No es fácil, despedir para siempre a un ser querido, y más cuando ese ser querido, es tu hermano, el cual compartió en tu niñez y parte de tu adolescencia tu cama.
No es fácil, cuando ese hermano, te acompañó al Pascual Guerrero a ver los partidos de futbol de la mechita, el América de Cali, en la Copa Libertadores.
No es fácil, cuando ese hermano, compartió muchas horas contigo, viendo películas y alquilando videos.
No es fácil, cuando ese hermano, creo su propio lenguaje para comunicarse contigo y en el momento menos esperado, te decía “ya se va a encender en el dormirme” o “pásame la tastasia”.
No es fácil, cuando ese hermano, te considera un ejemplo de hermano y se vuelve tu confidente.
No es fácil, cuando ese hermano, disfrutaba contigo de la salsa, las baladas y los boleros, y solo esperaba en cada encuentro, que le grabara música en sus memorias digitales.
No es fácil, cuando ese hermano, te llamaba a contarte sus sueños o pesadillas, y esperaba atento una palabra de consuelo o una oración.
No es fácil, cuando ese hermano, era el tío preferido de todos sus sobrinos y nuestr@s niet@s.
No es fácil, cuando ese hermano, preparaba los mejores panzerotes de pollo, mixtos y hawaianos que la gente de Tuluá y el centro del valle se comió. No sé cómo van a hacer ahora que se llevó la receta para el cielo.
No es fácil, cuando ese hermano, trabajó desde su adolescencia y te enseñó junto a tus padres el valor de la responsabilidad y la honradez.
No es fácil, cuando ese hermano ha sido la persona, que más te ha hecho orar y clamar a Dios por misericordia y sanidad.
Hoy lo despedimos con mucho dolor y al mismo tiempo con mucho gozo, ya que tenemos la absoluta seguridad, de que está en el cielo, sano y en paz. Sé que doña Nelly y don Carlos (nuestros padres), están muy felices de tenerte nuevamente a su lado.
Dios te ha sacado del foso de la desesperación, ha enderezado tus pasos, ha puesto tus pies sobre la Roca de la Salvación, y ha llenado tu boca de alabanza. La bendición de la esperanza te ha alcanzado mi Negro. Salmo 40:2-3.
Caliche, hoy te dejamos ir, vuela tranquilo hacia el infinito. Continuáremos en esta batalla espiritual, con la esperanza de reencontrarnos en el cielo y “encendernos” otro panzarote, mientras disfrutamos del “tastassiome”.
Gracias Padre Celestial por prestárnoslo estos 63 años y 10 meses.
Tenemos Dios mi Negro.
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