El tema de este capítulo 3 de Rut podría llevar el siguiente título: En la era de Booz. Era obvio que Rut no estaba reclamando sus derechos y entonces Noemí tomó la iniciativa. Para entender lo que ocurrió en este capítulo 3 de Rut es necesario comprender la tercera de las leyes de Moisés que encontramos en estos pasajes y que resulta tan extraña para nosotros. Ya hemos mencionado dos de estas leyes y ahora podemos ver la tercera. También es esencial entender lo que significaba la era en aquella época.
Deuteronomio 25:5-9
“Si dos hermanos habitan juntos y uno de ellos muere sin tener hijos, la mujer del muerto no se casará fuera de la familia, con un hombre extraño; su cuñado se llegará a ella, y restableciendo con ella el parentesco, la tomará como su mujer. El primogénito que ella dé a luz llevará el nombre de su hermano muerto, para que el nombre de este no sea borrado de Israel. Pero si el hombre no quiere tomarla por mujer, irá entonces su cuñada a la puerta donde están los ancianos, y dirá: Mi cuñado no quiere perpetuar el nombre de su hermano en Israel, no quiere emparentar conmigo. Entonces los ancianos de aquella ciudad lo harán venir, y hablarán con él. Y si él se levanta y dice: No quiero tomarla, se acercará entonces su cuñada a él delante de los ancianos, le quitará el calzado del pie, le escupirá en el rostro y dirá estas palabras: Así se hace con el hombre que no quiere edificar la casa de su hermano”.
Aquí podemos observar que esta ley colocaba a una viuda sin hijos en una situación muy peculiar. Podía reclamar a uno de los hermanos del fallecido; esa era su responsabilidad con respecto a su marido muerto. Francamente, podemos entender que esa ley unía realmente a las familias de aquellos tiempos, haciendo que, ante una boda, cada miembro de la familia estuviera pendiente de la situación en que podía verse implicado en el futuro.
Esta ley era una provisión de Dios. Y había aquí dos objetivos evidentes. El primero fue que Dios quiso proteger a las mujeres. Podemos imaginar los problemas de una mujer cuyo marido muriese dejándola con una granja, viñedos y un rebaño de ovejas. Entonces ella podía reclamar inmediatamente a un hermano del fallecido o al pariente más cercano y éste tendría que tomar una decisión. Algunos han sostenido que la Biblia fue un libro escrito pensando en los hombres. Quienes así opinan no la han leído con atención. En pasajes como éste, uno se pregunta qué opciones le quedaban a los hombres para hacer frente a esas reclamaciones.
El segundo objetivo de esta ley fue que Dios quiso proteger los derechos de la tierra. Dios no solo le dio a la nación de Israel la tierra de Palestina. Y no solo le entregó a cada tribu una sección particular de esa tierra sino que también le dio a cada familia, individualmente, una parcela de terreno. Cada familia tenía, pues, su propia porción de tierra. Como hemos visto, una familia podía perder su tierra. Pero en el Año del Jubileo ésta retornaría automáticamente al propietario original. Sin embargo, podía darse el caso de que una viuda se casase con un extranjero, quien así podría adquirir la propiedad de la finca. Pero con esta ley, Dios protegió la propiedad familiar, haciendo que el pariente más próximo se casase con la viuda para hacer posible que la titularidad de la propiedad quedase en la nación, en la tribu y en la familia. A nosotros nos parecerá una ley extraña, pero aparentemente funcionó en aquella sociedad.
En el caso de Rut, ella era una viuda sin hijos y la propiedad que había pertenecido a su marido se había perdido porque Noemí, su suegra, era muy pobre. Ella tenía derecho a reclamar ante Booz, quien era su pariente cercano. Como Noemí ya le había indicado, era su pariente redentor. Pero Booz estaba pasando un mal rato porque tenía las manos atadas. Resulta que no podía tomar por esposa a Rut. Era ésta la que tenía que reclamarle a él que se convirtiera en su esposo. Un poco más adelante descubriremos que había otro pariente más cercano que Booz, a quien Rut podría optar si así lo desease. Booz no sabía a quién reclamaría ella y tendría que esperar a ver qué decidía Rut. Entonces Noemí tomó la iniciativa y le dijo a Rut: “Tienes que decirle a este hombre que tú le quieres como pariente redentor”.
Veremos ahora un procedimiento bastante extraño y para entenderlo, debemos entender qué significaba la era o lugar donde se trillaba la cosecha en aquellos tiempos. Como ellos eran un pueblo agricultor, muchas de las leyes fueron hechas específicamente para la agricultura. El sistema legal de Moisés no era sólo para los israelitas sino también para la tierra que conocemos hoy como Palestina. La ley que aquí vemos se relaciona pues con la era y las prácticas de aquel tiempo. La era estaba normalmente situada en la parte más alta de la montaña para que el viento pudiera arrebatar mejor la paja menuda, el polvo y otros restos. En cambio, el lagar, o lugar donde se exprimía el jugo de la uva, estaba situado en la parte baja de una colina, porque resultaba más fácil traer las uvas allí que hacia arriba en la montaña.
Después de que el grano fuera cortado era traído a la era. El aventamiento del grano comenzaba por la tarde. Todas las familias que trabajaban en cierto campo; el dueño, su familia, y sus siervos, acampaban alrededor de la era. En aquella tierra, el viento empezaba a soplar en las horas de la tarde. Por la mañana, no había brisa alguna. Pero en la tarde el viento comenzaba a soplar y se llevaba la paja menuda, el polvo y la arena por todas partes. Luego, a la puesta del sol o durante la noche, el viento dejaba de soplar. Al concluir esta labor, celebraban una gran fiesta. Una fiesta mayormente religiosa. Al finalizar la fiesta, los hombres se recostaban para dormir alrededor del grano. Como la era tenía una forma circular, colocaban sus cabezas cerca del grano y sus pies sobresalían hacia fuera como los radios de una rueda. Descansaban de esa manera para proteger el grano de merodeadores o ladrones. Era aquel un tiempo de fiesta y agradecimiento a Dios por una cosecha abundante. Algunas fiestas de Israel, como la de las primicias e incluso Pentecostés, estaban relacionadas con este lugar, es decir, con la era. Podemos imaginarles allí por la noche, mirando al cielo y cantando salmos como alabanza a Dios por Su provisión.
Entendiendo estas tres leyes que hemos estudiado, disfrutaremos ahora de una de las más hermosas historias de amor escritas en la Biblia.
Continuara……..
Feliz día, Dios los guarde y los proteja siempre.
Un abrazo.
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