Dios los bendiga a todos. Hoy 22 de febrero de 2021, una vez más, he recibido la confirmación de la palabra profética para este año 2021 que compartí el 31 de diciembre 2020. Lo creo y descanso en ti mi amado Padre Celestial.
Prisioneros de la esperanza
Zacarías 9:11-12 (NTV)
“Debido al pacto que hice contigo, sellado con sangre, yo liberaré a tus prisioneros de morir en un calabozo sin agua.
¡Regresen al refugio (comunión e intimidad con Dios), Ustedes, prisioneros, que todavía tienen esperanza!
Hoy mismo prometo que les daré “Dos bendiciones por cada dificultad”. Amén.
Hay momentos en nuestras vidas, donde no vemos ninguna razón para tener esperanza. No vemos por ningún lado la solución a lo que estamos viviendo, parece que la incertidumbre nos ha ganado la batalla, parece que no vamos a recuperarnos. Es en ese momento donde debemos aprender a esperar en Dios.
No podemos colocar nuestras esperanzas en las circunstancias, quizás no respondan como esperamos. No podemos colocar nuestras esperanzas en las personas, lo más probable es que nos decepcionen. No ponga sus esperanzas en su profesión, las cosas muchas veces suelen cambiar. Nuestras esperanzas deben estar puestas en el Señor, en nuestro Padre Celestial. En el Dios que con Sus palabras creo el universo, en el Dios que puso cada estrella en el firmamento.
Dios nunca nos decepcionará. Tendremos algunos reveses, sin embargo, cuando todo haya terminado, saldremos mejor que antes. El profeta Zacarías nos enseña está mañana que debemos ser prisioneros de esperanza o prisioneros que todavía tenemos esperanza. Podemos habernos desanimado, pero a pesar de todo lo que ha venido en nuestra contra, debemos creer en nuestros sueños. Dios nos ofrece hoy dos bendiciones por cada dificultad que hemos vivido.
A veces el tamaño del obstáculo nos abruma, sin embargo, mi esperanza está en el Señor. Si Dios está a mi favor, nadie se atreverá a estar en nuestra contra. La preocupación y el estrés, muchas veces nos llevan a perder la esperanza. No podemos olvidar que nada ni nadie, podrá arrebatarnos de la Poderosa Mano de Dios.
Mi esperanza no está en la medicina, no está en el tratamiento, no está en los profesionales, aunque todas estas cosas son buenas y Dios hace milagros a través de la ciencia. Mi esperanza debe estar puesta en El Señor, el Dios que sopló vida en nosotros. El Dios que hace que los ciegos vean, el Dios que puede sacarnos del foso de la desesperación y de la muerte. El Dios que sacó a David y a José de la de la profundidad de la desesperación, nos sacará a nosotros a victoria. Mantengamos nuestra confianza en El Señor.
Cuando nos consuma la preocupación, la duda, los pensamientos negativos, debemos reconocer que estamos perdiendo la esperanza. No podemos morar en los pensamientos pesimistas, “todo lo que no proviene de fe es pecado” nos enseñaba el apóstol Pablo. Nunca va a mejorar, no saldremos de las deudas, me quedare sol@, no tengo, no hay, no puedo. Cambiemos nuestro lenguaje, de la abundancia del corazón habla la boca. Que nuestras palabras y acciones reflejen la fe que hay dentro de nosotros.
Ore conmigo en este día; “Amado Padre Celestial, te agradezco porque la respuesta viene en camino. Gracias por que la sanidad viene, la bendición viene, el favor viene, la victoria viene, mi idónea viene. Encerrémonos en la prisión de la esperanza y confiemos plenamente, que recibiremos dos bendiciones por cada dificultad vivida. Dios lo ha prometido y Dios lo hará.
Feliz día, Dios los guarde y los proteja siempre.
Un abrazo.
Pastor Kike Escobar (WMF)
Unidad Internacional de Oración (UIO)
Comments