Hebreos 12:1-2
“Por lo tanto, ya que estamos rodeados por una enorme multitud de testigos de la vida de fe, quitémonos todo peso que nos impida correr, especialmente el pecado que tan fácilmente nos hace tropezar. Y corramos con perseverancia la carrera que Dios nos ha puesto por delante. Esto lo hacemos al fijar la mirada en Jesús, el campeón que inicia y perfecciona nuestra fe. Debido al gozo que le esperaba, Jesús soportó la cruz, sin importarle la vergüenza que esta representaba. Ahora está sentado en el lugar de honor, junto al trono de Dios”.
En los momentos difíciles, la manera de mantener el gozo es seguir mirando hacia adelante, hacia la meta, sabiendo que nuestro final ya fue establecido. Debemos tener siempre claro que nuestro final va a ser feliz, que Dios siempre nos llevará de triunfo en triunfo, de victoria en victoria.
Jesús sabía que su escena final ya había sido filmada. Su escena final no era la traición, ni el maltrato, ni era la cruz, ni era una tumba prestada. Sabía que su escena final era la de estar sentado a la diestra de Su Padre Celestial, con todo el poder, con las llaves de la muerte y del infierno.
Jesús fue sepultado en una tumba prestada por José de Arimatea. Podemos imaginar a Jesús pidiéndole prestada la tumba a su amigo José. “No necesito comprarla José, es temporal, mi historia no termina así, esto es pasajero, solo estaré en ella tres días”. Tenemos un fin esperado que ha sido establecido por nuestro Padre Celestial desde antes de la fundación del mundo y ningún enemigo lo puede cambiar. Nos pueden sepultar, pero no nos pueden mantener sepultados. Tenemos un fin establecido. Esto es hermoso.
No vamos a quedarnos en esta situación. Todo es pasajero. No necesitamos comprar la tumba. Esta situación en la que estamos no es como termina nuestra historia. Esta crisis financiera, esta soledad, esta enfermedad, está pérdida, esta separación, es solo una escena más. Viene otra escena, una escena de victoria, una escena de restauración, una escena de promoción y avance.
Nadie se pondría a escalar el monte Everest con la mochila cargada de toda clase de cosas pesadas e inútiles. Si queremos llegar lejos tendremos que viajar ligeros. En la vida tenemos muchas veces que desembarazarnos de cosas. Puede que sean hábitos, o placeres, o excesos, o relaciones que nos condicionan. Debemos despojarnos de ellos como hace el atleta con su mochila o morral cuando se dirige a la línea de salida; y no será raro que necesitemos la ayuda de Cristo para hacerlo.
Los héroes de la fe no son espectadores que nos vigilan desde el cielo; sino que sus vidas son nuestros testigos, después de haber sido vencedores. A menudo, la vida cristiana se compara con una carrera. Despojémonos de todo lo que nos impida avanzar, particularmente de toda forma de pecado.
La vida cristiana implica trabajo arduo. Requiere poner a un lado todo lo que ponga en peligro nuestra relación con Dios, correr con paciencia y hacer frente al pecado en el poder del Espíritu Santo. Para vivir con eficiencia esta vida, debemos fijar nuestros ojos en Cristo. Titubearemos si apartamos la mirada de Él y si nos miramos a nosotros mismos o contemplamos las circunstancias que nos rodean. Debemos correr para participar en la carrera de Cristo, no en la nuestra, y siempre debemos fijar nuestra mirada en El.
No luchamos solos ni somos los primeros en luchar con los problemas que afrontamos. Otros también han participado en la carrera y han ganado, y su testimonio nos anima a correr y a ganar. ¡Qué legado tan inspirador el que tenemos!
En la vida cristiana tenemos una presencia, la presencia de Jesús, que es al mismo tiempo la meta y el compañero de viaje, hacia el que nos dirigimos y con quien vamos.
Amig@, nuestra escena final ya fue filmada. No permitamos que las circunstancias nos desanimen. Sigamos avanzando. Al final todo va a cooperar a nuestro favor. Dios ya estableció nuestro final, nuestra meta. Mantengamos nuestra fe y sigamos honrando a Dios. Él nos llevará al trono como lo hizo con José. Nos compensará por cada aflicción como lo hizo con Job. Dios va hacer que terminemos en victoria, prosigamos mirando hacia la meta.
Feliz día, Dios los guarde y los proteja siempre.
Un abrazo.
Pastor Kike Escobar (WMF)
Unidad Internacional de Oración (UIO)
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