1 Samuel 23:7-14
“El pueblo le dijo a Saúl que David estaba en Keilá, y Saúl dijo: ¡Dios me lo ha entregado! David está sin salida, en una ciudad con puertas y cerrojos. Saúl convocó a todo su ejército para la batalla, y se alistaron para ir a Keilá y atacar a David y a sus hombres.
David se enteró de los planes de Saúl y le dijo a Abiatar: Trae el efod. David oró: Señor Dios de Israel, me he enterado de los planes de Saúl de venir y destruir a Keilá por causa mía. ¿Vendrá realmente? ¿Me entregará la gente de Keilá a Saúl? Dime, Señor Dios de Israel, yo soy tu siervo. El Señor le respondió: Saúl vendrá.
David preguntó de nuevo: ¿Nos entregará la gente de Keilá a mí y a mi pueblo? El Señor respondió: Sí, lo harán. Así que David y sus hombres salieron de Keilá. Alrededor de seiscientos hombres iban con David de un lado a otro. Al enterarse Saúl de que David había huido de Keilá, no fue a la ciudad.
David se quedó en un fuerte que estaba en los cerros del desierto de Zif. Día tras día, Saúl buscaba a David, pero el Señor no le permitía encontrarlo”.
El efod llevaba el pectoral con las doce piedras preciosas (una por cada tribu de Israel), identificadas con los nombres Urim y Tumin que servían para consultar a Dios. Números 27:21 nos enseña; “Pero para consultarme, él debe presentarse ante el sacerdote Eleazar, quien usará el Urim para consultar al Señor. Cuando Dios lo ordene, Josué y todos los israelitas con él, irán a la guerra; y volverán también cuando él lo ordene”. Esta palabra nos revela sobre el propósito de este simbolismo tocante a la guía del pueblo de Dios en la voluntad divina. Como antes hemos comentado, no se sabe exactamente cómo funcionaba el proceso. Aceptamos el concepto de que el sacerdote, como representante de Dios, echaba suertes que podían verificar una respuesta afirmativa o negativa. Pero también es posible que Dios le daba al sacerdote una palabra o impresionaba sobre su mente la respuesta dada por el Espíritu Santo.
Cabe decir que Jesucristo es el cumplimiento de este simbolismo. Siendo él mismo nuestro Sumo Sacerdote, fin de todas las luces y perfecciones, testigo fiel y la Verdad absoluta. Dos veces tuvo David que consultar a Dios referente a su auxilio en Keila. Esta victoria no se realizará a base de pura fuerza sino por medio del don de Dios. Aunque ellos combatieron, la victoria les había sido asegurada de antemano. Así es también en nuestra lucha contra el enemigo de nuestras almas.
En Keila David y sus hombres alcanzaron la victoria. Además, fueron fortalecidos por los alimentos y bienes que llevaron como el botín de guerra. Desafortunadamente, no todos en Keila apreciaban a su gran benefactor David. Otra vez está en peligro y se entera de que Saúl le está tramando un plan para atraparle. La palabra planeaba viene del verbo que es forjar o fraguar metales. Da la intensidad y esfuerzo con que Saúl trabajaba su plan de maldad.
Por medio de la consulta sacerdotal, sabe David que las personas (realmente los líderes) de Keila cederían a la tentación de entregarle a Saúl. Aun estando en la voluntad de Dios no siempre encontramos la gratitud. Jesucristo experimentaba lo mismo. La gratitud viene de la gracia y caracteriza la vida de los redimidos. Pero es un hecho que muchas buenas obras pasan inadvertidas y sin agradecimiento. A pesar de su llegada tan fortuita, son muchos los de Keila que todavía miran a David como rebelde contra el rey, impresión equivocada que solo se corregirá con el lento paso del tiempo.
Advertimos de paso que estos versículos, son el texto bíblico más claro para demostrar que Dios conoce las acciones libres de los hombres incluso en los casos en que no se realizan las condiciones que provocan las decisiones humanas; es decir, conoce perfectamente, no solo lo que cada ser humano ha hecho, hace y hará, sino también lo que haría si se diesen unas determinadas circunstancias que no se dan ni se darán. Esto es lo que técnicamente se llama en teología “futuribles”, para distinguirlos tanto de los puros “posibles” (independientes de toda circunstancia) como de los “futuros” (que de hecho sucederán y, por tanto, ya están presentes ante la mente eterna de Dios).
David realiza una consulta sacerdotal a Dios acerca de su propia seguridad. Tan pronto como tiene el efod a mano hace uso de él: Trae el efod, le dice al sacerdote Abiatar. Nosotros tenemos el privilegio de tener las Escrituras a mano, la Palabra de Dios para los casos dudosos, en los que hemos de decir: “Trae acá la Biblia”. La Palabra de Dios, siempre te dará la respuesta correcta.
Dios los guarde y los proteja siempre.
Pastor Kike Escobar (WMF)
Unidad Internacional de Oración (UIO)
Restoration Church UK
www.kikeescobar.com
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