Mateo 7:24-27
“Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.
Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina”.
Si analizamos detenidamente esta parábola, podemos observar que las mismas lluvias golpearon a los dos hombres, al prudente y al insensato, la diferencia está en que solo uno de los dos hombres quedó en pie, el prudente. La diferencia está, en que cuando honramos a Dios y le obedecemos, las tormentas de la vida, que vienen sobre justos e injustos, no van a tumbarnos, continuaremos en pie, firmes sobre la roca.
Edificar “sobre la roca” es ser un discípulo atento que responde a su maestro, en vez de ser superficial e hipócrita. Practicar la obediencia se convierte en fundamento sólido para resistir las tormentas de la vida.
Mateo 5:45
“Para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos”.
No importa que tan buenas personas seamos, de vez en cuando, va a llover sobre nuestras vidas. Ser personas de fe no nos exime de las dificultades. En los momentos difíciles tenemos que recordarnos a nosotros mismos: “Este no será el fin. Mi casa está construida sobre la roca. El enemigo no tiene la palabra final; Dios sí, él nos dice hoy, cuando todo termine, seguiremos en pie”.
Quizás seamos derribados, pero no noqueados. Probablemente suframos un revés y tengamos que pasar por algunos valles de sombra de muerte, sin embargo, no podemos desanimarnos y amargarnos la vida; todo ha sido parte del paquete que nos ha tocado en esta vida. Siempre va llover sobre justos e injustos.
Debemos mantener nuestra fe y tendremos nuestra promesa. Cuando el humo se despeje y el polvo se asiente, ya no seremos las víctimas, seremos los vencedores y estaremos en pie.
Si miramos hacia atrás, podremos ver cosas que nos debieron haber derrotado. Un divorcio, una separación, una adicción, una enfermedad, la pérdida de un ser querido. Sin embargo, seguimos en pie, seguimos felices, restaurados y enteros. Esa es la bondad de Dios. Dios ha soplado nueva vida en nosotros, nos ha sacado del foso de la aflicción y ha puesto un cantico nuevo en nuestros corazones y aquí estamos todavía en pie.
Hemos pasado por algunos lugares oscuros, por algunos lugares difíciles, pero también hemos visto la bondad de Dios. Hemos visto cómo nos levanta, nos restaura, nos sana y nos protege. Cuando evaluamos nuestra historia con Dios y recordamos lo que Él ha hecho en nuestras vidas, no podemos desanimarnos por las dificultades (las lluvias) que nos sobrevienen, no podemos molestarnos con la gente que habla negativamente de nosotros, no vamos a desmoronarnos cuando tengamos una decepción. Debemos tener siempre en cuenta, que el Dios que nos hizo atravesar la tormenta en pasado, Él nos hará obtener la victoria en el futuro.
Feliz día, Dios los guarde y los proteja siempre.
Un abrazo.
Pastor Kike Escobar (WMF)
Unidad Internacional de Oración (UIO)
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