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Foto del escritorPs. Kike Escobar

La unción del ignorado

1 Samuel 16:10-13


“Isaí le presentó a siete de sus hijos, pero Samuel le dijo: El Señor no ha escogido a ningunos de ellos. ¿Son estos todos tus hijos? Queda el más pequeño, respondió Isaí, pero está cuidando el rebaño. Manda a buscarlo, insistió Samuel, que no podemos continuar hasta que él llegue. Isaí mandó a buscarlo, y se lo trajeron. Era buen mozo, trigueño y de buena presencia. El Señor le dijo a Samuel: Este es; levántate y úngelo.


Samuel tomó el cuerno de aceite y ungió al joven en presencia de sus hermanos. Entonces el Espíritu del Señor vino con poder sobre David, y desde ese día estuvo con él. Luego Samuel regresó a Ramá”.


El rey Saúl era alto y atractivo. Era un hombre que impresionaba por su buena apariencia. Samuel pudo haber estado buscando alguien que se pareciera a Saúl para ser el siguiente rey de Israel, pero Dios le advirtió que no juzgara solo por las apariencias. Cuando la gente juzga solo por las apariencias externas, pueden pasar por alto a individuos que carecen de cualidades físicas particulares que la sociedad admira en ese momento. Pero la apariencia no revela lo que la gente es en realidad, ni sus verdaderos valores.


Afortunadamente, Dios juzga por la fe y el carácter, no por las apariencias. Y debido a que sólo Dios puede ver el interior, solo Él puede juzgar a las personas con precisión. La mayoría de las personas invierten horas cada semana en mantener su apariencia externa. Deberían hacer aún más para desarrollar su carácter interior. Mientras todo el mundo puede ver su cara, solo usted y Dios saben cómo es por dentro. ¿Qué pasos está tomando para mejorar la actitud de su corazón?


David era simplemente un muchacho. Se cree que tenía unos dieciséis años cuando fue ungido. Posiblemente era aún más joven. Era solo un joven pastor. Estaba fuera con las ovejas. En verdad no sabía mucho. Isaí, su padre, no le habría escogido a él para ser rey, antes que a sus hermanos. La verdad es que lo había ignorado completamente. Estaba tan seguro que uno de sus otros hijos sería escogido, que ni siquiera había invitado a David al sacrificio. Pero cuando Samuel se enteró de que David estaba cuidando las ovejas, le dijo a Isaí que enviara a buscarlo. Samuel declaró que no se sentarían a la mesa hasta que David fuera traído.


Cuando este versículo dice que David era rubio, creemos que significa que su cabello era rubio, tirando a rojo. Por otra parte veremos que David tenía un carácter que hacía juego con su cabello rojo. Tenía un carácter apasionado. Pero además, David era un joven bien parecido. Dios puede usar la hermosura. Él es el Creador de la belleza. Nadie que viva en esta tierra puede ignorar la belleza de tantos y variados paisajes que hay alrededor del mundo. Y una puesta de sol en cualquier lugar de esta tierra, es una vista verdaderamente hermosa. Dios se especializa en la belleza.


David era atractivo, pero Dios no le escogió por ese motivo. Dios conocía su corazón. Y así él fue la elección de Dios. Dios conocía lo que usted y yo, estimad@ amig@, no sabemos acerca de David. Aunque David fallaría, en lo más profundo de su ser había una fe que nunca falló. David amaba a Dios y confiaba en Él. Quería vivir con Dios y en armonía con Él. Dios, por decirlo así, le castigó hasta el límite de lo que alguien puede soportar. Pero David aceptó la corrección de Dios y nunca se quejó de manera indebida, fuera de control o rebelándose. Anhelaba esa comunión con Dios, y Dios le amaba tal cual era. Era un hombre cuyo carácter agradaba a Dios.


David fue tomado de detrás de las ovejas, para que apacentase a Jacob, dice el Salmo 78:70-71, “Eligió (Dios) a David Su siervo, Y lo tomó de las majadas de las ovejas; De tras las paridas lo trajo, para que apacentase a Jacob Su pueblo, y a Israel Su heredad”. Como había sido tomado Moisés de apacentar el rebaño de su suegro, así fue tomado David. Nosotros pensaríamos que la mejor preparación para el oficio de rey es una vida de soldado, pero Dios pensó que la mejor preparación era una vida de pastor (la cual ofrece mayores ventajas para la contemplación y la comunión con el Cielo), pues los reyes son, como ya advertía Homero, “pastores de pueblos” y, para ello, necesitan de los dones espirituales que capacitan para el desempeño de un oficio tan delicado y de tanta responsabilidad.


Y desde aquel día en adelante el Espíritu de Jehová vino sobre David. La unción de David no fue una ceremonia meramente exterior, vacía de contenido, sino que con el símbolo instituido vino sobre él el poder de Dios y se halló a sí mismo creciendo interiormente en sabiduría, bravura e interés por el pueblo, aun cuando las circunstancias exteriores le fueran por algún tiempo adversas. Hay quienes opinan que su valentía en matar al león y al oso, y su extraordinaria destreza en el arte musical, fueron efectos y evidencias de que el Espíritu había venido sobre él con poder.


Como en el caso de Saúl, el Espíritu del Señor acompañó el ungimiento del ignorado David a través de Samuel. Desde ese momento Dios comienza a preparar a David: guía todos los detalles de su vida, aunque todavía faltan algunos años para que ascendiera al trono. Este es el primero de los tres ungimientos que experimentará; más adelante será ungido rey de Judá y, siete años después, rey de todo Israel.


Dios los guarde y los proteja siempre.


Pastor Kike Escobar (WMF)

Unidad Internacional de Oración (UIO)

Restoration Church UK

www.kikeescobar.com

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