2 de Samuel 5:11-12
“También Hiram rey de Tiro envió embajadores a David, y madera de cedro, y carpinteros, y canteros para los muros, los cuales edificaron la casa de David. Y entendió David que Jehová le había confirmado por rey sobre Israel, y que había engrandecido su reino por amor de Su pueblo Israel”.
Edificaron la casa del rey David: Esto mostró la influencia y la importancia de David. Reyes vecinos lo honraron con los mejores artesanos y madera para construir un palacio. Esta relación con Hiram rey de Tiro mostró que David era más que un hombre de guerra. Él sabía cómo construir alianzas políticas importantes, era un estratega militar.
Y entendió David: David sabía tres cosas que hicieron su reino grande. Cada líder de Dios debe saber bien estas tres cosas.
1. Entendió David que el Señor le había confirmado por rey sobre Israel: David sabía que Dios lo llamó y lo confirmó como rey sobre Israel. Debemos tener claro nuestro llamado y confirmarlo, actuando obedientemente.
2. Había engrandecido su reino: David sabía que el reino le pertenecía a Dios, era Su reino. Todo es de Dios, nunca lo olvides.
3. Por amor de Su pueblo Israel: David sabía que Dios quería usarlo como una vía para bendecir a Su pueblo. No era por amor a David que había sido elevado, sino por amor de Su pueblo Israel. Dios ama a Sus hijos, ama a Su pueblo, y hará todo por bendecirlo.
2 de Samuel 5:13-16 Las muchas esposas de David.
“Tomó David más concubinas y mujeres de Jerusalén, después que vino de Hebrón, y le nacieron más hijos e hijas. Estos son los nombres de los que le nacieron en Jerusalén: Samúa, Sobab, Natán, Salomón, Ibhar, Elisúa, Nefeg, Jafía, Elisama, Eliada y Elifelet”.
Tomó David más concubinas y mujeres: Esta fue una desobediencia directa a Deuteronomio 17:17; “El rey no tomará para sí muchas mujeres, no sea que se extravíe su corazón, ni tampoco acumulará enormes cantidades de oro y plata. Ni tomará para sí muchas mujeres, para que su corazón no se desvíe”.
En otras palabras, formó un harén al estilo de los reyes orientales. ¿Le alabaremos por ello? ¡Ciertamente, no! No podemos alabarle, ni justificarle, ni siquiera excusarle. Quizá pensaba que de esta forma fortalecería sus intereses, multiplicaría sus alianzas e incrementaría la familia real, pero iba claramente contra la ley de Dios. Y aun teniendo tantas mujeres y concubinas, todavía codició la única mujer de su prójimo y abusó de ella. Una vez que los hombres rompen la barrera, no hay nada que les contenga.
Existían tres ordenanzas Bíblicas para ordenar a un rey, Deuteronomio 17:15-17 los describe:
“Asegúrate de nombrar como rey a uno de tu mismo pueblo, uno que el Señor tu Dios elija. No aceptes como rey a ningún forastero ni extranjero.
El rey no deberá adquirir gran cantidad de caballos, ni hacer que el pueblo vuelva a Egipto con el pretexto de aumentar su caballería, pues el Señor te ha dicho: “No vuelvas más por ese camino”.
El rey no tomará para sí muchas mujeres, no sea que se extravíe su corazón, ni tampoco acumulará enormes cantidades de oro y plata”.
Los reyes israelitas debían distinguirse de los monarcas de los pueblos vecinos por las normas de conducta dictadas en la Ley. Esto anticipó el establecimiento del trono davídico y el reinado de Cristo. Se puede decir con tristeza que las subsecuentes monarquías de Israel violaron estas tres prohibiciones.
Le nacieron más hijos e hijas: ciertamente David (y todos los demás) vieron a todos estos niños como una señal de que Dios bendijo a David y a todos sus matrimonios. Sin embargo, la mayoría de los problemas en la vida de David, provenían de sus relaciones con las mujeres y problemas con sus hijos.
Frecuentemente, es verdad que las semillas de nuestros futuros problemas son sembradas en tiempos de gran éxito y prosperidad. En cierta manera, David manejó mejores las pruebas que el éxito.
Dios los guarde y los proteja siempre.
Pastor Kike Escobar (WMF)
Unidad Internacional de Oración (UIO)
Restoration Church UK
www.kikeescobar.com
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