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Foto del escritorPs. Kike Escobar

No te dejes robar la paz

Lucas 10:5-6


“Cuando entren en la casa de alguien, primero digan: “La paz de Dios sea sobre esta casa”. Si los que viven en la casa son gente de paz, la bendición permanecerá; si no lo son, la bendición regresará a ustedes”.


La Iglesia de Cristo se reunía y se reúne con frecuencia en las casas. Los discípulos de Jesús debían de saludar primero, diciendo: “Paz a esta casa”. Los ministros del Señor han de marchar por el mundo y proclamar, en nombre de El Salvador, paz en la tierra, buena voluntad de Dios hacia los hombres, e invitar a todos a que vengan para beneficiarse de los frutos de la paz, recordándoles igualmente que la paz es fruto de la justicia. Hemos de orar también por la paz, no solo de Jerusalén, como lo enseña el Salmo 122:6, “Pidamos por la paz de Jerusalén: Que vivan en paz los que te aman”, si nosino por la paz de todo el mundo como lo expresa el apóstol Pablo en 1 Timoteo 2:2, “Así que recomiendo, ante todo, que se hagan plegarias, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos, especialmente por los gobernantes y por todas las autoridades, para que tengamos paz y tranquilidad, y llevemos una vida piadosa y digna”.


El resultado sería muy diferente, según las diversas disposiciones de los destinatarios del mensaje. Si los de la casa fuesen receptivos a la paz, “hijos de paz”, bien inclinados a recibir el mensaje del Evangelio, la paz reposaría sobre ellos; allí habrá paz, porque las oraciones serán oídas y las promesas serán confirmadas. Pero habrá otros mal dispuestos para la paz, que rechazarán el mensaje del Evangelio; en estos no reposará la paz, sino que se volverá con los que la proclaman. Las bendiciones del Evangelio que hemos de predicar, cuando son rechazadas se vuelven a nosotros para que las disfrutemos y las compartamos con otros que las aprecien como se merecen, con quienes sean “hijos de paz”.


Estas palabras de Jesús nos enseñan, que si hacemos lo posible por estar en paz con la gente, incluso si ellos no aceptan tu paz, la buena noticia es que esa paz regresara a nosotros nuevamente. No solo disfrutaremos de nuestra paz, sino que también se nos dará la parte de ellos. Cuando hacemos lo correcto y sucede lo incorrecto, Dios lo ve y lo recompensa.


No estamos obligados a responder a cada crítica, a cada menosprecio. No tenemos que demostrarle nada a nadie. Tan solo debemos permanecer por encima de cada situación y permitir que Dios pelee nuestras batallas. Algunos que se cruzan en nuestros caminos sencillamente no quieren la paz con nosotros. A pesar de lo que digamos o hagamos, no estarán conformes. Incluso si cambiamos, ellos encontrarán alguna razón para continuar criticándonos. Tenemos que aceptar el hecho de que a pesar de lo que hagamos, algunas personas nunca estarán en paz con nosotros.


Cuando permitimos que lo que alguien dice o hace nos ofenda, estamos permitiendo que esa persona nos controle y nos robe la paz. Las personas tienen el derecho de decir lo que quieran, a hacer lo que quieran, mientras sea legal y sea la voluntad de Dios. Lo que una persona diga de ti no define quien eres. Su opinión de ti no determina tu dignidad propia. Deja que eso que diga, no te afecte, ella tiene todo el derecho de expresar su opinión y tú tienes todo el derecho a pasarlo por alto.


Hoy Dios nos está diciendo, que dejemos de permitir que las personas negativas, desengaños e inconvenientes nos roben la paz, el gozo y la alegría. Debemos permanecer firmes y no dejar que las actitudes de otros nos roben la paz. Debemos decidirnos a disfrutar la vida en paz con todos, porque a paz nos ha llamado el Señor.


Feliz día, Dios los guarde y los proteja siempre.


Un abrazo.


Pastor Kike Escobar (WMF)

Unidad Internacional de Oración (UIO)



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