Rut 2:1
“Noemí tenía, por parte de su esposo, un pariente que se llamaba Booz. Era un hombre rico e influyente de la familia de Elimélec”.
El tema general de este capítulo es el campo de Booz. En este capítulo vemos que Rut recogía espigas en el campo de Booz. Y Booz se fijó en ella y la favoreció. En este capítulo nos enteraremos de la pobreza de estas mujeres, Noemí y Rut.
Booz era un pariente, un goel, palabra hebrea que significa el pariente cercano y redentor. Según la ley hebrea, él era un pariente-redentor. Podemos observar aquí que Booz conocía la ley mosaica. Booz, por cierto también significa fuerza, rapidez, prontitud. Era un hombre poderoso en riquezas y puede traducirse que era un “hombre fuerte en la guerra”. También puede traducirse como “un hombre fuerte en la Ley”. Estas tres características describían bien a Booz.
Booz representa en el libro de Rut a la figura del Señor Jesucristo. De usted y de mí se puede decir que tenemos un pariente redentor que, como dice la carta a los Hebreos 7:26, “era santo, sin maldad y sin mancha, apartado de los pecadores”.
“Un día Rut, la moabita, dijo a Noemí: Te ruego que me dejes ir al campo a recoger espigas en pos de aquel a cuyos ojos halle gracia. Ve, hija mía, le respondió ella”. Rut 2:2
Esto significa que estas dos mujeres debían haber sido muy pobres para tener que salir Rut al campo a recoger espigas. Estaban apelando a la ley mosaica; recordemos que en Levítico capítulo 19:9-10 dice: “Cuando siegues la mies de tu tierra, no segarás hasta el último rincón de ella, ni espigarás tu tierra segada. Y no rebuscarás tu viña, ni recogerás el fruto caído de tu viña; para el pobre y para el extranjero lo dejarás. Yo el Señor, vuestro Dios”. Rut era extranjera y también pobre. Y Noemí también era pobre. Rut pues salió para recoger espigas en los campos, conforme a la ley mosaica.
Éste era el método de Dios para suplir las necesidades de los pobres. Ellas no estaban viviendo de la limosna. Y éste fue el programa de Dios para el cuidado de los necesitados. Los pobres no tenían que formar filas para recibir la caridad. Fueron atendidos, pero tenían que salir a los campos y trabajar. Tenían que salir para recoger espigas.
Se calcula que en aquel entonces, el treinta por ciento del grano, era dejado en los campos. Tenían un método bastante rudimentario para segar. El grano era cortado a mano y recogido a mano. Las cosas son bastante diferentes hoy en día. Las nuevas segadoras no solamente cortan los granos, sino que también los trillan y lo envasan en sacos y hacen bultos de la paja. Hoy en día todo el grano puede ser recogido. Pero en los tiempos de Rut y de Noemí, era imposible recoger todo el grano. De modo que se les permitía la entrada a los pobres en los campos donde seguían a los que recogían espigas y ellos recogían también.
“Fue, pues, y al llegar, se puso a espigar en el campo tras los segadores. Y aconteció que aquella parte del campo era de Booz, el pariente de Elimelec”. Rut 2:3
Rut salió de Belén al campo para buscar un lugar donde espigar. Era sumamente importante que Rut fuera al campo de Booz. Pero todo estaba dispuesto en los planes de Dios, de cara al futuro nacimiento de Jesús en Belén. Pues bien, vemos ahora que Rut tenía el permiso de Noemí para espigar para las dos. Ella entonces fue y recogió espigas en el campo de Booz, aunque ella no le conocía. El versículo dice que ". . .y aconteció que aquella parte del campo era de Booz". “Aconteció”, es aquí una palabra de bienaventuranza. Implica algo que sucede sujeto a la contingencia de lo que depare la suerte. Seguramente Rut salió de Belén, y mientras caminaba miraba a este campo y a aquel otro; indecisa en cuanto a cuál de los campos entrar. Y por fin vemos que se decidió a entrar en el campo de Booz. Aquí la divina providencia favorece a Rut; lo que parecía una casualidad era de hecho una bendición que Dios tenia reservaba para su vida.
Algunos creerán que una voz le habló a Rut desde los cielos diciéndole a dónde debía ir. Pero según lo que sabemos, a ella no le fue dado ningún sueño ni visión que le revelara el campo dónde debía espigar. En cuanto a ella se refiere, y desde un punto de vista humano, todo aconteció así como por casualidad. Pero desde el punto de vista divino, no fue así. Para algo tan importante como esto, uno creería que Dios estaría allí mismo, guiándola directamente como si hubiera sido por medio de un mapa de carreteras. Pero no fue así como Dios la guió. Permítanos decir aquí, que Rut había orado en cuanto a esto, y que Dios se sirvió de las circunstancias para guiarla, aunque Dios no es un Dios de circunstancias, sino de propósitos.
Estoy seguro de que Rut no fue consciente del significado de la decisión que estaba tomando, al entrar en el campo de Booz. El hijo de Dios en la actualidad podría sentirse frustrado en el proceso de conocer la voluntad de Dios con respecto a alguna decisión que debe tomar, cuando está buscando una determinada señal, alguna experiencia, alguna luz, alguna voz, una visión, un sueño. Recordemos algunos casos. Por ejemplo, a Jonás, Dios le dijo: "Levántate y vete a Nínive". A los profetas Jeremías y Ezequiel les dijo que hablasen con claridad. Y así a muchos otros, que vieron demostraciones visibles y audibles de Dios. Debiéramos darnos cuenta de que, aunque por una parte no podemos poner límites a la forma de comunicarse de Dios con nosotros, por otra parte debemos reconocer que Él no suele hablarnos de esa manera en la actualidad.
Lo evidente es que Dios nos habla hoy por Su Palabra. Si un creyente vive en una relación de comunión y compañerismo con Dios, puede confiadamente encomendar su vida a Dios. Él quiere revelarnos su voluntad, como todo padre a sus hijos y muchas veces nos guiará por las circunstancias, y en otras ocasiones nos guiará sin que seamos conscientes de ello. Lo importante es obedecer y no resistirnos a Sus propósitos.
A veces uno se enfrenta con situaciones en las cuales no se ve con claridad la voluntad de Dios. Otras veces, Dios permite decisiones equivocadas para enseñarnos una lección que está de acuerdo con Sus propósitos. La providencia de Dios nos hace comenzar a vivir cada día con una actitud de dependencia de Él, con un sentimiento de emoción, expectativa e ilusión.
Estimado amig@, si aún no tiene usted una relación con Dios, le invitamos a aceptar la obra de Cristo en la cruz a favor suyo, por la fe. Vale la pena vivir por la fe, sabiendo que Él Señor desea derramar sobre nosotros sus bendiciones y que vivamos la vida plenamente, con metas que estén de acuerdo con Su voluntad, es decir, guiadas por Su Palabra y por Su Espíritu, para que tengamos una vida de auténtica calidad.
Rut hizo suya una tierra extraña. En lugar de depender de Noemí o esperar a que llegara la buena fortuna, tomó la iniciativa. Fue a trabajar. No tuvo miedo de admitir su necesidad ni de trabajar duro para satisfacerla. Cuando Rut salió a los campos, Dios proveyó para ella. Si usted está a la espera de la provisión divina, considere esto: Quizás El Señor esté esperando que dé el primer paso para demostrar cuán importante es su necesidad.
Feliz día, Dios los guarde y los proteja siempre.
Un abrazo.
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