Hechos 20:22-24
“Ahora, he aquí, ligado yo en espíritu, voy a Jerusalén, sin saber lo que allá me ha de acontecer; salvo que el Espíritu Santo por todas las ciudades me da testimonio, diciendo que me esperan prisiones y tribulaciones.
Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios”.
Estas palabras son parte del discurso de despedida del apóstol Pablo a los líderes de Éfeso y no podemos hacer un análisis completo de un discurso de despedida tan emotivo, pero hay cosas que resaltan en él, que si podemos comentar en este devocional.
Pablo exhorta y anima a sus amigos. Les recuerda su deber. Eran los encargados del rebaño de Dios. Esa no era una obligación que ellos habían elegido, sino para la que habían sido elegidos por Dios a través del Espíritu Santo. Los siervos del Buen Pastor tienen que ser buenos pastores del rebaño. Les recuerda los peligros. El contagio, la mezcla con el mundo siempre amenaza. Donde está la verdad, la falsedad ataca. Tendrían una guerra constante para mantener intacta la fe y la iglesia pura.
En toda la escena se respira un afecto y gozo tan profundo como puede albergar el corazón humano. Ese sentimiento debe estar presente en todas las iglesias; porque cuando muere el amor la obra de Cristo no puede más que secarse.
A menudo sentimos que la vida es un fracaso a menos que saquemos provecho de ella: reconocimiento, diversión, dinero, triunfos. Pero Pablo pensó que la vida no tenía valor, a menos que se use para la obra de Dios. Que lo que invirtió en la vida era más importante que lo que pudiera conseguir de ella. ¿Qué es más importante para usted, lo que ha conseguido de la vida o lo que ha invertido en ella?
Hay demasiada tristeza en este mundo. Muchas personas han perdido el gozo y la alegría de vivir y de servir a Dios. Están cargadas por los problemas, el sufrimiento y los desengaños. Nuestra tarea debe ser llevar gozo y alegría donde quiera que vamos. Ya existen bastantes personas amargadas a nuestro alrededor. Nuestro gozo y alegría deben destacarse entre la multitud. El apóstol Pablo nos enseña en esta despedida a servir con gozo y alegría a pesar de las circunstancias.
Que nuestro gozo y alegría en el servicio a Dios, sea tan cálido y contagioso, que otros quieran compartir con nosotros ese gozo y alegría. Querrán dejar la oscura atadura de la tristeza, el desánimo, la depresión y la desesperanza para situarse bajo la luz de nuestro gozo, optimismo y fe en nuestro amado Padre Celestial. Amén.
Dios los guarde y los proteja siempre.
Un abrazo.
Pastor Kike Escobar (WMF)
Unidad Internacional de Oración (UIO)
Restoration Church UK
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