Rut 1:2
“Aquel hombre se llamaba Elimelec, y su mujer Noemí; los nombres de sus hijos eran Mahlón y Quelión, efrateos de Belén de Judá. Llegaron, pues, a los campos de Moab, y se quedaron allí”.
Un hombre llamado Elimelec de Belén de Judá fue a residir en los campos de Moab junto con su esposa y sus dos hijos. Es muy importante buscar el significado de los nombres bíblicos. Belén significa “casa de pan”. Judá significa “alabanza”. Aquí está un hombre que vivía en la casa de pan y en el lugar de alabanza. Ese sería un lugar maravilloso para vivir ¿no le parece? Pero fue a morar a Moab con su familia porque había hambre en su tierra. Parece que dejaron de confiar en el Señor.
Es muy interesante lo que se dice en cuanto a Moab en el Salmo 108:9. Dios dice: “Moab, la vasija para lavarme”. Aquí está pues un hombre, que junto con su familia dejó la casa de pan y de alabanza para ir a un lugar inferior. ¿Ha escuchado contar antes esta historia? Estamos seguros que sí la ha escuchado. Es la historia que nuestro Señor contó acerca del hijo pródigo. Recordará usted que el hijo pródigo dejó la casa de su padre y se fue a comer con los cerdos. En el libro de Rut tenemos el relato de una familia pródiga, y no solamente de un hijo pródigo.
Esta familia pródiga sería castigada allá en el país lejano. Todo pródigo será castigado en un lugar lejano. Pero cuando vuelve, no es castigado sino perdonado. Dios siempre recibe al hijo de Dios que se vuelve hacia Él desde un lugar lejano, donde ha sufrido la disciplina merecida.
Ahora, el nombre Elimelec significa “Mi Dios es Rey”. El nombre de su esposa Noemí significa “Placentera”, “Agradable”. Aquí están pues “Mi Dios es Rey” y “Placentera”. Nunca le sería posible a uno encontrar mejor pareja que ésta. Pero, observemos a sus hijos. Mahlón significa “enfermo” y Quelión significa “enclenque, consumido”. Esos son nombres extraños para hijos, pero parece que se los pusieron porque eran los más apropiados. Parece que Noemí vivía por encima de las circunstancias adversas y siempre apreciaba el aspecto positivo de la vida. Tenía dos muchachos enfermizos, pero nunca le sería posible a uno saberlo, al hablar con ella. Y hay muchas personas con un carácter agradable como el de ella.
Ahora, estas personas eran efrateos de Belén de Judá. Entraron en los campos de Moab. Y eso ya sería bastante malo, pero para colmo, continuaron viviendo allí. Recordando la parábola del hijo pródigo, una vez alguien preguntó: ¿Qué le habría pasado al hijo pródigo si hubiera muerto en la pocilga? Habría muerto siendo hijo. Nunca habría muerto siendo un cerdo. La familia de esta historia le pertenecía a Dios. Eran hijos Suyos, pero estaban en un lugar lejano y tendrían que regresar a casa.
Lucas 15:20
“Así que emprendió el viaje y se fue a su padre. Todavía estaba lejos cuando su padre lo vio y se compadeció de él; salió corriendo a su encuentro, lo abrazó y lo besó”.
En esta parábola, el padre velaba y esperaba. Se enfrentaba a un ser humano con voluntad propia, pero estaba seguro que su hijo volvería. De la misma manera, el amor de Dios es persistente y fiel. Dios nos buscará y nos dará oportunidades para responder, pero no nos obligará a ir a Él. Como el padre, Dios nos espera con paciencia y desea que recobremos nuestros sentidos y volvamos a Él. Solo basta que quieras regresar, para que Dios corra tu encuentro. Hermoso.
Continuara……
Feliz día, Dios los guarde y los proteja siempre.
Un abrazo.
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