Dios los bendiga a todos. En este día quiero compartir con ustedes este plan para realizar tu devocional diario, Espero que este material te ayude a entablar una mejor relación con Dios y al mismo tiempo a crecer en tu vida espiritual.
Plan para realizar tu devocional diario
Hay diversas maneras de acercarnos a Dios en nuestro tiempo devocional, todas buenas. Pero como todos somos diferentes, es posible que la que a unas personas les dé resultado, a otras no. No obstante, tenemos que comenzar por alguna parte.
He observado que hay tres maneras en que las personas entran a la presencia de Dios: a través de la oración, la lectura de la Biblia y la adoración. Pero todo el mundo difiere en cuanto a cuál es la mejor para ellos. Descubra cuál le acerca a Dios con más rapidez y facilidad, le sugiero que comience su devocional de esta manera.
1. Tiempo de preparación
Para poder tener un buen período devocional necesita prepararse al principio, física, mental y emocionalmente. La preparación física es la más fácil. Búsquese un lugar cómodo donde no se distraiga. Lleve consigo cualquier recurso que pueda necesitar. Siempre tengo a mano mi Biblia, una libreta de notas, una pluma o bolígrafo, un himnario o adoraciones y, siempre que sea posible, un listado de las personas por las que voy a orar. Conozco a algunos que llevan música de adoración. Otros escriben en sus computadoras. Haga lo que le resulte mejor.
Una vez localizado el lugar idóneo y obtenido el material, acomódese. Haga lo que le sea más natural. Si le gusta sentarse, siéntese. Si se siente más cómodo caminando, pues hágalo. Si prefiere arrodillarse, eso es estupendo. O tal vez quiera moverse según su estado de ánimo o según Dios le vaya hablando. La mayoría de las veces me siento, pero cuando de verdad me emociono, camino. La idea principal es que esté listo para encontrarse con Dios.
Una vez que esté establecido, prepárese mental, emocional y espiritualmente concentrándose en Dios. Comience declarando su intención de obedecerle en cualquier cosa que le pida. Preparar el corazón como es debido le alista para todo lo que vendrá después. Comience pidiéndole ayuda para que ese tiempo sea provechoso y después deje que le hable.
Ese es el momento en que debe comenzar su devocional con la oración, la adoración o la lectura de la Biblia. Todo depende de lo que le resulte mejor. Sea cual fuere lo primero que haga, esté seguro de no ser el único que hable.Deje suficiente tiempo en silencio en los que Dios le pueda hablar. Recuerde, su objetivo es llegar hasta Dios y escuchar lo que tiene que decirle.
2. Tiempo de espera
Isaías 40.31 tiene una maravillosa promesa para quienes esperan en Dios. Dice así: “Pero los que esperan en el Señor renovarán sus fuerzas. Ascenderán con alas como de águilas; correrán y no se cansarán; caminarán y no se fatigarán” (La Biblia al día). Dios honra a quienes esperan en Él. La mayoría de las personas emplean mucho tiempo en oración hablando y no escuchan lo suficiente. Hablan tanto que se pierden la mejor parte de su tiempo de oración personal.
Por regla general procuro de emplear alrededor de veinte por ciento de mi tiempo hablando y ochenta por ciento escuchando. Pero espero activamente. La palabra esperar en el pasaje de Isaías significa esperar con expectación; es activa, no pasiva. Cuando esperamos en Dios, debemos escuchar con la esperanza de que nos hablará de manera significativa.
Al esperar en Dios permítale hacer tres cosas:
· Permita que Dios le ame: Dios siempre espera para decirle que le ama, cada minuto, cada día. Esto es así porque usted tiene un gran valor para Él gracias a Jesucristo. Al dejar que Dios le ame, le permite que desarrolle su autoestima en el aspecto espiritual. Concédase la oportunidad de sentarse mentalmente en el regazo de Jesús o llorar sobre su hombro, y deje que su amor incondicional toque su corazón.
· Permita que Dios le busque: Una vez que sepa que Dios le ama y que le seguirá amando a pesar de todo lo que haya hecho, podrá permitir que le busque. Esto al principio quizás le sea difícil, pero es crucial para el desarrollo de su relación con Él.
· Permita que Dios le muestre: Dios le preparará para el día que comienza si se lo permite. La mejor manera de hacerlo es entregarle el día durante su tiempo de espera. Entonces podrá mostrarle lo que hay en su corazón, de cómo cuida de su pueblo y quiere ministrarles. Y cuando conozca los sentimientos de Dios, podrá mostrarlo a otros.
