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Foto del escritorPs. Kike Escobar

Enfrentando la opresión demoniaca


Hechos 10:38


“Me refiero a Jesús de Nazaret: cómo lo ungió Dios con el Espíritu Santo y con poder, y cómo anduvo haciendo el bien y sanando a todos los que estaban oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él”.


· Cómo Dios ungió (lo consagró) - Es decir, lo apartó (lo separó) para este trabajo y estuvo con él.


· Con el Espíritu Santo - El acto de ungir reyes y sacerdotes parece haber sido emblemático de las influencias del Espíritu Santo. Aquí significa que Dios le capacitó con las influencias del Espíritu Santo.



· Y con poder – el poder para hacer prodigios, el poder de curar a los enfermos, resucitar a los muertos, etc.


· Quién hizo el bien (anduvo haciendo el bien) - Cuyo negocio principal era viajar de un lugar a otro para hacer el bien. No fue por los aplausos, ni por la riqueza, ni por la comodidad, ni por la facilidad, sino para difundir la felicidad lo más posible.


Este es el registro simple pero sublime de la vida de Jesucristo. Nos da un retrato distinto de su carácter, ya que se distingue de los conquistadores y reyes, de los falsos profetas y de la masa de personas.


· Y sanando - Restaurando la salud de todos.


· Todos los que estaban oprimidos por el demonio.



La opresión es el acto de oprimir, sofocar, presionar, someter, ya sea a una persona, a una actitud o a una comunidad.

Hay fuerte evidencia bíblica de que un cristiano no puede ser poseído por un demonio. Surge entonces la pregunta sobre qué influencia/poder un demonio puede tener sobre un cristiano. Muchos maestros de la Biblia describen la influencia demoníaca en un cristiano como “opresión demoníaca” para distinguirla de la posesión o demonización.


La Biblia dice que el diablo busca devorar a los creyentes (1 Pedro 5:8), y satanás y sus demonios “conspiran” contra los cristianos (Efesios 6:11).


Tal como satanás intentó hacer con Jesús (Lucas 4:2), las fuerzas demoníacas nos tientan a pecar y se oponen a nuestros esfuerzos por obedecer a Dios. Si el cristiano permite que los demonios tengan éxito en estos ataques, el resultado esla opresión.


Clave - La opresión demoníaca es cuando un demonio es temporalmente victorioso sobre el cristiano, tentando exitosamente a un cristiano al pecado y dificultando su capacidad para servir a Dios con un fuerte testimonio.


Si un cristiano continúa permitiendo la opresión demoníaca en su vida, esa opresión puede aumentar hasta tal punto que el demonio tenga una influencia muy fuerte sobre los pensamientos, comportamiento y espiritualidad del cristiano.


Los cristianos que persisten en el pecado se abren a una opresión cada vez mayor. La confesión y el arrepentimiento del pecado son necesarios para restaurar la comunión con Dios, quien luego puede romper el poder de la influencia demoníaca.


El apóstol Juan nos da mucho ánimo en esta área: 1 Juan 5:18, “Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca”.


Para el cristiano, el poder para la victoria sobre y la libertad de la opresión demoníaca, está siempre disponible. EL Apóstol Juan declara, “mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo” (1 Juan 4:4). El poder del Espíritu Santo que mora en el creyente, está siempre disponible para superar la opresión demoníaca (Romanos 8:9).


Ningún demonio, ni satanás mismo, puede prevenir a un cristiano de rendirse al Espíritu Santo, y de ese modo, vencer toda opresión demoníaca. El Apóstol Pedro incentiva a los creyentes a resistir al diablo, "firmes en la fe" (1 Pedro 5:9). Ser firme o constante en la fe, significa confiar en el poder del Espíritu Santo para resistir con éxito la influencia demoníaca.


La fe se fortalece a través de las disciplinas espirituales de la alimentación en la Palabra de Dios, la oración persistente, y la comunión espiritual.


El fortalecer nuestra fe de esta manera, nos permite apropiarnos del escudo de la fe con el que podemos“apagar todos los dardos de fuego del maligno” (Efesios 6:16).


La promesa eterna


· Dios estaba con él - Dios lo nombró y proporcionó por sus milagros la evidencia más alta de que lo había enviado. Sus milagros fueron tales que solo Dios pudo realizarlos.


No podemos enviarnos solos, somos enviados por Dios a travez de nuestras autoridades espirituales. Si Dios nos ha enviado, el respaldara Su obra en nosotros y las señales nos seguiran.

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