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Foto del escritorPs. Kike Escobar

Preparados para la batalla

Ester 9:1-10


“El edicto y la orden del rey debían ejecutarse el día trece del mes doce, que es el mes de Adar. Los enemigos de los judíos esperaban dominarlos ese día; pero ahora se habían invertido los papeles, y los judíos dominaban a quienes los odiaban. En todas las provincias del rey Asuero, los judíos se reunieron en sus respectivas ciudades para atacar a los que procuraban su ruina. Nadie podía combatirlos, porque el miedo a ellos se había apoderado de todos.


Los funcionarios de las provincias, los sátrapas, los intendentes y los administradores del rey apoyaban a los judíos, porque el miedo a Mardoqueo se había apoderado de todos ellos. Mardoqueo se había convertido en un personaje distinguido dentro del palacio real. Su fama se extendía por todas las provincias, y cada vez se hacía más poderoso.


Los judíos mataron a filo de espada a todos sus enemigos. Los mataron y los aniquilaron, e hicieron lo que quisieron con quienes los odiaban. En la ciudadela de Susa mataron y aniquilaron a quinientos hombres. También mataron a Parsandata, Dalfón, Aspata, Porata, Adalías, Aridata, Parmasta, Arisay, Ariday y Vaizata, que eran los diez hijos de Amán hijo de Hamedata, el enemigo de los judíos. Pero no se apoderaron de sus bienes”.


Los judíos se prepararon para el ataque del enemigo. El nuevo decreto del rey les estaba protegiendo, así que ultimaron todos los preparativos para defenderse. Herodoto, el gran historiador Griego, registró que el rey Asuero (o Jerjes) regresó a su país después de su derrota en la campaña contra Grecia, en el año 480 A.C., y que su esposa, llamada Amestris, era una mujer fría y vengativa. Esta mujer fue Ester, por supuesto. Y para un observador exterior, era comprensible que ella pareciese vengativa y fría. Después de todo, ella intervino para poner fin a las malvadas actividades de Amán, y también pudo salvar a su pueblo de sus enemigos de aquella época.


El mismo día en que el decreto del rey para destrucción de los judíos se había de llevar a cabo, y que los enemigos pensaban que iba a ser el día de ellos, demostró ser el día de Dios. Los judíos se reunieron en sus ciudades, dispuestos a defenderse contra todos, sin adelantarse a ofender a ninguno. Si no hubiesen tenido un edicto a su favor, habrían tenido que morir a manos de sus enemigos, pero, autorizados por el edicto del rey, se defendieron legalmente. Si hubiesen actuado por separado, cada familia por su lado, habrían sido fácil presa de sus enemigos, pero al actuar unidos y de acuerdo, se fortalecieron mutuamente las manos y se atrevieron a plantar cara a sus enemigos.


Tan animados estaban los judíos y tan acobardados estaban sus enemigos, que no escapó ninguno de los que estaban señalados para ser ejecutados. El 13 del mes Adar mataron en la capital a 500 hombres, así como a los diez hijos de Amán, cuyos nombres figuran en la Biblia Hebrea en una columna vertical que expresa gráficamente la forma en que fueron colgados. Es costumbre en la fiesta de los Purim, al leer estos diez nombres, hacerlo de un solo aliento (esto es, en una sola respiración), porque, según el Talmud, los diez murieron a la vez. El día 14 mataron en Susa a otros 300 más, que habían escapado de la ejecución del día anterior. Esto se hizo a petición de Ester, a fin de evitar un importante foco de enemigos.


Lo que les justificaba para matar a tantas personas es que lo hicieron en legítima defensa: se pusieron en defensa de su vida, pues gozaban, además, de la autorización del rey. De que no se excedieron en el poder que el edicto les concedía, da fe el que no tocaron sus bienes (frase que ocurre tres veces en este capítulo), aun cuando el edicto real les autorizaba para apoderarse de sus bienes. No lo hicieron: (A) Para honrar su religión al dar evidencia de menosprecio de los bienes terrenales, e imitar así a su patriarca Abraham, quien se negó a enriquecerse con los despojos de Sodoma. (B) Especialmente, mostraban así que solo habían luchado para defenderse, aprovechándose de la influencia que tenían en la corte, no para aumentar sus haciendas, sino para preservar sus vidas.


La comisión que les confiaba el edicto les autorizaba también a matar aun a los niños y las mujeres, pero su humanidad les impidió hacerlo. Solo mataron a los que hallaron con las armas en la mano; esta fue otra razón para que no tomaran los despojos, pues así quedaban bienes para las mujeres y los niños. Actuaron con una consideración digna de imitar.


Jesucristo ya venció a satanás hace 2000 años en la cruz del Calvario, y nos dio autoridad sobre toda fuerza del enemigo. Debemos pelear la buena batalla de la fe. Si no batallamos no entramos. Si no batallamos, el enemigo nos destruirá. Debemos prepararnos y pelear en oración de guerra, de esta manera conquistaremos poderosamente en medio de la batalla.

“Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan” Mateo 11:12. Debemos ser violentos, si queremos establecer el Reino de los Cielos en la tierra. Es una pelea con adversario vencido, tú decides si te dejas derrotar por no pelear o si haces guerra espiritual y conquistas poderosamente.


Continuará……


Un abrazo.


Pastor Kike Escobar (WMF)

Unidad Internacional de Oración (UIO)

Restoration Church UK

www.kikeescobar.com

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