Génesis 37:5-11
“Cierto día José tuvo un sueño y, cuando se lo contó a sus hermanos, estos le tuvieron más odio todavía, pues les dijo: Préstenme atención, que les voy a contar lo que he soñado. Resulta que estábamos todos nosotros en el campo atando gavillas. De pronto, mi gavilla se levantó y quedó erguida, mientras que las de ustedes se juntaron alrededor de la mía y le hicieron reverencias.
Sus hermanos replicaron: ¿De veras crees que vas a reinar sobre nosotros, y que nos vas a someter? Y lo odiaron aún más por los sueños que él les contaba.
Después José tuvo otro sueño, y se lo contó a sus hermanos. Les dijo: Tuve otro sueño, en el que veía que el sol, la luna y once estrellas me hacían reverencias. Cuando se lo contó a su padre y a sus hermanos, su padre lo reprendió: ¿Qué quieres decirnos con este sueño que has tenido? le preguntó, ¿Acaso tu madre, tus hermanos y yo vendremos a hacerte reverencias?
Sus hermanos le tenían envidia, pero su padre meditaba en todo esto”.
Dios le mostro a José en un sueño el propósito que tenía con él. Dios le mostro el final y la promesa fue plantada en su corazón. Sin embargo, Dios no le mostro el proceso, lo del medio diría yo.
Muchos años más tarde, José empezó a gobernar Egipto, uno de los pueblos más poderoso de la época, el sueño se cumplió;
Génesis 47:11-12
“Por lo tanto, José asignó la mejor tierra de Egipto, la región de Ramsés, a su padre y a sus hermanos, y los estableció allí, tal como el faraón había ordenado. Y José proveyó alimentos a su padre y a sus hermanos en cantidades proporcionadas al número de familiares, incluidos los niños más pequeños”.
Si observamos, Dios no le dijo a José que sus hermanos estarían celosos de él y lo arrojarían a una cisterna. No le dijo que sería vendido como esclavo, no le dijo que sería acusado falsamente y encarcelado. No podemos rendirnos cuando estemos en el proceso. No podemos rendirnos cuando la vida no tenga sentido, no olvidemos que la promesa está grabada en el corazón.
A veces sentimos que las cosas van hacia atrás, no vemos claro el camino, las cosas se complican y la decepción cada día parece decirnos justo lo opuesto a lo que Dios nos ha dicho o mostrado. No le demos cabida a la duda, sigamos creyendo, sigamos siendo lo mejor podamos ser. Dios no nos ha traído tan lejos para abandonarnos. Dios no nos ha fallado en el pasado, y no nos va a fallar en el futuro. Dios es fiel, no podemos desalentarnos.
Los inicios son divertidos muchas veces, y los finales emocionantes; sin embargo, el proceso del medio puede algunas veces ser complicado. Existen sueños en los que estamos creyendo, sabemos que Dios los ha plantado en nuestros corazones y las circunstancias muchas veces pueden hacernos pensar que hay demasiados obstáculos y nunca van a suceder.
Hoy Dios, te tiene leyendo este escrito para soplar nueva vida a tus sueños. Lo que Él ha puesto en tu corazón ya está en camino. El proceso ya comenzó. La persona adecuada para nuestras vidas, la sanidad, el progreso, ese nuevo proyecto, ya vienen en camino. No podemos perder la fe en el proceso, es tiempo de continuar confiando en lo que Dios nos ha hablado.
José se mantuvo fiel en su fe en el proceso, aun cuando la promesa se veía lejos, no se rindió. Puede que en ciertos momentos desmayemos, las dudas nos ataquen y venga la preocupación, somos humanos al fin al cabo. La clave está en no permitir que la fe se quiebre en el proceso. Debemos volver a estimular nuestra fe y creer en las promesas que Dios ha puesto en nuestro corazón.
Dios nos oculta parte de los detalles de sus planes, si nos los contará no avanzaríamos. El proceso nos hace crecer, la oposición, los desafíos, y las dificultades, hacen estirar nuestra fe y de esta manera nuestros músculos espirituales se desarrollan. Es el proceso el que nos lleva a la victoria, es en el proceso donde estamos siendo formados para grandes cosas. Tenemos Dios, confiemos en Dios.
Feliz día, Dios los guarde y los proteja siempre.
Un abrazo.
Pastor Kike Escobar (WMF)
Unidad Internacional de Oración (UIO)
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