Quizás le resulte difícil esperar y escuchar. Son cosas que la mayoría de las personas no hacen bien hoy día, porque vivimos en una sociedad de lo instantáneo. Sin embargo, usted puede aprender a hacerlas si persevera. Y la recompensa es increíble; cuando preste atención a la voz de Dios finalmente la escuchará.
3. Tiempo de confesión
El pecado inconfeso bloquea las respuestas a las oraciones. Pero un buen período de espera sincero nos guía con naturalidad hacia la confesión ante Dios. Si deja que le busque, Él le indicará lo que necesita confesar. Y al hacerlo, una vez más restaurará su relación con Él.
He aquí cinco aspectos a tener en mente en cuanto a la confesión:
· Confiese el pecado inmediatamente: El pecado inconfeso pone un obstáculo entre Dios y nosotros; de modo que cuanto antes lo confesemos, mejor. Cuando peque, confiéselo tan pronto como sea posible. No espere al domingo ni a su próximo período de oración. Hágalo en ese momento y allí donde está.
· Nunca permita que su posición le impida confesar su pecado: No importa quién sea, ni qué posición tenga en la iglesia, usted no está exento de la necesidad de confesar sus pecados y orar pidiendo perdón. Si acaso cree que lo está, lo cierto es que tiene un gran problema.
· Dios nunca se sorprende por lo que hacemos, así que sea sincero: No puede ocultarle nada a Dios; tampoco puede herirle en sus sentimientos contándole sus errores, así es que séale sincero. Si no lo es, solo se engaña sí mismo a la vez que obstaculiza su relación con Él.
· Dios siempre nos dirá si hacemos algo mal: Si tenemos el genuino deseo de confesar nuestros pecados y pedirle perdón, Dios siempre nos dirá si hacemos algo mal. Ningún cristiano sincero tiene que preocuparse jamás por los pecados desconocidos de su vida.
· Cuando el pecado se tolera, aumenta: Toda vez que no buscamos el perdón y permitimos que el pecado permanezca en nuestra vida, este aumenta y continúa haciendo daño. El pecado que se deja sin examinar por mucho tiempo finalmente nos consume.
La confesión tiene maravillosos beneficios. Despeja el ambiente con Dios y le permite comunicarse con Él sin obstáculo alguno.
4. Tiempo para la Biblia
Leer la Biblia hará cosas asombrosas en su diario andar con Dios. 2 Timoteo 3:16-17 dice: “Toda Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”. Cuando comencé a leer la Palabra de Dios con seriedad y a obedecer lo que enseña, eso me produjo una gran emoción. Pero cuando comencé a orar según las Escrituras, fue entonces cuando la Palabra cobró vida para mí y mis oraciones obtuvieron nuevo poder porque oraba usando la Palabra de Dios, que es eterna. “Tu eterna palabra, oh Señor, se mantiene firme en el cielo”. (Salmo 119.89).
Permítame enseñarle también cómo se ora sobre las Escrituras. Comience seleccionando un pasaje de la Biblia que le hable a su corazón sobre un asunto sobre el que quiere orar. Para orar por el pasaje solamente personalícelo mientras lo lee, aplicando su mensaje a usted mismo o a otra persona por la que está orando. Responda al pasaje mental, emocional y espiritualmente, y siéntase libre de detener la lectura y continuar orando según el Espíritu de Dios le inste a hacer.
Descubrirá que cambia su vida. Cada vez que pide a Dios en oración que se cumplan sus promesas, Él le bendecirá de una manera especial.
Le mostraré un ejemplo de cómo orar sobre la Escritura, que brota del mismo libro de Filipenses 4:4-7: “Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”.
Y este es el pasaje en forma de oración:
“Padre Celestial, me regocijo en ti siempre. Diré de nuevo: ¡me regocijaré! Eres un Dios asombroso e increíble. Te ruego que mi gentileza, que viene del poder de tu Espíritu Santo, sea conocida por todos. Señor, sé que estás cerca. Me has prometido que nunca me dejarás ni me abandonarás. Por eso no estaré ansioso por nada. Estás en el trono y confiaré en ti. En todo, Señor, mi oración y petición, con acción de gracias y alabanza, presentaré mi petición a ti. Y Señor, pido que tu paz, que sobrepasa todo entendimiento, guarde mi corazón y mis pensamientos en Cristo Jesús de los afanes y ansiedades de este día. En el poderoso nombre de tu Hijo Jesucristo te lo ruego. Amén”.
Una vez que haya aprendido a orar sobre las Escrituras y lo convierta en parte de su devocional regular, se le hará difícil no orar así cada vez que lea su Biblia. Descubrirá que cuando un versículo le causa una fuerte impresión, detendrá su lectura y lo aplicará a usted y a otros. Es realmente transformador.
