Mateo 5:9
(RV) “Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios”.
(NTV) “Dios bendice a los que procuran la paz, porque serán llamados hijos de Dios”.
Cada bienaventuranza habla de cómo ser afortunado y feliz. Algunas versiones dicen felices o dichosos en vez de bienaventurados. Estas palabras no prometen carcajadas, placer ni prosperidad terrena. Jesús pone de cabeza el concepto terreno de la felicidad. Para Jesús, felicidad es esperanza y gozo, independientemente de las circunstancias externas. Para hallar esperanza y gozo, la forma más profunda de la felicidad es, sigamos a Jesús a cualquier costo.
Bienaventurados, significa tres veces bendecido. Si queremos que Dios nos honre, si queremos disfrutar de la vida, debemos ser pacificadores. Seamos ese tipo de persona que evita una pelea innecesaria. El mundo necesita hogares, familias, iglesias, relaciones en paz. Evitemos el modo pelea, este no debe ser nuestra inclinación diaria. El enojo consume nuestro tiempo y nuestra energía.
Felices los mansos o apacibles. Estos son los que se someten resignada y alegremente a los designios de Dios, y los que muestran toda mansedumbre para con todos los hombres.
Tito 3:1-2
“Recuérdales a todos que deben mostrarse obedientes y sumisos ante los gobernantes y las autoridades. Siempre deben estar dispuestos a hacer lo bueno: a no hablar mal de nadie, sino a buscar la paz y ser respetuosos, demostrando plena humildad en su trato con todo el mundo”.
La conducta de un verdadero creyente está marcada por la paz. Son los que pueden aguantar una provocación sin encenderse en ira, sino que permanecen en silencio o dan una respuesta suave; los que permanecen serenos mientras otros cometen grandes desatinos; cuando, en admirable paciencia, se mantienen dueños de sí mismos al mismo tiempo que son desposeídos de todo lo demás; los que prefieren sufrir y perdonar veinte injurias antes que vengarse de una.
Estos mansos o apacibles son presentados como felices, incluso en este mundo. Son felices porque son como Jesús, el manso y humilde de corazón. Son felices porque tienen el mayor consuelo, con el más pacífico disfrute de sí mismos, de sus amigos y de su Dios; preparados siempre para vivir, lo mismo que para morir.
Los pacificadores recibirán la tierra por heredad. Esta bendición lleva consigo, de una manera especial, la promesa de posesión del mundo con Cristo, cuando Él venga a posesionarse de los confines de la tierra, conforme a la profecía del Salmo 2:8, “Pídeme, y como herencia te entregaré las naciones; ¡tuyos serán los confines de la tierra!”. Incluso en la presente época, el que ejercita la mansedumbre y practica la paz, aunque sea objeto de burla y desprecio por parte del mundo, sirve eficazmente para promover la salud, la prosperidad material, la sensación de bienestar y seguridad.
Así que los pacificadores serán tres veces bendecidos con toda bendición del cielo y de la tierra, en el poderoso nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén.
Dios los guarde y los proteja siempre.
Un abrazo.
Pastor Kike Escobar (WMF)
Unidad Internacional de Oración (UIO)
Restoration Church UK
www.kikeescobar.com
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