Proverbios 2:1-11
“Hijo mío, presta atención a lo que digo y atesora mis mandatos. Afina tus oídos a la sabiduría y concéntrate en el entendimiento.
Clama por inteligencia y pide entendimiento. Búscalos como si fueran plata, como si fueran tesoros escondidos. Entonces comprenderás lo que significa temer al Señor y obtendrás conocimiento de Dios.
¡Pues el Señor concede sabiduría! De su boca provienen el saber y el entendimiento.
Al que es honrado, él le concede el tesoro del sentido común. Él es un escudo para los que caminan con integridad. Él cuida las sendas de los justos y protege a los que les son fieles.
Entonces comprenderás lo que es correcto, justo e imparcial y encontrarás el buen camino que debes seguir. Pues la sabiduría entrará en tu corazón, y el conocimiento te llenará de alegría. Las decisiones sabias te protegerán; el entendimiento te mantendrá a salvo”.
La sabiduría viene de dos modos: es un regalo de Dios y una búsqueda activa. El punto de partida de la sabiduría es Dios y Su Palabra revelada, la fuente de “el conocimiento y la inteligencia”. En ese sentido, la sabiduría es Su regalo para nosotros. Pero únicamente se la otorga a quien con sinceridad la busca. La sabiduría de Dios está escondida de los rebeldes y necios, exige un esfuerzo para encontrarla y usarla. La senda hacia la sabiduría es difícil. Cuando estamos en ella, descubrimos que la verdadera sabiduría es la de Dios y que Él nos guiará y recompensará nuestra búsqueda sincera y persistente.
Dios nos da sabiduría y victoria, no por andar por la vida a la deriva ni por actuar irresponsablemente con sus dones y recursos. Si somos fieles y conservamos claro en nuestra mente Su propósito en nuestras vidas, Él nos guardará del orgullo y la avaricia.
La sabiduría surge de un proceso de crecimiento constante;
- Primero, debemos confiar y honrar a Dios.
- Segundo, debemos darnos cuenta de que la Biblia nos revela la sabiduría de Dios.
- Tercero, debemos tomar una serie de buenas decisiones para toda la vida y evitar peligros morales.
- Cuarto, al tomar decisiones erróneas o pecaminosas, debemos aprender de nuestros errores y recuperarnos.
La gente no desarrolla todos los aspectos de la sabiduría de inmediato. Por ejemplo, muchos tienen más agudeza de ingenio que discreción. Otros tienen más conocimiento que sentido común. Pero podemos orar para obtener todos los aspectos de la sabiduría y lograr desarrollarlos en nuestra vida.
El discernimiento es la habilidad para diferenciar el bien del mal. Le permite al creyente detectar motivos malvados en los seres humanos. Cuando lo practicamos, nos ayuda a evaluar el curso de acción y sus consecuencias. Para algunos es un regalo, la mayoría lo desarrolla para tomar decisiones sabias cada día.
Hebreos 5:11-14
“Nos gustaría decir mucho más sobre este tema, pero es difícil de explicar, sobre todo porque ustedes son torpes espiritualmente y tal parece que no escuchan. Hace tanto que son creyentes que ya deberían estar enseñando a otros. En cambio, necesitan que alguien vuelva a enseñarles las cosas básicas de la Palabra de Dios. Son como niños pequeños que necesitan leche y no pueden comer alimento sólido. Pues el que se alimenta de leche sigue siendo bebé y no sabe cómo hacer lo correcto. El alimento sólido es para los que son maduros, los que a fuerza de práctica están capacitados para distinguir entre lo bueno y lo malo”.
El autor de este mensaje, enfatiza que podemos auto prepararnos a fin de tener discernimiento. A fin de crecer hasta ser cristianos adultos, debemos aprender lo que es el discernimiento. Debemos adiestrar nuestra conciencia, nuestros sentidos, nuestra mente y nuestro cuerpo a fin de poder distinguir lo bueno de lo malo. ¿Es usted capaz de reconocer la tentación antes de caer en su trampa? ¿Puede distinguir entre el correcto uso de las Escrituras y el errado?
Nuestra capacidad de deleite en las cosas profundas de Dios (alimento sólido) está determinada por nuestro crecimiento espiritual. Con frecuencia deseamos el banquete de Dios antes de estar en condiciones espirituales para digerirlo. A medida que usted crece en el Señor y pone en práctica lo que ha aprendido, también aumentará su capacidad de comprensión.
Una manera de evaluar la madurez espiritual se obtiene al observar las decisiones que tomamos. El escritor de Hebreos nota muchas de las formas en que esas decisiones cambian con el crecimiento personal.
Debemos de:
- Enseñar a los demás: en lugar de ser solo enseñado.
- Desarrollar profundamente el entendimiento: en lugar de luchar con lo fundamental.
- Autoevaluarnos: en lugar de autocriticarnos.
- Buscar la unidad: en lugar de fomentar la división.
- Anhelar retos espirituales: en lugar de deseos de entretenimiento.
- Estudiar cuidadosamente y meditar en la Palabra de Dios: en lugar de emitir opiniones mediocres.
- Tener una fe activa: en lugar de una apatía y duda cautelosa.
- Llenarnos de confianza: en lugar de temor.
- Vivir experiencias y sentimientos evaluados a la luz de la Palabra de Dios: en lugar de experiencias evaluadas según los sentimientos.
Salomón estableció el principio que el temor del Señor es el comienzo del conocimiento y la sabiduría. Aquí él nos enseña que sin el esfuerzo de buscar sabiduría, fallaríamos en nuestro temor al Señor y el conocimiento de Dios. En resumen, el “'conocimiento de Dios”' se refiere a la intimidad personal con Él a través de la obediencia a Su Santa Palabra.
Dios los guarde y los proteja siempre.
Pastor Kike Escobar (WMF)
Fundación ONG
Unidad Internacional de Oración (UIO)
Restoration Church UK
www.kikeescobar.com
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