“Por eso dice el Señor: Vuélvanse a mí ahora, mientras haya tiempo; entréguenme su corazón. Acérquense con ayuno, llanto y luto.
No se desgarren la ropa en su dolor sino desgarren sus corazones. Regresen al Señor su Dios, porque él es misericordioso y compasivo, lento para enojarse y lleno de amor inagotable.
Está deseoso de desistir y no de castigar. ¿Quién sabe? Quizá les suspenda el castigo y les envíe una bendición en vez de esta maldición.
Quizá puedan ofrendar grano y vino al Señor su Dios, como lo hacían antes”.
Dios dijo al pueblo que se volviera a Él mientras todavía había tiempo. El tiempo corría y la destrucción pronto les vendría encima. El tiempo también corre para nosotros. Debido a que no sabemos cuándo nuestra vida llegará a su fin o Jesucristo venga por nosotros, debemos volvernos al Señor ahora mientras podemos. No permita que nada le impida volverse a Dios.
Muchas veces la gente se desgarraba las ropas en demostración de profundo remordimiento. El rasgarse las vestiduras era una práctica común en tiempos de duelo y contrición. Simbolizaba un corazón roto y un espíritu herido. Aquí Joel llama al pueblo para que experimente lo que el simbolismo evoca: corazones dolidos y la confesión de sus pecados. Sin embargo, Dios no quería una demostración exterior de penitencia sino un arrepentimiento interno y genuino. Asegúrese de que su actitud hacia Dios sea correcta y no solo en lo externo.
En estos versículos podemos observar las razones que existen para volverse al Señor. Porque es misericordioso y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y se arrepiente de infligir el mal. Cuando estudiamos la Palabra de Dios, en algunos pasajes, vemos más extensamente la cuestión de qué significa cuando Dios se arrepiente. Cuando los israelitas se encontraban en Egipto Dios envió sobre aquel país plaga tras plaga para dar a Faraón la oportunidad de arrepentirse y volver a Él, pero no lo hizo. También en los días de Jonás Dios envió a este profeta a predicar a los habitantes de Nínive para que Él no destruyera la ciudad. Sin embargo, Nínive si se arrepintió y por lo tanto, Dios no destruyó la ciudad. Pareció como si Dios hubiera cambiado su forma de pensar, después de haber dicho que destruiría la ciudad, pero no había cambiado de opinión. Dios es inmutable (inalterable). Él es siempre compasivo, misericordioso y lento para la ira, solo debemos buscarlo con un corazón arrepentido y humillado.
Estimad@s amig@s, nosotros podemos depender de Dios siempre. Al ser inmutable, cuando un pecador se arrepiente y vuelve a Él, Dios dice, en efecto; “Tú estabas bajo mi juicio, pero ahora que te has vuelto a Mí, no te castigaré”. Así que Dios es siempre compasivo y dispuesto a perdonar.
Si estamos en comunión con Dios nunca nos abandonará la esperanza. Aun en las circunstancias más extremas, podemos volver nuestro corazón al Señor y hallar auxilio y salvación. Dios nunca se manifiesta en forma cruel o vengativa. Por el contrario, el Señor es misericordioso y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia y verdad.
Para terminar, Dios le dice al pueblo, “Quizá puedan ofrendar grano y vino al Señor su Dios, como lo hacían antes”. En otras palabras, el Señor les estaba diciendo que los iba a bendecir nuevamente en el campo y en las viñas, y ellos podrían entonces tener el fruto suficiente como para ofrecer las ofrendas de cereales y las ofrendas en las que derramaban vino o aceite en la presencia del Señor.
Dios nos ha prometido dos bendiciones por cada dificultad y esta promesa está sujeta a un arrepentimiento genuino. No permitamos que las bendiciones se detengan por no tener un corazón arrepentido.
Feliz día, Dios los guarde y los proteja siempre.
Un abrazo.
Pastor Kike Escobar (WMF)
Unidad Internacional de Oración (UIO)
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