5. Tiempo de meditación
Santiago advierte a los creyentes que no solo escuchen la Palabra de Dios, sino que también hagan lo que dice (Santiago 2.22). El paso que une la brecha entre la lectura y la acción es la meditación porque nos ayuda a comprender la Escritura y a ponerla en práctica en nuestras vidas. El Salmo 1:1–3 dice: “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche. Será como el árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará”.
Meditar viene de la raíz griega rumiar, que es masticar varias veces. Debemos masticar varias veces la palabra para que se interiorice en nosotros.
Meditar en la Palabra de Dios es simplemente pensar en ella con el deseo de descubrir su verdad y aplicarla a la vida. Por ejemplo, digamos que está leyendo Efesios 4.1, que dice: “Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados”. Al comenzar a meditar sobre este versículo, podría comenzar a pensar acerca de su llamado y el propósito que Dios ha planeado para usted. Tal vez no esté seguro acerca de su propósito y esto lo motiva a preguntarle a Dios. O si ya sabe cuál es, podría comenzar examinando su vida para ver si está viviendo de una manera que Dios considere digna. El solo pensarlo le apremia a renovar su obediencia conforme a la visión de Dios. No puede decirse hacia dónde Él le conducirá una vez que comience a pensar en su Palabra y aplicarla a su vida.
La meditación es muy beneficiosa: Ayuda a examinar sus relaciones con Dios, a verse como es debido y a descubrir en qué punto del camino se encuentra en su jornada espiritual. Y, por supuesto, le ayuda a comprender mejor cómo obedecer. El proceso puede ser penoso o emocionante, pero siempre le acercará a Dios.
6. Tiempo de intercesión
La intercesión es orar por otros, y es una parte importante de un buen período devocional diario. En 2 Timoteo 2.1-4, Pablo le da claras instrucciones de cómo debemos orar por otros. Dice: “Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad”.
La oración intercesora obviamente agrada a Dios y se espera que sea parte de nuestra vida diaria. Además, nos ayuda a conocer los sentimientos de Dios.
Para mí la intercesión generalmente ha sido la parte más extensa de mi tiempo devocional con Dios. Como pastor, mis dos tareas primordiales han sido las de equipar (enseñar) a los fieles e interceder por las personas.
La intercesión es una parte importante de nuestro tiempo devocional. No solo beneficia a otros y nos vincula a Dios, sino que nos ayuda. Como dice un proverbio judío: “A quien ora por su vecino, se le concederá su petición”. Más aun, constituye el centro de la actividad de acompañar al pastor y los líderes en oración.
7. Tiempo de petición
Luego de emplear tiempo escuchando a Dios, confesando los pecados, leyendo y meditando en la Palabra y de pedirle que bendiga a otros, estará listo para pedirle a Dios que atienda a sus necesidades personales. Quiere que le presente todo a Él, todas sus necesidades físicas, emocionales y espirituales. Y quiere que lo haga con una buena actitud del corazón.
Al llevarle la lista de necesidades y deseos a Dios, tenga estas cosas en mente:
· Ore con la actitud de “sea hecha tu voluntad”: Cuando oramos por otros, nuestros motivos generalmente son buenos. Pero cuando oramos por nosotros, nuestras emociones y pensamientos complican la cuestión y nuestros motivos no son siempre puros. Pedir en oración “sea hecha tu voluntad” purifica nuestros motivos y ajusta nuestra voluntad a la de Dios.
Orar pidiendo que se cumpla la voluntad de Dios no es una muestra de debilidad ni falta de fe. Cuando Jesús oró: “No se haga mi voluntad, sino la tuya”, sometió su voluntad a la de Dios. Cada vez que demandamos cosas de Dios, solo mostramos inmadurez. Es irónico, pero quienes tienen madurez espiritual se acercan a Dios con la fe de un niño.
En nuestras oraciones debemos pedir a Dios que nos ayude a hacer lo que Él bendice, no que bendiga lo que hacemos. Dios no está tan interesado en nuestras circunstancias como en nuestras actitudes. Cuando nuestra actitud es buena, nuestras oraciones concuerdan con su voluntad y finalmente nos beneficia.
· Sea sincero con sus sentimientos, problemas y necesidades: Aunque Dios ya sabe todo lo que necesita y siente, aun así quiere que vaya a Él y que lo haga con franqueza. No hay nada malo en expresar sus verdaderas emociones en la oración. A decir verdad, es apropiado porque profundiza nuestras relaciones con Dios. Él siempre nos encuentra donde estamos.
