Hechos 3:22
“Moisés dijo: El Señor, Dios de ustedes, les levantará un Profeta como yo de entre su propio pueblo. Escuchen con atención todo lo que él les diga. Luego Moisés dijo: Cualquiera que no escuche a ese Profeta será totalmente excluido del pueblo de Dios”.
La mayoría de los judíos pensaban que Josué era este profeta que Moisés anunció. Pedro dijo que era Jesucristo. ¡Quería mostrarles que su tan esperado Mesías había llegado! El y todos los apóstoles llamaban a la nación judía a arrepentirse y a creer, a tomar conciencia de lo que le hicieron a su Mesías. A partir de este punto, vemos a muchos judíos rechazando el evangelio. Así que el mensaje fue también a los gentiles (todos aquellos que no somos judíos) y muchos de ellos abrieron sus corazones para recibir a Jesús.
Es conveniente mencionar aquí que este pueblo que escuchaba a Pedro, estaba a punto de sufrir un gran juicio. En el año 70 D.C. El romano Tito vendría y destruiría la ciudad. Se calculó que más de un millón de personas perecieron, y que los demás fueron vendidos a la esclavitud por todas partes del Imperio Romano. Verdaderamente, el juicio vino sobre estas personas.
El objeto de la venida de Cristo al mundo es bendecirnos y, cuando se marchó del mundo, dejó tras sí bendición, pues “mientras los bendecía se fue alejando de ellos” (Lucas 24:51). Por medio de Cristo es como nos envía Dios sus bendiciones y sólo por medio de Él hemos de esperar recibirlas. La gran bendición fue hacer que cada uno se convierta de sus maldades, pues así quedamos en disposición de recibir todas las demás bendiciones. El pecado es aquello a lo que por naturaleza nos adherimos; el designio de la gracia de Dios es apartamos de él y volvernos contra él, de forma que no sólo lo abandonemos, sino también lo aborrezcamos.
La profecía del Antiguo Testamento tiene una consumación espiritual presente en la iglesia y una consumación futura en la Segunda venida de Cristo. Así, la profecía bíblica se ha cumplido y, al mismo tiempo, aún está por cumplirse. El reino de Dios es tanto para “hoy” como para “mañana”.
A pesar del paso de los siglos, hoy Dios invita de muchas maneras a los seres humanos a que se vuelvan, a que cambien de dirección, a que se conviertan. En la actualidad muchas personas no se encuentren precisamente buscando a Dios, sino todo lo contrario. A Dios se le margina en la mayoría de los foros, o se le desconoce, o se le niega. Incluso, se le blasfema o se le ridiculiza. Pero el mensaje del Evangelio continúa resonando en nuestro mundo, que es el mundo al cual Dios amó. Y a pesar de la aparente indiferencia u oposición de los seres humanos ante la invitación de Dios, hay muchas personas que, conscientes de su estado de alejamiento, y de su profunda necesidad espiritual, están buscando a Dios.
No cierres tu corazón a Dios, El aun toca a tu puerta y está esperando que le abras, por favor no lo resistas, Él es tu bendición.
Continuara………
Feliz día, Dios los guarde y los proteja siempre.
Un abrazo.
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