1 Samuel 18.17-30 (por favor leer antes de continuar el devocional)
David era entonces el personaje aceptado por la nación. Saúl se había estado preguntando como le podría atrapar y finalmente decidió aplicar un método ingenioso. Le prometió a David su hija Merab como esposa, con la condición de que continuase su guerra contra los filisteos, esperando que fuese muerto en alguna batalla. Al final ese proyecto no resultó viable y entonces Saúl optó por otro, de modo que le daría a su hija menor Mical por esposa. Eso colocaría a David en la familia real, donde estaría al alcance de Saúl en todo momento.
Creemos que David nunca llegaría a amar de veras a Mical. Las Escrituras dicen aquí que ella le amaba a él, pero veremos que por fin llegó el día cuando ella se burlaría de él y le despreciaría; y él a su vez la dejaría. A veces nos sentimos inclinados a culpar a David por casarse tantas veces; no obstante la verdad es que tuvo con aquella mujer un mal comienzo en su vida sentimental.
“Pero Mical, la otra hija de Saúl, amaba a David. Le fue dicho a Saúl, y a este le pareció bien”.
Dice aquí que Mical amaba a David, pero quisiéramos aclarar que no era esa clase de amor que se necesita para que un matrimonio tenga éxito. En el principio ese amor se basaba en la admiración de ella por el héroe famoso. Sin embargo, como ya anticipamos, llegó el día cuando ella le perdería el respeto, y le despreciaría en público, poniéndole en ridículo cuando David, ya ejerciendo como rey, expresara en público su entusiasmo por Dios.
Los versículos 21 al 30 revelan que Saúl pensó que por medio de este matrimonio podría conducir a David hacia una situación de peligro que le causara la muerte. Y exigió como dote 100 prepucios de filisteos, para poder celebrar la boda. Pero David luchó contra los filisteos, obteniendo así la dote requerida. Vemos, pues, que ni aun con este matrimonio pudo Saúl cumplir sus planes en cuanto a David. Vio sus planes frustrados, y le temió incluso más al observar cómo prosperaba.
Cuando David cumplió la condición de presentar 100 prepucios de filisteos, para llegar a ser yerno del rey, no sospechaba que el rey buscase su mal en dicha empresa. Sabía que Dios estaba con él y, por eso, fuesen cuales fuesen los propósitos y las esperanzas de Saúl, David no tuvo miedo de caer en manos de los filisteos a pesar de lo mucho que se exponía al llevar a cabo tal empresa. Incluso después de estar casado con la hija del rey, David continuó prestando sus buenos servicios a Israel. Cuando los príncipes de los filisteos salieron a campaña una y otra vez, David estuvo siempre presto a hacerles frente y tenía más éxito que todos los siervos de Saúl.
La ley eximía de ir a la guerra durante el primer año del matrimonio, pero David amaba a su país demasiado como para hacer uso de tal excepción. David no amaba a Mical, se había casado para agradar al rey Saúl y eso era evidente en su comportamiento. Cuando un matrimonio se lleva a cabo con las motivaciones incorrectas, tarde que temprano sucumbirá. Qué triste esto.
Podemos observar cómo sacó Dios bienes para David, aun de los malos planes de Saúl contra él. Saúl le dio su hija para que le sirviera de lazo y de trampa. Pero en este punto le salieron mal a Saúl sus planes. Saúl pensaba que, encargándole servicios peligrosos, se desharía de él, pero cuantas más batallas libraba contra los filisteos, más famoso se hacía su nombre, con lo que el futuro acceso al trono se le hacía cada vez más fácil.
Dios los guarde y los proteja siempre.
Pastor Kike Escobar (WMF)
Unidad Internacional de Oración (UIO)
Restoration Church UK
www.kikeescobar.com
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