Génesis 32:24-30
“Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba. Y cuando el varón vio que no podía con él, tocó en el sitio del encaje de su muslo, y se descoyuntó el muslo de Jacob mientras con él luchaba.
Y dijo: Déjame, porque raya el alba. Y Jacob le respondió: No te dejaré, si no me bendices. Y el varón le dijo: ¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: Jacob. Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido.
Entonces Jacob le preguntó, y dijo: Declárame ahora tu nombre. Y el varón respondió: ¿Por qué me preguntas por mi nombre? Y lo bendijo allí. Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar, Peniel; porque dijo: Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma”.
Este es uno de los relatos misteriosos de la Biblia. El varón es identificado por Oseas como un ángel (Oseas 12:4-5). La importancia del relato reside en que revela la disposición de Jacob de enfrentarse a Dios en este momento de suprema necesidad. Jacob sabe que Dios ha querido bendecirlo y no se conforma con nada menos que con el total de su herencia. La tenacidad con que lucha hace que Jacob prevalezca de nuevo.
El Varón o Ángel de Dios sabía sin dudas el nombre de Jacob. Este debió repetirlo a causa de su significado: “impostor” o “engañador”. Jacob tenía que reconocer su debilidad antes de ser transformado. Debemos reconocer genuinamente nuestra debilidad antes de ser bendecidos.
Israel puede significar “El príncipe con Dios”, “El que lucha con Dios” o “Dios lucha”. A pesar de sus debilidades de carácter, Dios celebra a Jacob por su tenacidad; él es un luchador. Como tal, debemos ver a Jacob como un modelo a imitar cuando se enfrentan dificultades o la necesidad de una transformación completa.
Debemos creer que Dios nos bendecirá a pesor de nuestros errores. Cuando el Ángel del Señor vio lo decidido que estaba Jacob y que no se iba a rendir, le dio la bendición de Dios. Jacob salió de allí siendo una persona diferente. Este hecho de Jacob necesitó una gran valentía. Jacob había vivido prácticamente toda la vida tomando malas decisiones, engañando y mintiendo. Estaba abrumado de culpabilidad y condenación, derrotado. Sin embargo, tuvo la confianza en Dios de pedir perdón y decir: “Dios, creo que tú me bendecirás a pesar del modo en que he vivido”.
Este tipo de fe capta la atención de Dios, no cuando nos arrastramos sintiéndonos culpables y condenados por dentro. Es el momento de que nos levantemos y vayamos a nuestro Padre Celestial. Dios no es el quien condena. Quien condena es el acusador, el enemigo.
Puede que hayamos fallado, pero la misericordia de Dios nunca falla. Lo triste es que la mayoría de las personas aceptan la condenación con más rapidez de la que aceptan la misericordia de Dios. No permitamos que esto nos suceda. Sacudámonos la culpabilidad. Sacudámonos de los errores del pasado. En el momento preciso que pedimos perdón, Dios nos perdona.
Dejemos la culpabilidad atrás, no la llevemos con nosotros. Dejemos la bolsa de fracasos atrás. Dejemos el equipaje extra de condenación atrás. Si aprendemos a silenciar la voz del acusador, la culpabilidad y la condenación no podrán agotarnos.
Jacob luchó toda la noche para que lo bendijeran. Era persistente. Dios nos anima a ser persistentes en todos los aspectos de nuestra vida, incluyendo el espiritual. ¿En qué aspecto de su vida espiritual necesita mayor persistencia? La firmeza de carácter se desarrolla a medida que uno lucha en medio de condiciones difíciles.
Vivamos una vida de libertad, elevándonos más arriba, venciendo obstáculos, y logrando sueños. No salimos adelante celebrando éxitos, sino superando fracasos. Amén.
Dios los guarde y los proteja siempre.
Un abrazo.
Pastor Kike Escobar (WMF)
Unidad Internacional de Oración (UIO)
Restoration Church UK
www.kikeescobar.com
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