:15-18
“Porque todas estas cosas que padecemos por amor a vosotros, para que abundando la gracia por medio de muchos, la acción de gracias sobreabunde para gloria de Dios. Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas”.
Ante las circunstancias adversas de la vida, no renunciemos a nuestros sueños, no pongamos signos de interrogación (¿?) donde Dios ha puesto un punto. Las malas experiencias que el enemigo pone en nuestro camino, Dios las usa para bien.
Debemos encontrar nuestro propósito en el dolor de la prueba. No podemos quedarnos atorados. Sigamos avanzando. La sanidad viene cuando cada uno de nosotros salimos de sí mismos y ayudamos a otros. Mientras nos mantengamos enfocados en el dolor, lo que perdimos, lo que no funcionó, nos vamos a quedar atorados.
Hay una bendición en esa aflicción que estamos padeciendo. Estamos siendo probados, estamos siendo capacitados para consolar a otros que están pasando lo que nosotros ya hemos vivido. No somos víctimas, somos vencedores. Hay un propósito en esta aflicción que estamos pasando, si Dios lo está permitiendo, es porque va a sacar algo bueno de todo esto. No nos pongamos negativos, ni permitamos la amargura, cambiemos de actitud y oremos: “Dios, confió en ti. Sé que estoy en hueco de tu Mano. Esta parte de mi vida no la entiendo, pero sé que tú tienes todo resuelto, y que al final todo va a cooperar para nuestro bien”.
Todos hemos pasado por cosas que eran incomodas, cosas que no nos gustaron, sin embargo, Dios abrió un camino donde no veíamos un camino. Si no fuera por su bondad, su misericordia y su fortaleza, no estaríamos aquí. Dios está contando con nosotros para que dejemos que nuestra luz brille en los lugares tenebrosos. Lo que hemos vivido ayudará a otros a pasar por ese valle de lágrimas. Mantengámonos alertas para encontrar a otros que podamos alentar.
Cuando pasamos por una situación dolorosa, en cierto sentido nos ha sido dado un regalo. Estamos calificados en una manera única para ayudar a alguien que está pasando por esa misma situación. Dejemos de sentir lastima por nosotros mismos y vayamos y levantemos a alguien que está padeciendo en estos momentos. Todo lo que nos sucede, sucede por un propósito, nada es coincidencia.
Algunas experiencias nos ayudan a crecer y crecer duele. Debemos madurar y salir más refinados, la aflicción hace eso, como el fuego lo hace con el oro. Hay momentos en los que Dios nos va a permitir atravesar un momento difícil para que más tarde podamos ser usados por Él para ayudar a otros.
¿Puede Dios confiar en nosotros? ¿Puede Dios confiarle el dolor o la aflicción? Decimos esto con respeto: no todo se trata de nosotros, muchas veces estamos siendo preparados para ayudar a otros más adelante. Todos tenemos algo que dar. Todos hemos pasado por pérdidas, dolores, aflicciones y luchas. Probablemente no nos guste, pero el dolor tiene un propósito.
Nuestros problemas no debieran desanimarnos o disminuir nuestra fe. En cambio, debemos entender que hay un propósito en nuestro sufrimiento. Los problemas y las limitaciones humanas tienen varios beneficios:
· Nos recuerdan los sufrimientos de Cristo por nosotros.
· Nos alejan del orgullo.
· Nos ayudan a mirar más allá de esta corta vida.
· Prueban nuestra fe a otros.
· Nos sirven para ayudar a otros.
· Le dan la oportunidad a Dios para demostrar su gran poder.
¡Vea sus problemas como oportunidades!
Feliz día, Dios los guarde y los proteja siempre.
Un abrazo.
Pastor Kike Escobar (WMF)
Unidad Internacional de Oración (UIO)
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