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Testigos al mundo


Hechos 1:6-11

“Entonces los que estaban reunidos con él le preguntaron: Señor, ¿es ahora cuando vas a restablecer el reino a Israel? No os toca a vosotros conocer la hora ni el momento determinados por la autoridad misma del Padre, les contestó Jesús. Pero cuando venga el Espíritu Santo sobre vosotros, recibiréis poder y seréis mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra”.

Dios está visitando en la actualidad a los seres humanos para tomar de ellos un pueblo en el que se invoque Su nombre. Dios está llamando del mundo a personas que confíen en Jesucristo, y que el Espíritu Santo les bautice, uniéndoles al cuerpo de los creyentes, es decir, a Su iglesia.

Por lo tanto, cuando los apóstoles le preguntaron a Jesús si restauraría el reino “en este tiempo”, su respuesta fue que éste no era el tema para discutir en aquella época. Ni tampoco es el tema para discusión hoy. Muchos preguntan hoy: ¿No cree usted que Jesucristo vendrá pronto? Bueno, estimado amig@, permítame decirle algo. Yo sí creo que vendrá pronto, pero no tengo ningún derecho, ni autoridad para decirle a usted que vendrá pronto, porque no lo sé. Es que, ni a usted ni a mi nos corresponde saber los tiempos o las ocasiones. Eso no es lo importante para nosotros. Le aseguro que creo en la palabra profética, sin embargo, creo que podemos llegar a poner demasiado énfasis en la profecía. Creo que para crecer en la fe hace falta algo más que un estudio profético.

Entonces, ¿Cuál es nuestra misión en la actualidad? Observemos una vez más, que nuestro Señor no reprendió a Sus discípulos por la pregunta que le habían hecho. En lugar de eso, les enseñó que Él pensaba en otra cosa. Él les dijo: “No os toca a vosotros saber los tiempos o las ocasiones, que el Padre tiene autoridad para hacer. Pero recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra”.

Aquí está Su misión explicada en el versículo 8 de este capítulo 1 del libro de Hechos: Ésta es la comisión que todavía está en vigor en el día de hoy. Esta comisión no fue solamente a una institución corporativa, o sea a la Iglesia como un cuerpo. En realidad es más bien una comisión muy personal, un mandato que fue dado a cada creyente, individualmente. Esta comisión fue encargada a estos hombres aun antes de que el Espíritu Santo hubiera venido y formado la Iglesia.

Esta palabra, es un mandamiento personal que es para usted y para mí. Es nuestra misión, es nuestro trabajo, propagar la Palabra de Dios en el mundo. No podemos decir que le toca a la Iglesia enviar a los misioneros para proclamar el evangelio por medio de ellos, y quedarnos nosotros de brazos cruzados. Lo verdaderamente importante es lo que usted y yo estemos haciendo individualmente para proclamar la Palabra de Dios. ¿Ha llegado usted hasta lo último de la tierra como testigo del evangelio? ¿Ayuda usted a un misionero que sí lo ha hecho? ¿Colabora usted con un programa radio que difunde la Palabra de Dios? ¿Se ha comprometido usted personalmente con esa misión? Eso es lo importante.

Dios quiere que los seres humanos se salven. Esta es nuestra misión. Pero para poder propagar el evangelio necesitamos poder. Esa fue su promesa, “recibiréis poder”. Y nosotros necesitamos de la guía del Señor. Ante esta gran tarea, no hay ningún poder en nosotros, aunque sí hay poder en el Espíritu Santo. Es el Espíritu Santo quien se mueve a través de una persona, a través de alguna iglesia, o por medio de un programa de radio. La cuestión es si nosotros le permitimos actuar por medio nuestro.

El asunto es si le permitimos obrar por medio nuestro al Espíritu Santo. Recordemos la promesa: “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo”, y continúa diciendo, “y me seréis testigos” Es decir, nuestro testimonio es en cuanto a Jesucristo. Él es el centro de atracción. Luego dice: “en Jerusalén”, es decir en nuestro pueblo natal, en la ciudad donde fuimos ubicados por Dios. En toda Judea, se refiere a las ciudades vecinas, a nuestra comunidad, en nuestro país de origen. En Samaria, Samaria representa a aquellos con quienes NO nos relacionamos. Es posible que no nos reunamos con ellos socialmente, pero tenemos la responsabilidad y el privilegio de llevarles el evangelio. El evangelio es para todos, amigos, enemigos y desconocidos, no lo olvide.

Por último, este testimonio de Jesucristo debe llegar hasta los confines de la tierra. Nunca debemos perder de vista el hecho de que ésta es la intención del Señor. Él nos ha dicho que si le amamos, guardemos Sus mandamientos. Este mandamiento es personal. No podemos evadirnos de esta carga diciendo que la Iglesia lo está cumpliendo y que por tanto, no tenemos que comprometernos con ello.

¿Hasta qué punto se ha comprometido usted? ¿Hasta dónde llega usted en su testimonio de Jesucristo?

El poder del Espíritu Santo va a hacernos testigos de Jesucristo. Vamos a fijarnos en varias cosas en relación con el testimonio cristiano:

· Un testigo es alguien que puede decir: “Yo sé que esto es verdad”, En un juicio no se admite el testimonio de alguien que sabe algo porque lo ha oído por ahí; tiene que saberlo de primera mano y por propia experiencia. Un testigo no dice: “Me parece que sí”, dice: “Yo sé”. Somos testigos de la verdad.

· Un testigo verdadero no lo es sólo de palabra, sino en toda su vida. Somos leyendas vivas. Nuestras vidas hablan de la obra de Jesucristo en nosotros.

· Es un hecho que habla por sí mismo. En griego, la lengua en que se escribió el Nuevo Testamento, la palabra para testigo y la palabra para mártir son la misma. Un testigo tiene que estar dispuesto a ser un mártir. Ser testigo conlleva ser fiel a la verdad cueste lo que cueste.

El poder del Espíritu Santo no lo limita la energía ordinaria, involucra valor, entrega, confianza, conocimiento, habilidad y autoridad. Los discípulos necesitarían de todo esto para cumplir con su misión. Si usted cree en Jesucristo, puede experimentar el poder del Espíritu Santo en su vida y ser testigo de maravillosa obra.

Continuara…..

Feliz día, Dios los guarde y los proteja siempre.

Un abrazo.

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