Rut 2:14
“A la hora de comer Booz le dijo: Ven aquí, come del pan, y moja tu bocado en el vinagre. Se sentó ella junto a los segadores, y él le dio del guiso; comió hasta quedar satisfecha y aun sobró”.
Booz invitó a Rut a almorzar con él. Booz distinguió a Rut a la hora de comer invitándola a sentarse junto a sus segadores, privilegio que un recogedor común no hubiera recibido. No fue ningún festín de manjares especiales; pero, fue la comida apropiada para las circunstancias en que se encontraban. Booz era un hombre pudiente, pero comía con sus trabajadores, y así se preocupó de que Rut tuviera lo suficiente para comer. Probablemente, para ella fue la mejor comida que había comido desde hacía mucho tiempo.
El jefe compartía con sus empleados, era amable y esa actitud fue bien recibida por Rut. Rut recibió estas señales de amabilidad con gran humildad y gratitud. Le mostró el máximo respeto y le dio el honor acostumbrado en el país: Bajando su rostro, se inclinó a tierra. Y se declaró indigna de tales dádivas, ya que era extranjera e inferior a las criadas de él. Sólo le pide continuar hallando gracia a los ojos de él. Y, cuando Booz la invitó a compartir su mesa, comió lo suficiente, e inmediatamente se levantó para volver a espigar. Rut no abusó, además fue agradecida, actitudes que enamoran a un hombre.
Rut 2:15-16
“Cuando se levantó para seguir espigando, Booz ordenó a sus criados: Que recoja también espigas entre las gavillas, y no la avergoncéis; dejaréis también caer para ella algo de los manojos; dejadlo para que lo recoja, y no la reprendáis”.
Los pobres que espigaban en el campo estarían más que dispuestos a situarse donde el grano fuese mejor y podemos comprender que el dueño del campo tenía que mantenerles por detrás y a cierta distancia de sus propios segadores. ¡Imagínese usted, un hombre que es dueño de un campo, diciendo a sus obreros que dejen que una campesina espigue entre las gavillas! Si ella llegaba a donde ellos trillaban y recogía una de las gavillas, no debían decirle ni una sola palabra. Debían dejar que ella la recogiera. Ahora, ¿Qué fue lo que dijo Booz? Les estaba diciendo a sus trabajadores, a sus criados, que observasen a Rut. Si ella espigaba tras ellos, debían dejar caer una gavilla o dos y seguir como si nada hubiera pasado. Debían asegurarse de que ella las recogiera. ¿Sabía usted que lo que él les dijo era conforme a la ley mosaica? Booz conocía bien la Ley e instruyó a sus empleados al respecto.
Deuteronomio capítulo 24:19 nos enseña; “Cuando siegues tu mies en tu campo, y olvides alguna gavilla en el campo, no volverás para recogerla; será para el extranjero, el huérfano y la viuda; para que te bendiga el Señor tu Dios en toda la obra de tus manos”. Esta fue la manera en que Dios cuidó de los pobres en aquel entonces, y según este versículo Booz recibiría una verdadera bendición del Señor por su manera de tratar a Rut.
Los personajes del libro de Rut son ejemplos clásicos de gente buena en acción. Booz fue más allá del propósito de la ley de la siega al demostrar su bondad y generosidad. No solo permitió que Rut espigara en su campo, sino que además dijo a sus trabajadores que dejaran caer a propósito algo de espigas en el camino. De su abundancia, ayudó al necesitado. ¿Con cuánta frecuencia va usted más allá de los patrones aceptados para ayudar a los necesitados? Los gestos de bondad y amabilidad enamoran.
Rut 2:17-19
“Espigó, pues, en el campo hasta la noche, y cuando desgranó lo que había recogido, eran más de veinte kilos de cebada. Los tomó y se fue a la ciudad, y su suegra vio lo que había espigado. Luego sacó también lo que le había sobrado después de haber quedado satisfecha, y se lo dio. Su suegra le preguntó: ¿Dónde has espigado hoy? ¿Dónde has trabajado? ¡Bendito sea el que te ha favorecido! Ella contó a su suegra con quién había trabajado, y añadió: El hombre con quien he trabajado hoy se llama Booz”.
Noemí vio que Rut había espigado mucho más que lo que habría podido obtener una mujer normal trabajando en el campo, en un solo día. Había recogido muchísimo más grano que lo ordinario, lo cual sorprendió a Noemí. Porque parecía haber sucedido lo que ella creía que nunca pasaría. En otras palabras, alguien se había fijado en Rut. Rut le contó a Noemí como había espigado en el campo de Booz. Francamente, su nombre no significaba nada para Rut. Ella no sabía quién era Booz ni su posición en la comunidad, pero Noemí sí lo sabía. Todo lo que sabía ella era que él se había portado de una manera muy bondadosa con ella. No creemos que a esta altura, tuviera idea de que Booz se había enamorado de ella. Su suegra le había dicho que nadie se fijaría en ella porque era extranjera, y Rut se había mentalizado con respecto a la viudez y a la pobreza perpetua. Recordemos cuando ella le había preguntado a Booz con verdadera sorpresa: ¿Por qué he hallado gracia en tus ojos?
A través de los siglos, desde antes y después de Rut, hombres y mujeres se han visto alcanzados por el amor de Dios. Personas de todas las condiciones, que habían vivido como si Dios no existiera, y que ellas mismas no se estimaban a sí mismas, y estaban profundamente descontentas con su carácter, con su forma de ser, descubrieron con asombro que, a pesar de todo, Dios las amaba.
Una de esas personas, el poeta Juan Bautista Cabrera, pensando en la muerte de Jesucristo, lo expresó en un himno, de la siguiente manera:
Sé también que aunque soy nada, me amas con tan vivo amor que por mi viertes tu sangre para ser mi Redentor ¡Y es que me aclara tu luz El misterio de la cruz!
Continuara……
Feliz día, Dios los guarde y los proteja siempre.
Un abrazo.
Así como a Rut, hay muchas mujeres llenas de gracias y amor para Dios y por Dios, que la bendición del gran yo soy, sea para las mujeres del mundo que le buscan, y para las que no le conocen les invito, a deleitarse con su luz y perfecto amor, sera en sus vidas màs que la estrella resplandeciente de la mañana.