Mateo 7: 7-8
“Sigue pidiendo y recibirás lo que pides; sigue buscando y encontrarás; sigue llamando, y la puerta se te abrirá. Pues todo el que pide, recibe; todo el que busca, encuentra; y a todo el que llama, se le abrirá la puerta”.
El Apóstol Pablo oraba para que las puertas se abrieran, Jesús nos enseñó a tocar las puertas para que se abrieran. El otro extremo es la gente que siempre está orando y sólo ora pero no trabaja, hay que tocar la puerta, llevar cotizaciones, llevar hojas de vida a las empresas. No sólo debemos orar, hay que actuar, realizar acciones bajo la bendición de Dios. También debemos saber qué puerta tocar, si quiere arreglar tu traje o pantalón no toca la puerta del médico, toca la puerta del sastre; si su hijo se quiebra el brazo toca la puerta del médico no la del sastre. Debemos orar por la puerta pero también debemos tocar la puerta adecuada, la que corresponde.
Si buscas un empleo toca la puerta que más probabilidades tienes que se abra, si eres ingeniero toca puertas donde se necesite un ingeniero, si estás estudiando medicina no toques la puerta de un bufete de abogados, toquemos puertas donde hayan probabilidades y digan: “Lo estábamos esperando”. Normalmente cuando alguien está orando de este lado de la puerta hay otro orando del otro lado de la puerta.
Tenemos que pedirle a Dios no solo que se abra la puerta, sino la oportunidad de tocarla de la manera correcta. Existe gente que toca la puerta de nuestra casa y uno sabe quién es, todos tenemos diferente estilo para tocar puertas, tenemos nuestra propia personalidad para tocar el timbre, pero hay quienes tocan las puertas con arrogancia, con altanería y con esa actitud no hay puertas que quieran abrirse. Algunos han golpeado puertas, el Señor dijo “Tocad y se os abrirá”, no dijo “golpeen y se os abrirá”. Toquemos amablemente, hay que saber cómo y cuándo. Hay gente que toca la puerta fuera de hora, debemos saber el momento correcto para tener acceso. No solo basta con orar a Dios, también hay que llamar para que se nos abra.
No sólo debemos esperar que Dios abra la puerta sino que debemos entrar como se debe. Debemos pedirle a Dios sabiduría para aprovechar la puerta que se abre, hay gente que se les abre la puerta y no la aprovechan o la aprovechan mal, llegan tarde, no van preparados, no están listos para el día en que se abre la puerta. Si le pedimos a Dios que nos abra una puerta, Dios está diciéndonos “Prepárate para el día que te la abra”.
Debes saber qué tipo de puerta se te abre para saber qué hacer cuando se abra. Pablo decía “oren no sólo para que se me abra la puerta, oren para que sepa cómo predicar”. ¿Cómo pide Pablo que oren para que supiera cómo predicar si era el mejor para hacerlo? Lo pedía porque no en todos los lugares se predica igual, no a todo cliente se le trata igual. Hay que saber cómo tocar la puerta, cómo entrar por ella y qué hacer cuando se abra, no sabes cuáles son las puertas que se te van a abrir y que te llevarán a las siguientes.
Dios abre puertas porque Dios es bueno. Por todas las generaciones Dios abrirá puertas y cuando entremos por ellas debemos entrar con gratitud. Cada vez que alguien sea usado por Dios para abrirte una puerta, tómese el tiempo para sentarte con él o ella, no para discutir de su nuevo cargo o negocio, tómese el tiempo para decir, “Muchas gracias por haberme abierto las puertas”. En ese momento usted está cerrando bastante la probabilidad de que rápido se las cierren.
Cuando Dios nos abre puertas, lo primero que debemos hacer, es levantar las manos al Señor y decir, “Señor gracias, no pensé que puertas tan especiales se me iban a abrir, gracias por el trabajo, gracias por esta negociación, porque de aquí viene la provisión para mi familia, gracias por haberlas abierto”. No sea espiritualmente altivo y no diga que fue Dios el que le abrió una puerta y no los hombres, Dios usa a hombres para abrir puertas, a Dios le agrada que le den gracias a Él y también a las personas.
Pídele a Dios que te ayude a conservar las puertas abiertas, pídele que te de sabiduría, que te ayude a mantener tu testimonio, que te use en ese lugar, que puedas ser responsable delante de él, que puedas agradarlo con la forma en la que te conduces en las puertas que te abrió. Cuando Dios abre una puerta no sólo lo debes alabar, debes entrar con alegría, debes entrar por las puertas de tu oficina con alegría, es una puerta que se abre, cuando llegues a tu casa o a tu apartamento entra dando gracias por tu hogar, gracias por la familia que tienes, por los amigos que Dios ha puesto en tu camino para abrirte puertas.
Las puertas significan mucho, significan oportunidades. Debemos dar gracias a Dios por ellas y después ir con la gente y ser agradecidos, porque detrás de una puerta hay alguien, la puertas están vinculadas con alguien, no se pelee con la gente, seamos agradecidos, porque jamás podremos saber cuál es la siguiente puerta que nos toca tocar, y quizás detrás de esta puerta esté la persona que menospreciamos, que rechazamos, con la cual estamos disgustados.
Le damos gracias a Dios por las puertas que se nos han abierto, por las grandes y las pequeñas, por permitirnos entrar con dignidad, con buen testimonio, con humildad, con sencillez de corazón, conscientes de que es por Él y que lo que viene es grande.
Levantemos nuestras manos y demos gracias a Dios por las puertas que se nos han abierto, demos gracias por la oportunidades de negocios, de tener una familia, de tener buenos amigos, imaginemos todas las puertas por las que pasamos todos los días físicamente, por las que entramos y salimos, damos gracias por todas las puerta, las del auto que abres para conducir, la de los buses, las puertas son las que nos dan acceso.
Feliz día, Dios los guarde y los proteja siempre.
Un abrazo.
Pastor Kike Escobar (WMF)
Unidad Internacional de Oración (UIO)
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