Cuentan que en una antigua aldea, todas las personas que vivían allí eran ciegas. Un día, caminando, seis hombres de dicha aldea, se encontraron con un hombre montado sobre un elefante.
Los seis hombres, quienes habían oído acerca de los elefantes pero nunca habían estado cerca de uno, le pidieron al hombre que les permitiera tocar la gran bestia. Ellos querían regresar a la aldea para describir el elefante a los otros aldeanos.
El hombre dio permiso para que cada uno de los seis hombres tocara una parte diferente del elefante. Los ciegos tocaron y acariciaron al animal hasta estar seguros que sabían cómo era un elefante.
Con gran emoción, regresaron a su aldea para contarles a los otros acerca su experiencia. Los aldeanos se agruparon alrededor de ellos para escuchar acerca del elefante. El primer hombre, quien había tocado el lado del animal, dijo, “Un elefante es como una pared grande y gruesa”.
“Ridículo”, dijo el segundo hombre, quien había tocado el colmillo del elefante. “Un elefante es bajito, redondo y terso, pero muy puntiagudo. ¡Yo no lo compararía con una pared, sino con una espada!”
El tercer hombre, quien había tocado la oreja, dijo, “No es nada parecido a una pared o a una espada. Es como una hoja gigantesca, hecha de lana gruesa, y se mueve cuando la tocas”.
“No estoy de acuerdo,” dijo el cuarto hombre, quien había tocado la trompa. “Yo puedo decirles que un elefante es como una culebra gigantesca”
El quinto hombre gritó en desaprobación. Él había tocado las patas del elefante. “Un elefante es redondo y grueso, como un árbol”.
El sexto hombre, a quién se le había permitido montar sobre la espalda del elefante, protestó, “¿Será posible que ninguno de ustedes pueda describir un elefante correctamente? ¡Está claro que un elefante es como una montaña gigante móvil!”
Hasta el día de hoy, los hombres continúan discutiendo y nadie en la aldea tiene la menor idea de cómo es un elefante.
Moraleja: La Biblia describe a Dios en diferentes formas, porque se experimenta a Dios en muchas formas. Él es el Creador del universo, pero también es nuestro fiel amigo. Él es un juez justo, pero también es nuestro Padre perdonador. Para que podamos entender a Dios y la Biblia, debemos de estudiar toda la Palabra de Dios, y hacerlo con mucho cuidado. Siempre que percibamos solamente un lado de Dios, o un lado de la verdad, estamos en peligro de ser engañados.
Una de las razones por la cual muchas personas todavía no entienden el Evangelio es porque muchos Cristianos no están de acuerdo en lo que es. Nosotros los Cristianos debemos hacer lo posible por encontrar intereses comunes entre nosotros y presentar unidad delante del mundo. Jesús pidió al Padre en oración, que nosotros seamos uno:
“No ruego sólo por éstos. Ruego también por los que han de creer en mí por el mensaje de ellos, para que todos sean uno. Padre, así como tú estás en mí y yo en ti, permite que ellos también estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado.
Yo les he dado la gloria que me diste, para que sean uno, así como nosotros somos uno: yo en ellos y tú en mí. Permite que alcancen la perfección en la unidad, y así el mundo reconozca que tú me enviaste y que los has amado a ellos tal como me has amado a mí”. Juan 17:20-23
Feliz día, Dios los guarde y los proteja siempre.
Un abrazo.
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