· Háblele a dios sobre las pequeñas cosas que le preocupan: A menudo oigo a personas decir: “Solo le digo a Dios acerca de las cosas importantes. No quiero molestarlo con cosas triviales”. Eso me divierte. ¿Puede pensar en algo de su vida que no sea pequeño comparado con Dios? Sin embargo, dice que sabe cuándo cae un pajarillo a tierra e incluso el número de cabellos que hay en nuestra cabeza (Mateo 10.29–30). Me pregunto con cuánta frecuencia nos perdemos lo que Dios tiene para nosotros solo porque tratamos de hacer las cosas pequeñas por nuestra cuenta. No se pierda lo que Dios tiene para usted al no contarle todo.
8. Tiempo de aplicación
El tiempo de aplicación es cuando escuchar y obedecer se unen en la acción. No hay mejor forma de demostrar nuestro amor a Dios que llevando a cabo con actitud obediente lo que nos pide que hagamos. Jesús dijo: “El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a Él, y haremos morada con Él. El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió” (Juan 14.23–24).
Algunas veces Dios pide de su pueblo cosas fuera de lo común y que constituyen un desafío a nuestro entendimiento. Por ejemplo, a Jeremías le pidió algo extraño. Jeremías estaba en la prisión de Jerusalén cuando los babilonios estaban a punto de invadir la ciudad. En ese entonces Dios le dijo que comprara un terreno allí. No era el momento preciso para comprar bienes raíces, ya que el enemigo estaba a punto de llevarse todo y a todos de la ciudad.
A pesar de la peculiaridad de las instrucciones de Dios, Jeremías obedeció de inmediato y por completo (Jeremías 32). Compró el terreno y Dios usó sus acciones como símbolo de esperanza para el pueblo: la de que un día volverían a Jerusalén.
Esa actitud es la que Dios quiere ver en nosotros. En realidad, la obediencia parcial es desobediencia. Si vamos a obedecer, debemos hacerlo totalmente.
La obediencia es la clave para el desarrollo de nuestras relaciones con Dios. Si su crecimiento espiritual se estanca y no está seguro por qué, autoexamínese. Tal vez esté empantanado por razones de desobediencia. Solo cuando lleve a cabo lo que Dios le pide, podrá avanzar en su jornada espiritual.
9. Tiempo de fe
Hebreos 11:1 dice: “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”. La oración de fe es la expresión verbal de la fe, confirmando la expectativa de que Dios puede dar y dará resultados que deseamos para cumplir sus propósitos. Es como darle las gracias por adelantado por lo que intenta hacer.
Orar con fe es emocionante. Mientras que oremos con motivos correctos, de acuerdo con la voluntad y planes de Dios, y no por nuestras razones egoístas, Él contestará esas oraciones y grandes cosas sucederán.
10. Tiempo de alabanza y acción de gracias
Muchos cristianos mezclan la alabanza con la acción de gracias sin darse cuenta de que hay una diferencia entre ambas. La alabanza reconoce a Dios por lo que es. La acción de gracias le reconoce por lo que ha hecho.
Tanto la alabanza como la acción de gracias son ingredientes necesarios en nuestras relaciones con Dios. Por regla general es mejor comenzar con la alabanza, porque aun en tiempos difíciles, cuando realmente no sentimos el deseo de dar gracias a Dios, siempre podemos alabarle por lo que es. Dios es el mismo cada día, amante, paciente, bueno y generoso. Es perfecto. Así pues, nunca nos faltan razones para alabarle. Una vez que hayamos comenzado, no pasará mucho tiempo antes de que nuestra alabanza se torne en acción de gracias por lo que ha hecho.
La adoración en forma de alabanza y acción de gracias le da a Dios mucho gozo.Después de todo, fuimos creados para adorarle. Pero también eso nos beneficia mucho. Cuando alabamos a Dios, Él mora en nosotros. Cuando le damos gracias, nos bendice. Y nuestra adoración nos da una mejor perspectiva.
Paul Billheimer dijo: “La alabanza tiene esta gran importancia: nos descentraliza de nosotros mismos. La adoración y la alabanza a Dios demanda un cambio de enfoque de nosotros hacia Dios. Uno no puede alabar a Dios sin renunciar a ocuparse de sí mismo. La alabanza produce un olvido de uno mismo y olvidarse de uno mismo es salud”. Cuando adoramos a Dios, el orden de las cosas se establece como es debido. Después de todo, no adoramos a Dios porque nos bendice, sino porque Él es Dios y es digno de nuestra alabanza.
Espero que este material te ayude a entablar una mejor relación con Dios y al mismo tiempo a crecer en tu vida espiritual.
Dios los guarde y los proteja siempre.
Un abrazo.
Pastor Kike Escobar
Unidad Internacional de Oración (UIO)
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