Hebreos 10:30-31
“Pues conocemos al que dijo: “Mía es la venganza; yo pagaré”; y también: “El Señor juzgará a Su pueblo”. ¡Terrible cosa es caer en las manos del Dios vivo!”.
Romanos 12:19
“No tomen venganza, hermanos míos, sino dejen el castigo en las manos de Dios, porque está escrito: “Mía es la venganza; yo pagaré”, dice el Señor”.
Hemos de abstenernos hasta de pensar en vengarnos. El apóstol Pablo nos da tres razones:
1. La venganza no nos corresponde a nosotros, sino a Dios. En última instancia ningún ser humano tiene derecho a juzgar a otro; solo Dios puede hacerlo.
2. La mejor manera de ganarnos a una persona es tratarla con amabilidad en lugar de vengarnos. La venganza puede quebrantar su espíritu; pero la amabilidad quebrantará su corazón. “Si somos amables con nuestros enemigos dice el apóstol Pablo, eso amontonará brasas sobre su cabeza”. Eso no quiere decir que hará que le caiga encima un castigo peor, sino que les hará sentir una vergüenza que no podrán soportar, y que los obligará a cambiar.
3. El rebajarnos a vengarnos es dejarnos vencer por el mal. El mal nunca se puede conquistar con el mal. Cuando el odio se encuentra frente al odio, se crece; pero si se encuentra con el amor, se desintegra.
La naturaleza humana quiere obtener siempre venganza. Nos gusta ajustar cuentas. Sin embargo el Señor dice: “Mía es la venganza”. Dios será el encargado de traer justicia a nuestras vidas. Puede que no suceda de la noche a la mañana, pero sucederá. Dios nos compensará por cada injusticia. Él es un Dios de justicia.
Si aprendemos a permanecer en un camino espiritual elevado y no desperdiciamos tiempo intentando vengarnos de las personas que nos han hecho daño, Dios nos promete ser nuestro vengador. ¡Terrible cosa es caer en las manos del Dios vivo! Esa es la ira de Dios.
Dios liberará Su favor y Su gracia sobre nuestras vidas, solamente cuando Él vea que nuestro carácter puede manejar situaciones adversas. Si nos molestamos cada vez que alguien nos ofende e intentamos vengarnos nosotros mismos, no llegaremos al lugar donde Dios quiere llevarnos.
Utilicemos nuestro tiempo y energía para avanzar hacia el propósito que Dios nos ha dado. Evitemos la trampa de la venganza, y entendamos que no podemos vengarnos nosotros mismos como Dios puede vengarnos. Los caminos de Dios son mayores y mejores que los de nosotros. Él puede tomar a las personas que han intentado hacernos daño y usarlos para promovernos.
Ora conmigo este día; “Amado Padre Celestial, permitiré que tú seas mi vengador. Sé que cuando tú me reivindiques, seré exaltado y tendré una nueva unción. Puede que ahora me menosprecien, pero un día no muy lejano me buscarán. Puede que no tenga mucho hoy, pero pronto desearan tener lo que yo tengo. Tú eres mi Justo Juez, tú eres amado Jesucristo mi Justicia”. Amén.
Dios los guarde y los proteja siempre.
Un abrazo.
Pastor Kike Escobar (WMF)
Unidad Internacional de Oración (UIO)
Restoration Church UK
www.kikeescobar.com
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